ERIC CANTONA protagonizó uno de los momentos más inolvidables de la Premier League cuando el 25 de enero de 1995 le lanzó una patada karateca a un hincha rival que lo había insultado.
Después del incidente, Cantona recibió una sanción de ocho meses para jugar al fútbol y una pena de dos semanas de prisión, que se redujo a 120 horas de servicio comunitario en apelación
Treinta años después, sigue siendo uno de los incidentes más impactantes ocurridos en un campo de fútbol profesional.
La carrera de Cantona hasta ese momento había sido tremenda pero tempestuosa, y su mal genio se disparó nuevamente cuando pateó al defensor del Crystal Palace, Richard Shaw, y fue expulsado por el árbitro Alan Wilkie.
Cantona fue escoltado por la línea de banda hacia el vestuario por el utillero del United, Norman Davies. Entre la multitud del Palace que pasó cerca se encontraba Matthew Simmons, que provocó al francés, quien terminó arrojándose con los pies para adelante con una patada estilo kung fu.
Cantona aterrizó sobre los carteles publicitarios y, tras ponerse de pie, soltó una serie de puñetazos en dirección a Simmons antes de que Davies lo sujetara. Con la ayuda de un auxiliar de campo y del arquero del United, Peter Schmeichel, Cantona fue conducido hacia el túnel y alejado de cualquier otro punto conflictivo.
Pero la suerte estaba echada. Cantona fue inmediatamente suspendido por el United por el resto de la temporada; la Asociación de Fútbol extendió la suspensión a ocho meses en total.
Inicialmente fue sentenciado a dos semanas de prisión por su agresión a Simmons, pero esta sentencia se redujo a 120 horas de servicio comunitario en apelación.
Esta reducción se dio luego de una apelación exitosa, en la que Cantona dio su única respuesta pública al asunto en ese momento, diciendo a los medios reunidos: “Cuando las gaviotas siguen al pesquero es porque creen que arrojarán sardinas al mar”.
En 2021 habló sobre el incidente de Selhurst Park en el documental The United Way, diciendo: “Me han insultado miles de veces y nunca he reaccionado, pero a veces eres frágil. De una sola cosa me arrepiento. Me hubiera encantado haberle dado una patada aún más fuerte”.
Gran parte de la carrera de Cantona fue inolvidable, pero podría decirse que ningún otro momento se recuerda tan vívidamente como lo que ocurrió aquella noche en el sur de Londres hace tres décadas.