Allá, en la punta izquierda, donde la bandera hace triángulo con las dos rayas, está su jurisdicción. Y ahí se hace propietario de todos los compromisos. De las entregas de Leyes. De las devoluciones de Babington. Y desde ahí siempre salió Huracán. A veces, la pelota es explosivo. Ya arde antes de llegarle a destino. Pero el Lobo siempre resuelve. Y si no puede, tampoco se la roban. Porque la defiende con doble vuelta de llave y además una combinación particular, que es inviolable. Un amague para adentro. La media vuelta hacia afuera. Otro amague. Y a seguir por la raya aunque apenas si queda medio metro para seguir maniobrando. Pero la pelota nunca se la roban... Y la pelota siempre sale jugada. Y bien jugada. Más que con seriedad, con la jerarquía de señor que hay en Carrascosa. En la cancha y fuera de la cancha. Para jugar y para vivir en esos valores que denuncian al que hace una religión de los valores reales del hombre... En el respeto a sí mismo y por los demás. En la discreción. En la sobriedad. Pero en esa dignidad para sentirse alguien. Así, como uno lo ve allá en su jurisdicción de la punta izquierda de Huracán, de la que a veces se aleja para meter un cruce de cuarenta metros como en el segundo tiempo. O para irse por la raya acompañando el ataque Después, otra vez de regreso a darle la salida a Leyes, a buscarse con Carlos Babington, a marcar, a resolverle todo el arranque a este Huracán que a veces se somete y sucumbe a la asfixia... LO MEJOR DEL PARTIDO. Desde allá; desde el triángulo que la bandera del comer forma con las dos rayas laterales…
Por Osvaldo Ardizzone.