BOCA respiró aliviado tras el 1-0 ante Vélez que le permitió ponerle paños fríos a las dudas, más allá de un rendimiento poco lucido. Los tres puntos ayudaron al entrendor Diego Martínez a aventar dudas y a instalar el chip positivo para un equipo que todavía no ingresó en fase de descanso por el bache que genera la Copa América.
Es que el miércoles se enfrentará por la Copa Argentina a Almirante Brown, en Mendoza, un torneo que puede servir como pasaporte a la ansiada Copa Libertadores que en este 2024 el Xeneize miró impensadamente desde la ventana.
De pasar a la Fragata se topará en octavos a un durísimo rival como Talleres, de gran presente y puntero de la Liga Profesional, además de aguardar en la misma instancia de la Libertadores a River.
Después del éxito del viernes, el plantel no tuvo descanso y se entrenó en el predio de Ezeiza, en donde ya comenzó a dar indicios de que Gary Medel podría debutar contra el conjunto de Isidro Casanova en la posición de volante central o al menos sumar minutos, lo que lo haría volver a su antigua ubicación. En los últimos tiempos su faceta pasó a ser la de zaguero.
Del trabajo participaron mayormente los que no jugaron contra la V Azulada para un duelo en el que podría volver Marcos Rojo como titular y en el que Nicolás Figal, ante la ausencia de Luis Advíncula, afectado a la Selección de Perú en la Copa América, se correría al lateral derecho en lugar de Marcelo Saracchi.
Tras el descanso del domingo, los futbolistas volverán a la acción el lunes en Ezeiza y el martes después del mediodía se trasladarán a la provincia de Mendoza.