BOCA Y RIVER ensayaron una gran sonrisa la semana pasada tras la consagración de Vélez en la Liga Profesional: el Xeneize se aseguró un lugar en la fase preliminar de la Copa Libertadores 2025 y el Millonario confirmó su clasificación a la fase de grupos por undécima edición consecutiva.
Lo que pocos imaginaron tras la definición es que, en caso de alinearse los planetas, podría haber un Superclásico en la fase de grupos de la Copa.
La primera condición es, lógicamente, que Boca atraviese con éxito las dos fases: ganar dos llaves para asegurarse su espacio en la fase de grupos y esperar que el sorteo los empareje.
El contrincante del equipo de Fernando Gago será el ganador de la llave E2 de la fase 1: Nacional de Paraguay o Alianza Lima de Perú. En caso de avanzar a la fase 3 se medirá con Independiente Santa Fe de Colombia o Deportes Iquique de Chile. Definirá ambas llaves en condición de local y, de pasar los dos escollos, se meterá en la fase de grupos.
La característica de la situación es que, al jugar ala fase 2, Boca no está exento de compartir la zona con otro equipo argentino, una eventualidad imposible si el Xeneize se hubiera metido de manera directa a los grupos.
Si Boca se impone en las llaves de la fase 2 y de la fase 3, entonces, estará en el Bombo 4 del sorteo de la fase de grupos junto con los otros tres ganadores de la fase preliminar, lo que podría arrojar un presunto Superclásico en caso de confirmarse la condición de cabeza de serie para ocupar el Bombo 1.
La Copa Libertadores 2025 comenzará la primera quincena de febrero con las eliminatorias de la fase 1. El estreno de Boca en el máximo certamen continental tendrá lugar entre el 18 y el 20 de febrero, en condición de visitante, por la ida de la fase 2. Luego definirá la serie una semana después en la Bombonera.
En caso de clasificarse para la fase 3 de la instancia preliminar, el equipo de Gago actuará entre el 4 y el 6 de marzo por la ida, mientras que una semana después jugará la revancha para entrar a la fase de grupos.