"No sé si la foto es buena o mala. No sé si a ustedes les provocará emoción o indiferencia. Pero para mí tiene un valor increíble, porque en la imagen quedaron encerradas muchas cosas. Pertenece al Gran Premio de la República Argentina que se corrió en nuestro autódromo en el 54 y de más estaría contarles que ésa era cada año la carrera más difícil y comprometida para mí. Porque todos esperaban que yo ganara y eso me obligaba a esforzarme como nunca y a enfrentar hombres que harían lo imposible —deportivamente hablando— para impedirlo. Y allí estoy, bajo la lluvia, después de haber parado para colocar las gomas que se usaban sobre piso mojado y para instalar una visera en mi casco. Me acuerdo que aquella tarde corrí diez vueltas increíbles hasta lograr la punta, me acuerdo que el cielo estaba cada vez más negro, me acuerdo que sobre el auto no llegaba a explicarme cómo hacían los fotógrafos para aguantar el aguacero. Por eso quiero tanto a esta foto, que es el símbolo de uno de mis triunfos más difíciles..."