El Pocho de la gente
Se gestó en el baby, nació en Argentinos, creció en España, maduró en Independiente y Boca lo compró en 2005. A los 25 años, Federico Insúa recorría con El Gráfico su historia.
![](http://2022.elgrafico.creatos.com/media/cache/pub_news_details_large/media/i/a1/13/a113a7dea55c32c29874c281f4e706fe7c946079.jpg)
Ya se venian histeriqueando, sin querer queriendo, desde hace rato. Todo empezó con un apelativo inocente, como una caricia con el taco por debajo de la mesa. “Pocho”, le pusieron. Ni por Pocho la Pantera, ni porque le gustaran los pochoclos. “Pocho”, por su parecido a su padre. Y su padre, “Pocho”, por sus semejanzas futbolísticas con Oscar Pianetti, prócer de La Boca. “Mi viejo es bostero, de toda la vida, y ahora está más contento que nunca”, confiesa Fede, hasta ese bautismo ingenuo en el juego de atracción.
Su primera miradita provocativa, de reojo, la tiró desde el Monumental, cuando sacó a bailar al Millonario para llamar la atención. Poco se hablaba de Insúa en la previa de ese partido entre Argentinos y River, en 1999. No había mucho que decir. Un carilindo más de La Paternal, de pie mimoso y ciclotímico, vestiría la 10 del Bicho ante los cuatro fantásticos, listos para otra tarde de paseo por el fútbol argentino. El abultado 4 a 1 estaba en los planes de todos. El festejo de Argentinos, no. “Fue impresionante, nadie lo esperaba –enfatiza–, porque éramos un equipo chico, con muchos pibes de inferiores. Por eso, esa victoria la recordamos todos. El equipo anduvo bien, y por suerte, yo también”.
![Imagen En la redaccion de El Gráfico, Pocho dio cátedra. “¿Podés así?”, le preguntó el fotógrafo. “Bueno, ¡ya basta!”, le ordenó después.](http://2022.elgrafico.creatos.com/media/cache/pub_news_details_large/media/i/b3/4c/b34c9a2689e06956c42c2b81e9f99e8dd95020d3.jpg)
Ese tiro libre indirecto al corazón xeneize empezó a pulir el terreno para un próximo encuentro, y se metió un amigo de los dos, para hacerles gancho. “Cuando Román estuvo por primera vez a punto de irse, Diego dijo que le gustaría verme en Boca, pero al final todo quedó ahí”. Por el momento.
Las piernas del Pocho seducían a todos con su andar atorrante, con sus carcajadas de tobillo. Y también con sus afeitadas al césped, para barrer la cancha con la misma vehemencia que la masajea. “Yo siempre dije que los once tenemos que pelear para buscar la posesión de la pelota. Obviamente, no marco como Gago, Battaglia o Cagna, pero sí trato de correr y presionar hasta poder recuperarla. Además, sé que no me sobra nada como para perderla y esperar que un compañero la consiga de nuevo…”, afirma.
Tanta humildad le sirve como pulmones a su fútbol, huevos para la ensalada de caños y firuletes que saboreó medio Avellaneda. Y en la Bombonera, esa actitud como condimento, se disfruta más. Tanto que, al final, Macri no soportó la tentación. Levantó el teléfono, Federico calló al primer ring y se unieron formalmente con una firma. “Hubo un interés de River, cuando fue lo de Esnaider y Fonseca, pero al final pasé a Independiente y aquella posibilidad quedó en la nada. Sin comparar, mi ilusión era jugar acá, por todo lo que significa y porque tenía ganas de vivir eso que se siente en la Bombonera… Aunque siempre fui a ver a Argentinos, que es como mi casa, históricamente me gustó Boca”. Y ahora está ahí, con la azul y amarilla, posando para las fotos con una sonrisa que le desgarra las orejas. “Lo que genera esta institución es impresionante –se entusiasma–. Desde que firmé, estoy viviendo todo con mucha alegría, feliz, porque significa un crecimiento importantísimo para mí. Sé que éste es un paso enorme en mi carrera, y encima me llega en el momento justo, por la edad y por cómo estoy en lo deportivo”.
