Se cumplen 40 años de la única final mano a mano que jugaron Boca y River en 85 años de fútbol profesional en la Argentina, que quedó en la historia por ese particular hecho y por el tiro libre que Rubén Suñé pateó ante una distracción de la barrera millonaria para darle el triunfo y el título del Campeonato Nacional 1976 a los xeneizes.
Ese 22 de diciembre caluroso y soleado, una multitud que se calculó en más de 70.000 personas marchó desde temprano para la cancha de Racing, dispuesta a ver un Superclásico especial, ya que definía un campeonato que podía ser el doblete de ese año para el equipo que dirigía Juan Carlos Lorenzo, que ya había festejado el título en el Metropolitano.
Ambos equipos se habían quedado con sus grupos. Boca le había ganado un desempate a Quilmes para quedar como líder de la zona A, mientras que River resultó primero en el grupo B.
Boca avanzó a semifinales tras derrotar por 2 a 1 a Banfield, también en el Cilindro de Avellaneda, y el club de Núñez derrotó con el mismo marcador a Quilmes. Para llegar a la final, el equipo del Toto Lorenzo dio cuenta de Huracán por 1-0 (igual marcador que en un partido definitorio del Metropolitano) y los dirigidos por Ángel Labruna vencieron por 1-0 a Talleres de Córdoba.
Trabado, tenso y con el respeto lógico que dos rivales de esa envergadura se podían tener. Así arrancó el partido a las 9 de la noche, hasta que River (bicampeón 1975) llegó a través de Juan José López, quien le pegó de lejos cuando vio a Hugo Gatti adelantado. El Loco voló y tocó apenas la pelota para mandarla al córner, en medio de la ovación de sus hinchas. Pedro González, Luque y Pinino Más también arrimaron peligro, pero nada parecía romper el cero.
Boca tenía dos alfiles para llegar con pelotazos en diagonal, el Heber Mastrángelo y el Rengo Felman, mientras el Toti Veglio trataba de crear con la pelota sobre el piso, con un gran despliegue de Jorge Ribolzi, que también aportaba juego. Pero el empate no se modificaba.
A los 27 minutos del segundo tiempo, le cometieron una infracción a Veglio cerca del área, y en ese momento se cumplió lo que Arturo Ithurralde había avisado en los vestuarios sobre nuevas (en ese momento) instrucciones de la FIFA.
"Antes de empezar el partido el árbitro nos dijo a los capitanes (Roberto Perfumo llevaba la cinta en River) que no era necesario tocar el silbato para patear un tiro libre. Que si había la distancia correspondiente, se podía tirar", contó después muchas veces el Chapa Suñé.