Amanece en lo más profundo de la cordillera de los Andes y el blanco domina la escena. En el final de Moquehue, un pueblito de apenas 500 habitantes ubicado a 15 kilómetros de Villa Pehuenia y a otros 10 de la frontera con Chile, asoman los primeros rayos de luz y se deja ver un impactante manto blanco.
Los autos están cubiertos de nieve, lo mismo que cada una de las ramas de las milenarias araucarias que convierten en única la zona. Algunos caminos parecen intransitables, con hasta un metro y medio de nieve a los costados. Pero el team formado por los integrantes de los equipos de Quiksilver, DC Shoes y Roxy, marcas líderes en deportes de tabla, va igual.
Ellos, en realidad, practican "otro deporte”. El disfrute en lugares donde las personas normales no se atreverían ni a llegar caminando es parte esencial de este lado romántico del snowboarding. Llegar a lugares agrestes, casi inexplorados, genera una motivación especial. Es andar donde nadie anda, vivir esa sensación única que es surfear nieve en polvo virgen y enfrentar los obstáculos propios de la naturaleza o, incluso, algunos que el hombre inventa y ellos desafían. Todo lejos de los centros de nieve y sin medios de elevación.
Fer Natalucci, el más veterano, aportó su experiencia en este deporte, en la montaña y en el terreno elegido, en la previa y el durante. “Conocer lugares nuevos es siempre hermoso, pero siempre están las dudas de si el lugar elegido reunirá las condiciones buscadas. Si bien yo fui antes a explotar el terreno, la realidad a veces es otra… Por suerte se dieron las condiciones: el lugar nos recibió con una gran nevada y luego tuvimos días de sol, nada fácil en pleno invierno. Yo tuve la suerte de conocer muchos lugares increíbles por el mundo pero éste, no sé si por la magia de los bosques milenarios y porque no hay mucha gente que los frecuente, la hizo una experiencia muy especial. Para mí y todo el equipo”, analizó quien fue el capitán de la expedición. “No sé si me colgaría esa etiqueta, pero sé que esta vez no solo fui a andar. Fui participe en otras cosas en el tour y haber visto los resultados que tuvimos, casi todo como lo planeamos, es algo muy gratificante. Agradezco a todo el equipo, desde los deportistas, a los chicos de imagen (el filmer Federico Batán y el fotógrafo Julián Lausi) y al staff de logística. No hubiese salido así si cada uno no hubiese aportado lo suyo”, cerró.
Lila, la única mujer del team, dio su versión sobre la experiencia. “Me gustó el sentimiento de equipo y comunidad que tuvimos, el salir a la aventura, en búsqueda de algo nuevo, el volver a sentir la naturaleza virgen y el conectar con el presente, la esencia del snowboarding”, explicó Sanz, nacida y criada en Bariloche que empezó a los 10 con el snowboard y hoy es instructora, además de practicar yoga, trekking y surf. También se refirió a un aprendizaje que tuvo luego de vivir una situación extrema al quedar atrapada entre un río y una pendiente en un cañadón, algo que le llevó más de una hora para resolverlo. “Fue una ratificación de mi fortaleza y paz interna. Ya me había pasado antes algo similar pero ahora me sorprendí hasta de mí misma. Pude salir y volví a intentarlo”, analizó. Lila finalizó con un balance de su primer snowtrip con un equipo. “Me quedo con el espíritu de empujar los límites un poco más, el salir de la zona de confort y buscar nuevos desafíos, ir por los sueños, aunque a veces uno tenga cosquilleos y miedos”, reconoció.
Tobal, el menor del team, resultó uno de los más se enriqueció de la experiencia. Nacido en Lake Tahoe (USA), porque allí vivían sus padres hasta que él cumplió 4 años, es parte de la selección argentina desde los 16. Lo suyo son los saltos y piruetas en los parques (compite en Slopestyle -circuitos de rails- y Big Air -saltos en rampa-), ama la competencia, pero lo que vivió en este trip fue justamente lo opuesto. “Es otro tipo de concentración, desgaste físico y se necesita otra paciencia. Acá tenés que caminar mucho y yo, habitualmente, lo hago poco. Voy en una silla al parque y lo mío es más mental. Y acá lo bueno es que no estuvo la presión de los resultados. Fue como tomarme un recreo de la competencia”, analizó para luego dedicarle un párrafo al lugar elegido y a la organización del trip. “Ni había escuchado del lugar y fue un flash. No puedo creer adonde estuvimos, el lugar donde nos hospedamos (los paradisíacos Domos Lodge) y la condición de nieve que tuvimos. Todo espectacular. Me pude adaptar, me voy muy feliz”, comentó.
Así se vivió, por dentro, un snowtrip único. En un lugar tan hermoso como extremo. Con condiciones excepcionales y en lugares donde ni siquiera otros profesionales habían llegado.
CRÉDITO: Julián Mozo.