Se gestó en el baby, nació en Argentinos, creció en España, maduró en Independiente y, al dente, entró a La Boca. “En este club, siempre se exige al máximo a los jugadores, porque es uno de los clubes más grandes del mundo. Y por eso yo quería estar acá. Encima, sentí un interés muy firme de los dirigentes, y todo cerró”, cierra.
![Imagen En argentinos, y en Parque, Fede aprendió a defender el buen fútbol.](http://2022.elgrafico.creatos.com/media/cache/pub_news_details_large/media/i/98/0e/980ee21947960038c50c32d4588b9023f1161b29.jpg)
Diego Maradona confió antes que nadie en ese romance. Su banca al Pocho excede la diplomacia que su grandeza suele destilar sobre los nuevos cracks. La temprana intención de sacarlo del banco para invertirlo en el Napoli, su deseo de llevarlo para iluminar a Boca cuando era un bichito de luz y su pulgar arriba para concretar este pase dejaron bien claro que El Diez, ya eligió al 10. “Varias veces me llamó por teléfono y la verdad, es una sensación bárbara. No se puede explicar…”, y no la explica.
Ya no estará Bianchi con el celular de Dios, pero ahora todos pueden ubicarlo personalmente. Con Maradona en el equipo, como siempre, todo parece mucho más fácil. “Yo siento que Diego está muy bien y creo que nos va a aportar mucho, porque él vivió un montón de cosas acá. Su presencia será muy importante, muy especial. Es el mejor jugador del mundo… Un monstruo… Va a ser increíble tenerlo con nosotros”.
Ya lo tuvo ahí, cuando estaba en Argentinos, esa tabla del 10 que se multiplica hasta el infinito. “Yo lo conocí por el club y porque él siempre vivió en Devoto –aclara–. Además, es amigo del Checho y también solía ir a Parque”. Otra vez, esa incubadora que contuvo a La Paglia, Cambiasso, Román… Algún martillero despertará pronto, por lógica. Si se remata en millones de euros un mingitorio que usó Luis Miguel y una tostada que mordió Susana, ¿cuánto valen las baldosas de Parque? Esas piezas de colección que franelearon los pies más delicados de los últimos tiempos sostuvieron también los primeros pasos del Pocho. “Ahí aprendí a disfrutar del fútbol y a jugar con tranquilidad –confiesa–. Después fui evolucionando en diferentes aspectos, pero mantuve la idea de jugar bien, antes de pensar en el resultado. Entendí que debía crecer día a día y así fui ganando experiencia en el fútbol”.
Se fortaleció, levantando la cabeza y bajando la pelota, especialmente ahí, en esos partidos que todos quieren jugar y no todos pueden, aunque los jueguen. Ahí, donde varios sacan la pierna, el Pocho metió la vida. Y Racing lo sufrió: “El crecimiento de cada jugador está en los clásicos y en esos partidos en los que te necesitan, pero también en saber disfrutar de todos esos momentos. Más allá del entorno, la presión y el periodismo, uno tiene que pasarla bien y no quedarse con la espina de no haber hecho algo por estar muy atado”.
Parece realmente estar ajeno a todo el ruido que lo rodea. Boca, la 10, la Copa, el campeonato, la tensión, el Dream Team... “No me jode que hablen de un equipo de los sueños, porque la tenemos muy clara en ese sentido. Sabemos que todos los rivales son difíciles y ha quedado demostrado en los últimos torneos. Lo que pasó fue que Boca se reforzó primero que los demás y se formó el grupo antes. Entonces ganó un poco de tiempo. Pero nosotros tenemos que estar al margen de las cosas que digan”. Nada de todo eso altera su tono de voz, ni la dinámica de sus gestos, es un aguaviva en el mar. “No me pongo a pensar cómo pueden llegar a reaccionar si las cosas me salen mal –reconoce–. Sólo pienso en salir a buscar lo mejor para el equipo. Yo me tengo mucha confianza y, a la vez, esta responsabilidad me pone muy contento. Pero mantengo la calma. Por lo que me cuentan mis compañeros y por lo que vi desde afuera, la gente es espectacular”.
