LEANDRO PAREDES es un jugador fundamental para la estructura que armó el entrenador Claudio Ranieri desde su llegada a Roma y le cambió la realidad radicalmente, ya que en tiempos de su antecesor, Ivan Juric, el volante de la Selección Argentina era un abonado al banco de suplentes.

Fue en esa época aciaga que comenzó a tejerse la posibilidad de que el futbolista nacido en Boca concretara su ansiado retorno, algo que siempre tuvo como objetivo y que comenzó a hacerse más palpable en las últimas semanas.

A la par de su ingerencia en el conjunto de la capital italiana y su protagonismo como capitán, se hicieron más fuertes los rumores de un retorno inminente, aún más acrecentado este jueves cuando salió a la luz que Paredes llamó a Juan Román Riquelme, presidente Xeneize, para decirle que quería que se concrete ya mismo.

Entre ofertas económicas insuficientes y contrapropuestas que se acercan más a las pretenciones del jugador, fue titular en el triunfo por 2-0 contra Eintracht Frankfurt para pasar a los playoffs de la Europa League. Ranieri determinó su reemplazo a los 61' y al argentino no le gustó nada: salió con cara de enojado y hasta pateó una botella de agua.

En la conferencia de prensa posterior, al conductor le consultaron sobre cuál sería su sentimiento si se quedara sin un elemento al que considera tan valioso, a lo que respondió: "Me entristecería si se va Paredes porque perderíamos a un campeón del Mundo y a un jugador increíble que cuando no jugaba se entrenaba a mil por hora y es un ejemplo para sus compañeros".

Ranieri reconoció, no obstante, que "entiendo las exigencias de cada familia y de cada jugador. Pero él a mí no me dijo nada".