El título que lleva esta nota necesita una explicación aclaratoria. Hemos querido resumir en esas pocas palabras la impresión que nos produce el panorama del tenis argentino en la actualidad, Todavía no se ha registrado en este deporte el paso adelante que permita aprovechar, con una labor seria de organización, el entusiasmo y las condiciones de esa enorme cantidad de aficionados que llenan las innumerables canchas que funcionan en todo el país. El hecho de que tengamos una figura excepcional, como Enrique Morea, y un núcleo de buenos jugadores, no debe ni puede tomarse como expresión de una actividad orgánica. Ese valor extraordinario y esos otros elementos de mérito son "accidentes" aislados. Creemos que el tenis argentino puede alcanzar la categoría que han logrado en los últimos años el basketball y la natación, pare no citar más ejemplos, ¿En qué se origina esa evolución? En un trabajo serio, medular, persistente.
El tenis necesitaría — si es que esa evolución realmente interesa — el aporte de aficionados o profesionales estudiosos, que actúen tal cual lo hacen los adiestradores, directores técnicos o como quiera llamárseles, en aquellos otros deportes enunciados. Un solo maestro, por bueno que sea, no podrá provocar el cambio si los efectos de su tarea terminan cuando termina su horario. Por otra parte, tampoco creemos que sea el frío cumplimiento de una obligación lo que surta el efecto generalizador que nosotros esperamos.
La influencia la irradiará el fervor, la inquietud, el cariñoso empeño de los hombres que sientan juvenil entusiasmo por la actividad que ellos mismos desarrollaron.
Ahora se nos ocurre pensar que un núcleo positivamente útil de instructores lo podrían formar estos mismos hombres de hoy: Russel, Waco Zappa, Weiss, los Morea, o algunos de esos hombres que saben mucho tenis y lo quieren, aunque sus aptitudes atléticas no les hayan permitido sobresalir en las canchas. Así ocurrió con la natación y con el basket. Entre tanto, se sigue "jugando con la raqueta", es decir que se practica el tenis como pasatiempo, salvo aquellos pocos casos de los que sobresalen y mantienen una actividad valorizada por el training y las frecuentes competiciones.
La temporada de 1949 ofreció en Buenos Aires, como expresión más calificada, la realización del Campeonato de la República, El visitante de mayor capacidad fue el norteamericano Tom Brown, jugador de primera fila, cuya presencia sirvió muy oportunamente para que aquilatáramos a Enrique Morea. Difícil resulta precisar hasta dónde podría llegar, o podría haber llegado, el gran jugador argentino. Tampoco es posible saber si alcanzó ya la absoluta plenitud de su forma o si todavía ha de halagamos con nuevos triunfos significativos, es decir con le sensación de que se encuentra aún en período de encumbramiento. Lo evidente fue que Enrique Morea jugó en 1949 como un tenista de clase mundial. Al norteamericano lo venció aquí, en la final del singles de ese Campeonato de la República, y para afirmar que no había sido providencial ese resultado lo volvió a derrotar poco más tarde en el Brasil, Al cordobés Alejo Russell le corresponde, por mérito de su desempeño en el año último, el puesto inmediato a Morea. El vigoroso jugador ha ido imponiéndose admirablemente como especialista en los partidos de dobles.
Lo confirmó con su brillante desempeño aquí, donde ganó en compañía de Enrique Morea el doble de caballeros en el Campeonato de la República y junto a la estadounidense Nancy Chaffee el doble mixto, performance que revalidó en los matches de la Copa Mitre, Augusto Zappa, ejemplo de corrección, entusiasmo y actividad, mantiene airosamente su posición entre los primeros. En cuanto a Heraldo Weiss, la circunstancie de que haya permanecido casi toda la temporada en el extranjero, viajando y jugando a la par de su esposa, Mary Terán, no permitiría la emisión de un juicio, pero basta conocer a Heraldo para formarse una idea justa sobre su rendimiento actual, que en nada desmerece y quizá sí agrega algo a su bien merecido prestigio. Otros nombres de 1949: Della Pernera y los hermanos Furlong, Carlos y Oscar, el crack del basket. Interesante "ebullición" se advirtió en la categoría de los menores, de donde se espera que surja un plantel capaz de dar vida nueva al tenis argentino.
El tenis femenino recibió las visitas de Nancy Chaffee y Bárbara Scofield, ambas ganadoras del doble femenino en el Campeonato de la República, y también finalistas del single, que ganó Bárbara, en tanto que Nancy se adjudicó el doble mixto en compañía de Russell. Desde luego, casi es obvio decirlo, que Felisa Piédrola, N° 1 del ranking, fue le jugadora local de más envergadura que encontraron las dos simpáticas norteamericanas.