Tiene historia para bancar la histeria. Antes de ganar un título con Independiente, corrió 90 minutos para sobrevivir en Primera. “La presión de jugar por el descenso es mucho más jodida que la de pelear un campeonato, sin dudas. Hace poco me pasó algo muy loco. Viendo la Promoción entre Argentinos e Instituto me puse nervioso, mal. Y me di cuenta de que, cuando yo la disputé, no la viví así, porque me dedicaba sólo a jugar”, asevera. Y se le nota. Quizá le salgan tres caños, una rabona, un sombrerito y un golazo, o tal vez el proyecto de caño se muera contra una canilla y termine en el lateral. Pero eso no cambia sus ganas de volver a intentarlo. “No me desespero. No hay que dramatizar tanto. Aunque sea profesional, el fútbol en realidad es sólo un juego”. No lo dice hoy, sentado en la fama. Lo decía a los 21 años, sentado en el banco de suplentes de Argentinos Juniors, cuando su estadía en el fútbol grande no tenía reservada ni una sola jornada más.
![Imagen Tras igualar con el Tottenham en su debut, llegó otro empate, ante Real Sociedad en una gira realizada por Boca.](http://2022.elgrafico.creatos.com/media/cache/pub_news_details_large/media/i/6c/c0/6cc08cb03e04ec1c92b2c9868d617a9cdbefb907.jpg)
Así es más fácil entender por qué no se esconde nunca. La pide una vez y la pide de nuevo, porque todavía juega a la pelota. “Con responsabilidad, uno puede divertirse, en el buen sentido, pensando en generar algo positivo para el equipo.”
Se divirtió así en Independiente. Y tras haberle puesto fútbol a un esquema del Tolo Gallego en el Apertura 2002, el Málaga se lo llevó a España. “Como experiencia, fue muy buena –evalúa–. Al principio, no me tocaba entrar entre los once, porque el técnico casi ni me conocía, pero me sumé a un plantel con una mentalidad bárbara y nos fue bastante bien. Quedamos a tres puntos de clasificar para la UEFA, hice varios goles, salí 17 partidos como titular, el entrenador terminó confiando en mí y disfruté de una liga linda para jugar. Además, enfrenté a todos los fenómenos. Y de locales, le ganamos 5 a 1 al Barcelona, que fue un resultado histórico para el Málaga, aunque después jugamos en cancha de ellos y nos cagaron a goles…”
Acostumbrado a gambetear en el tránsito argentino, las rutas españolas le parecieron campo, “porque hay muchos más espacios para moverse. El fútbol es más rápido ahí, pero en la Argentina es más friccionado. Por eso les va bien a todos los que se van de acá para allá…”. Le fue bien adentro de la cancha. Afuera, no llegó a un acuerdo. Y prefirió apostar otra vez por su propio caballo. “Me fui porque el Málaga quería que yo bajara las pretensiones, y no me parecía justo. Elegí venir a Independiente, con el desafío de volver a crecer, en un momento en el que casi nadie quería regresar al club. Yo había salido campeón, los dirigentes se mostraron interesados... Y en fin, me la jugué y gané. Volví a ser citado a la Selección y fui capitán de un club tan importante como Independiente, donde además la gente me querí… me quiere”.
Duele todavía la herida en rojo húmedo del último corte. No fue una linda despedida la que planearon para el Pocho los políticos de Independiente. Y algunas versiones oficiales lo dejaron parado de espaldas a la banda que lo idolatró los últimos tres años. Se especularon insultos, pero cuando baje el ardor subirá la razón. “Aunque hoy están dolidos, ellos saben que para mi carrera, Independiente fue muy importante. El problema fue que los directivos, por cuidar su imagen, trataron de hacerme quedar mal a mí. Igual, ahora estoy muy tranquilo, y soy demasiado fuerte como para andar pensando en lo que puedan decir de mí esos dirigentes. Por eso, nunca hablé del tema. Desde que llegué a Boca, me dediqué a hablar de Boca”.
