Cuando Carlos Babington asomaba en la primera de Huracán, a fines de 1969, Horangel lo invitó a su programa de televisión, "Los doce del signo". Allí, fuera de cámara, le dijo que los astros le eran favorables y que 1970 iba a ser su gran año.
— ¿Y cómo te fue? —inquirió un amigo, tiempo después.
—i Fenómeno! Me pasé todo el año haciendo banco. Cuando entré, me echaron y me ligué diez fechas de suspensión. iY para colmo me tocó hacer la conscripción!
iCómo cambiaron los tiempos! Cuando Miguel Angel Brindisi apareció como la gran revelación, tenía 17 años y la mayor crítica que le hacían hoy sería el mejor elogio. A Miguelito le reprochaban que corría mucho. "Corre más que la pelota", decían algunos. Otros sostenían que no tenía freno. Por eso, cuando un periodista quiso saber la razón y se lo preguntó, recibió esta respuesta:
—Porque me dan cuerda antes de empezar el partido. .
Miguelito Brindisi y Carlos Babington eran amigos desde la infancia. Amigos de barrio —Parque Patricios—y después, en las inferiores y en la primera de Huracán, se hicieron tan compinches en el juego que, cuando al Inglés lo transfirieron a Alemania, la hinchada decía que Brindisi era la viuda de Babington...