KYLIAN MBAPPÉ llegó a Real Madrid con el comienzo de la segunda parte del año después de mucho tiempo de espera por lo que se imaginaba como el encuentro más potente de la tierra: el goleador implacable y fantasista supremo de Francia en el equipo más poderoso del mapa futbolero.

Sin embargo, las cosas no fueron tan rimbombantes como se suponía y algunos malos desempeños sumados a facetas escandalosas hicieron del camino de Mbappé un sendero lleno de espinas. Fue acusado de presunta violación (los cargos se retiraron meses después), falló dos penales (uno en Champions League ante Liverpool y otro en el campeonato local contra Athletic de Bilbao) y hasta Thierry Henry al analizar su desempeño señaló con elocuencia: "Va a mejorar porque no puede jugar peor que esto".

Y tenía razón. No era normal ver una versión gris de Mbappé en la Casa Blanca. De a poco su nivel se incrementó y ahora lleva 14 goles en 24 partidos, lo que lleva el promedio a lo "normal" para los estándares de un futbolista que ya hizo historia de la grande con su Selección.

Luego de lo que fue la consagración en la Copa Intercontinental al vapulear a Pachuca por 3-0 con un tanto suyo, este fin de semana convirtió un gol impresionante para abrir el triunfo por 4-2 ante Sevilla y también dio una exquisita asistencia a Brahim Díaz para la cuarta conquista.

Después de su descollante actuación, reveló sin tapujos que "en el partido en Bilbao toqué fondo al fallar un penal. Fue el momento de analizar que tengo que dar lo máximo por esta camiseta y jugar con personalidad".

Luego justificó el crecimiento de su performance al explicar que "nos conocemos mejor, mi llegada al equipo cambió muchas cosas. Como dijo el míster (Carlo Ancelotti), mi adaptación ya terminó. Me siento mejor, se puede ver en el campo que estoy más integrado con mis compañeros".

En cuanto a los goles, que son su especialidad, señaló que "puedo hacer muchos más. Para el 2025 pido muchos partidos como el de hoy".