El reencuentro será en la decimooctava fecha, y recién entonces se resolverá la incógnita. La hinchada de Independiente nunca le perdonó a Claudio Marangoni su paso a Boca, en 1988. Fue traición, según dictaminó la Visera, y hasta en sus últimas visitas, se lo hicieron saber. Era un referente del fútbol Rojo, Maranga, y eligió otra camiseta, en tiempos de otra semejanza institucional entre los grandes del fútbol argentino. Hoy, el pase del Pocho a Boca significa poco menos que un exilio a Europa, desde lo económico hasta la realidad deportiva de los clubes. No hay lógica para una lágrima adicional a la que seguro caerá sobre su ausencia. Se lo va a extrañar en Avellaneda. Y si se decodifica el discurso de los dirigentes, entonces también se lo va a ovacionar, como él espera: “Yo sé que los hinchas de Independiente me van a aplaudir. No tengo ninguna duda, porque ellos saben muy bien cómo fue todo. Y yo también los voy a aplaudir, porque siempre se comportaron bárbaro conmigo. No es poco ser tan querido por un club como Independiente, y eso es algo que logré con mucho esfuerzo. La gente sabe valorar esas cosas, estoy seguro. Cuando salga a la cancha, aunque esté enfrente, seguirá vigente el mismo sentimiento”.
Ya empezo a gambetear. El nebuloso despegue del Rojo y el despampanante aterrizaje en La Boca le implicaron una pegajosa marca periodística, que ya sabe manejar. “Conmigo se generó una expectativa extra por cómo se dio mi partida de Independiente. Y lógicamente, yo también tengo muchas ilusiones respecto de lo que vendrá, pero sé que habrá muchos partidos, porque también está la Sudamericana, y por eso estoy trabajando duro, sin enloquecerme, para poder estar entre los 16 y pelear un lugar”. Son más los micrófonos que se clavan en sus dientes, en cada práctica, pero serán menos los tapones que se claven en sus tobillos, cada domingo. “La atención va a estar más repartida, porque este equipo tiene muchas variantes, colectivas e individuales –agrega–. Hay gente que cabecea muy bien, como Martín o Bilos, y también hay varios jugadores de muy buen pie”. Muchos nombres y muchas dudas, pero una certeza: “Voy a jugar como enganche clásico, eso está claro desde que llegué. Con el Coco, sólo hablé adentro de la cancha, y me pide que maneje los tiempos, que haga jugar al equipo, que trate de tener la pelota...” Todo eso, pero así y todo, a la hora de esta charla todavía no sabe si llevará la camiseta con el número 10, aunque ya tira un centro: “Para mí, sería muy importante”.
![Imagen Federico Insúa siempre se distinguió por su fútbol elegante.](http://2022.elgrafico.creatos.com/media/cache/pub_news_details_large/media/i/18/68/1868c85e48eb5153e356cbac67a3dbf76b667743.jpg)
Sabe de qué se trata. Su espalda cargó la 10 de Argentinos y la 10 de Independiente, dos amenazas para cualquier columna. Y no dejó deudas, ni como monotributista en el juego abierto, ni como responsable inscripto en las pelotas paradas. Por ahora, otro interrogante: “No sé si seré yo el encargado de patear los tiros libres, porque Boca tiene muy buenos pateadores, con gran precisión, como el Chelo, Morel, Guillermo… No me quiero olvidar de nadie, pero sin dudas hay muchas opciones. Y también es fundamental tener varios jugadores que vayan bien arriba, porque actualmente las pelotas paradas son muy importantes”, garantiza.
Y empieza a sentir los latidos de un estadio con la acústica del Colón. “Boca, en su cancha, a lo sumo pierde dos o tres partidos, aunque no haga una buena campaña. Será un sueño salir a jugar ahí, algo espectacular”. No hay tiempo, ni ganas, para planear el mañana. El hoy está demasiado bueno. “No sé si volveré a Europa –patea–. Firmé por dos años, con dos más de prórroga, y Boca es muy grande como para andar pensando en otra cosa…” De ahí, el coqueteo tácito y esa voracidad para atender el teléfono que le reseteó la sonrisa. “Cuando me llamaron, no lo dudé ni un segundo. Aunque había una oferta del Galatasaray, por mucha plata, desde el primer instante me entusiasmó la idea de venir acá, porque este club está por encima de todo eso. Para mí, lo deportivo siempre vale más que lo económico… Y Boca me sedujo toda la vida”. Ahora van de la mano. Pocho tiene todas las de ganar.
