Amanecer del siglo. Nacer del deporte. Unos cuantos señores de cilindro y levita trajeron al pueblo una palabra extraña que se recibió con recelo pero que se difundió con entusiasmo. Deporte era fiesta de juventud. Carreras, saltos, esgrima, lucha, gimnasia, pesas, natación, atletismo... Los muchachos todos, hacían de todo. Los nombres se conocen: Newbery, Delcasse, Thompson, Mascías, Lagleyse... Al mismo tiempo llegaba otra novedad sin término de espacio: aviación...
Y ya retumbaban los frontones con el fragoroso vaivén de la pelota dura en la mano limpia, en el guante de cesta o de remonta, en la pala ancha y la pala angosta... ¡O en el sare! (Que pronunciamos "share", con “sh”, nada más que para establecer una pequeña diferencia idiomática que carece de toda importancia, puesto que el juego es el mismo, así como la herramienta que se emplea. Diga usted "share" o "sare", pronúncielo como quiera. No interesa. Juéguelo, que es lo importante.)
Y ya retumban los frontones, desde Barracas hasta Belgrano.
Y ya estaba ahí Vicente Del Río. Ha cumplido cincuenta años con el sare. Medio siglo jugando a la pelota en todos los frontones del país y varios del extranjero, tanto en América del Sur como en Europa. Es, dentro de su especialidad, la personificación absoluta del deporte que practica. Decir Del Río es decir sare, como Andrada es polo, como Firpo es boxeo, como Riganti es automovilismo, como Bidoglio es fútbol...
Fundador del Club Vasco-Argentino Gure Echea y antiguo socio de nuestra máxima institución deportiva, el Club de Gimnasia y Esgrima, cuya comisión directiva integró en varias oportunidades; presidente de la Confederación y de la Asociación de Pelota Vasca, delegado en campeonatos mundiales, Vicente Del Río es médico por vocación y en tal actividad tiene ganado un sólido prestigio que se robustece con su desempeño al frente del "Hogar General Gobernador Viamonte", hoy asilo de ancianos que antes fuera lazareto, hospital de sangre durante las invasiones inglesas, manicomio y cárcel de indios infieles...
Pero Vicente Del Río es, antes que nada, por lo menos para nosotros, el más grande jugador de pelota a sare que haya dado este país. Lo ha dado, sí, en tal aspecto, ya que su campaña de pelotari la realizó íntegramente en la Argentina, adonde llegó siendo niño, aunque su partida de nacimiento esté nada menos que en la muy querida y heroica Guernica. Él también es un retoño del viejo árbol simbólico, jamás desarraigado. Pero es "nuestro" porque vivió su adolescencia en Coronel Vidal y éste es para él, en alto grado, su terruño.)
Fue en el año 1909 y en la cancha del Laurak Bat, que Vicente Del Río —brazo fuerte, fina percepción— conquistó su primer título de campeón, acompañado entonces por Ibarrola. Y ha sido ahora, en 1959, cuando en compañía de Elías Ramírez se impuso también en el certamen de sare. Con esta, su especialidad, alternó Del Río la práctica de pala (angosta y ancha), el guante o la cesta, ya chica, o de remonta. No son, pues, cincuenta años alegóricos. Es medio siglo de actividad efectiva. Y ejemplar. No sólo en sale, sino también en esgrima y natación.
Espíritu cultivado, conversador amenísimo, Vicente Del Río nos hablaba hace pocos días "en su casa", es decir en el Gure Echea, de esos cincuenta años vividos en los frontones, Claro que no le pedimos un relato detallado... Y tuvimos que interrumpirlo cuando por ahí nos dijo: "En mis tiempos..." Ahí lo paramos: "Perdón, Del Rio, Pero ¿A qué le llama "sus tiempos", si usted es de todos los tiempos... o, mejor dicho, si todos los tiempos son suyos?".
Entonces, como para respondernos, sin aludir a los muchachos que hoy surgen, trajo al recuerdo los nombres de Urbistondo, Spinetto, Escurra, Loyola, Albizu, Amundarain, Laurenz, Peyrelongue, Amorós, Bordalejo. Galup Lanús, Yurrita, Bocea, Olhagaray... Más cerca, Balda, Labat, Ríos, Oliven, Raffaele, etc. Evocó partidos memorables, apuestas curiosas, tipos extravagantes... hasta llegar a lo más sorprendente para cualquiera que haya visto y sepa lo difícil y muy masculino que es el juego del sare. Nos dijo Del Río: "Uno de los jugadores más completos que he conocido fue... una chica. Sí. Una mujercita, en las afueras de Dolores. Debe de haber sido un caso único", (Nos quedamos con las ganas de preguntarle al doctor Del Río si aquél no hubiera sido un caso digno de estudio...)
1909-1959, Vicente Del Río. El hombre, el deportista, el dirigente propulsor, el campeón, el cirujano, el educador. Y siempre el gran señor. Sirva esta somera crónica para rendir homenaje a una figura ejemplar en el deporte y a un envidiable modelo de buena salud.