EDINSON CAVANI es un objeto de deseo que se acerca y se aleja de Boca según pasan los días, las horas e, incluso, los minutos. La ilusión xeneize crece y se esfuma casi de forma ciclotímica, y pasa en un santiamén de ser un hecho a una quimera. Pero hay un enemigo serio y silencioso: el reloj. 

El sábado 29 de julio a las 19 es el límite establecido para presentar las listas de jugadores a utilizar en la próxima instancia de Copa Libertadores y Boca quiere a Cavani para reforzar su plantel de cara a ese gran refuerzo, pero algunos obstáculos se interponen en la consecución de ese objetivo.

La primera traba que separa al futbolista del club argentino es la esquiva rescisión con Valencia. Al delantero le queda un año de contrato en el que debería percibir 3 millones de euros. Cuando parecía habrer acuerdo por alrededor de 1.3 millones en cuotas, apareció una dificultad: el pedido de una comisión para su representante.

Una vez que eso se resuelva, uno de los símbolos de la Celeste viajaría a Salto, su ciudad natal, para reencontrarse con su familia. De allí se trasladaría a Buenos Aires cuando todos los puntos de su convenio con Boca estén cerrados. Hay fuentes que hablan de un total acuerdo sellado en diálogos directos de Cavani con Juan Román Riquelme y otras que señalan que aún no hubo una propuesta formal.

En medio de todo ello aparecen serios competidores para las aspiraciones boquenses. Desde el fútbol árabe, los millones caen con la fuerza de una lluvia tropical, pero el goleador ya está hecho económicamente y priorizaría cuestiones deportivas y afectivas por sobre las económicas. No estaría dispuesto a sobrellevar el cambio de vida que le demandaría un salto de costumbres tan abrupto.

En lo que tiene que ver con objetivos deportivos, desde Brasil asomaron fuertes rumores de ofertas provenientes de gigantes como Flamengo, que también tiene la Libertadores por delante, y Corinthians, que enfrentará a Newell's en los octavos de la Copa Sudamericana. También apareció Gremio como opción si su compatriota Luis Suárez se muda a Miami para acompañar a Lionel Messi.

"Habrá que esperar": una verdad de perogrullo y una frase cliché a la que Boca no tiene otra opción que amoldarse mientras dependa de factores externos que sólo Cavani puede desbloquear.