BOCA copó Rio de Janeiro desde que comenzó la semana. Decenas de miles de hinchas xeneizes fueron llegando a tierras brasileras.
Sin embargo, la gran mayoría de ellos viajaron ya sin entreada o con la intención de conseguir una allí, pero sin éxito alguno. Por eso, debieron encontrar otro lugar para ver el encuentro.
Pese a las negociaciones de Daniel Scioli y el consulado argentino en Río para poner una pantalla gigante cerca del estadio o abrir el famoso Sambódromo, el gobierno brasilero desistió de las propuestas.
Debido a esto, los fanáticos xeneizes que no ingresaron al Maracaná coparon los bares del icónico barrio Copacabana, mismo lugar donde se hicieron los banderazos.