Las Fotos de El Gráfico
El álbum de "El Torito de Mataderos". Parte II
La última parte de la vida en imágenes de Justo Suárez, el ídolo del pueblo que, como escribió Frascara, fue siempre bueno. Bueno cuando aún no era nada, cuando lo era todo y cuando volvió a ser nada”.
El Torito, guapo, arrollador, espectacular, sonriente, simpático, modesto, feliz, amontonaba triunfos, ganaba pesos y conquistaba la admiración del público. Traía los atributos que identificaban al ídolo. Lo tenía “todo”.
El Torito y el Toro. Justo saludando al gigante Luis Ángel Firpo, dos figuras mitológicas del boxeo nacional. Suárez, sin rivales en Argentina ni Sudamérica, parte a pelear a EEUU a mediados de 1930.
"Subiré al ring con el recuerdo de mi ciudad ante mis ojos, sé que voy a pelear como nunca lo he hecho" (Justo Suárez antes de su primer viaje a EEUU).
Debut en Nueva York. El 17 de julio de 1930 el invicto Justo Suárez con 15 peleas profesionales, enfrenta en el Yankee Stadium en el Bronx a Joe Glick, un experimentado boxeador con más de 200 combates. Lo vence por puntos claramente después de 10 vueltas. Un mes después vencería al mediocre Herman Perlick también por puntos.
Un semana después de su triunfo frente a Perlick “El Torito” enfrenta al moreno Bruce Flowers en Long Island. En la foto ambos boxeadores en el pesaje. detrás de Justo esta su manager José Lectoure, el creador del Luna Park.
El 19 de agosto de 1930 Suárez vence por KO en el round 6 a Bruce Flowers, acumulando su decimo triunfo antes del final en 18 peleas.
Torito en el Madison. El 3 de octubre de 1930 Justo Suárez pelea en el mítico Madison Square Garden frente a Ray Miller, un pegador que había peleado con los mejores livianos de su época.
Muñeco al suelo. Ray Miller cae frente a la andanada de golpes de Suárez. Ganó por puntos el argentino.
El 17 de octubre otra vez en el Madison, Justo Suárez le gana por puntos a Louis "Kid" Kaplan, un experimentado peleador en la última parte de su carrera
De Mataderos al centro, del centro a Nueva York, seguís volteando muñecos con tu coraje feroz. (Del tango “Muñeco al suelo”)
La bella Pilar Bravo fue dactilógrafa antes de conocer y casarse con Justo Suárez. El matrimonio parecia perfecto.
El 6 de marzo de 1931 ante el presidente Uriburu y los príncipes birtánicos Eduardo y Jorge, se enfrenta en el viejo estadio de River al destacado púgil chileno Estanislao “Toni”Loayza.
La ficha física de Justo Suárez antes de la pelea con el chileno Loayza
Su combate con Loayza, a quien derrotó por KO en el tercer round, pasó a su historial como uno de sus mejores triunfos, sólo comparable a los realizados frente a Mocoroa y Vicentini el año anterior.
A pesar del gran triunfo, hacia un tiempo que el Torito tenía un extraño cansancio después de cada sesión de gimnasio. Algo había en sus musculos que lo atenazaba y le producía una misteriosa angustia.
Curiosa imagen de Justo disfrazado de canibal para la tapa de El Gráfico publicada en los carnavales de 1931.
El ídolo querido, el futuro campeón. Nadie dudaba del triunfo de Suárez frente a Billy Petrolle, que le permitiría acceder a pelear por el título frente al campeonísimo Tony Canzonieri.
25 de mayo de 1931. El único recuerdo que tenía de su combate en el Madison frente a Billy Petrolle era el siguiente : "le extendí las manos para el saludo...y no sé más nada". El golpe lo sorprendió sin defensa alguna.
El joven invicto argentino es sometido a una paliza por el experimentado Petrolle hasta que cae definitivamente en el 9° round.
Fue la primera derrota de su vida. Después de los puños de Petrolle llegaron las sombras.
Su esposa Pilar Bravo llegó sola a Buenos Aires, y esa separación tuvo el efecto de una catástrofe.
El 12 de Marzo de 1932 se enfrenta, frente a sus admiradores en el recién inaugurado Luna Park, a Victor Peralta por el título argentino de los livianos.
Peralta, que había sido medalla de plata en los juegos olímpicos de 1928, se sube a las cuerdas para festejar su apabullante triunfo sobre el gran ídolo del deporte nacional. En los combates posteriores a su triunfo, Victor Peralta sufrió la ingratitud de los espectadores que no le perdonaron nunca haber batido al Torito. Se retiró al poco tiempo.
Tres años después de la derrota con Peralta, el 6 de octubre de 1935, atacado de tuberculosis, rescindido su contrato con Lectoure y en manos de oportunistas, Suárez reapareció en el Parque Romano tratando de hacerle frente a su viejo amigo Juan Pathenay. La lucha la terminó el árbitro en el 8° round por la evidente falta de interés de Pathenay en castigar al pobre “Torito”.
El Torito esta en tineblas. Se apaga la luz del fósforo. Muere tuberculoso en Cosquín luego de una larga internación en la clínica Santa María el 10 de agosto de 1938. Tenía 29 años.
“No supo de artimañas en el ring; no supo de maldades en la vida. Fue siempre bueno: en la humildad, en la opulencia, en la desgracia. Bueno cuando aún no era nada, cuando lo era todo y cuando volvió a ser nada. Padeció de una bondad incurable. El destino jugó con él, lo manejó a su antojo, pero él fue incapaz de pelear contra el destino” (Félix Daniel Frascara).
Justo Suárez, el "Torito" de Mataderos.