Algo personal
Todo un rolinga. Además de la colección completa de los Stones, le sobran compactos de La Renga, Los Piojos, Los Redondos, Guasones y Bersuit. Cuando puede, va a los recitales. ¿La cumbia? Ajjj… Reza para que lo hagan concentrar con un compañero rockero.
Un enfermo del futbol. Ve todo lo que pasan por la tele: Italia, España, México, Copa Sudamericana, la Bundesliga, B Nacional… Es su pasatiempo favorito en la concentración. ¿Una película? Ni ahí. Simplemente, es un loco por el fútbol.
Le cuesta imaginar otro tipo de vacaciones que no sean en la playa. No cambia el sol, el mar y la arena por nada del mundo. Brasil o Villa Gesell son sus destinos preferidos. Y todavía añora las tardecitas en la Costa del Sol, cuando era jugador del Málaga.
Como todo deportista de alto rendimiento, es muy cuidadoso con su dieta. Sabe que es el combustible que luego le permitirá rendir en la cancha. ¿Su comida preferida? El asado acompañado por ensaladas varias y una copita de vino.
Aunque cumplio con sus padres y terminó la secundaria sin problemas, le quedó una asignatura pendiente: ser abanderado. Con los libros no se llevaba tan bien como con la pelota. Siempre le quedaban un par de materias previas.
SALVO QUE LLAME PEKERMAN
No quiere pensar en otra cosa, Pocho. Las secuelas psicológicas de haber llegado a Boca le consumen 24 horas diarias a su cerebro y despejan a todos los otros pensamientos, salvo uno, que todavía se hace un lugar. “La ilusión de ir al próximo Mundial está –confiesa–. Yo sé que el equipo de la Selección, en esta última Copa de las Confederaciones, quedó básicamente formado, pero es un sueño que tengo, un desafío. En este momento, estoy solamente pensando en Boca, pero sé que si uno hace bien las cosas en un club tan importante, se puede llegar a dar esa posibilidad. Y sería muy lindo”, babea. No es imposible, ni mucho menos. José Pekerman ya lo eligió para una Copa del Mundo: el Sub-20 de Nigeria 99. Y hoy, Pocho destaca que “con José tengo un buen trato, al igual que lo tenía con Bielsa. Fui convocado para varios partidos amistosos en la Selección y también jugué por las eliminatorias, pero hasta ahora nunca tuve continuidad, sólo la suerte de estar en esas oportunidades. Ojalá se me dé”.
Si encara, lastima
Antes que nada, siento una alegría enorme con la llegada de Federico a Boca. Yo lo tuve desde los seis años, en un equipazo que se armó en el club Parque, donde también estaba el Cuchu Cambiasso. Las vueltas de la vida quieren que volvamos a encontrarnos en este gran club y eso no hace más que enorgullecerme.
Desde chico se destacó por la técnica y los fundamentos, pintaba para ese jugador distinto en el que luego se transformó. En todos estos años, con la experiencia adquirida en Argentinos, Independiente y el fútbol español, ha sabido agregarle dos elementos muy interesantes a su habilidad natural: agresividad bien entendida y ritmo. Cuando Federico encara, lastima de verdad, es muy profundo.
Es un pibe humilde, sencillo, que sabe escuchar al técnico para mejorar su juego y su participación en el equipo. Y es un futbolero de alma. Cuando no juega, mira fútbol, le interesa nutrirse, ver qué hacen los demás. Y eso es muy importante para triunfar en el fútbol actual. No tengo ninguna duda: Insúa le va a dar grandes satisfacciones a Boca.
![Imagen Madonni.](http://2022.elgrafico.creatos.com/media/cache/pub_news_details_large/media/i/ef/06/ef06b9011ff0839415b1ec5900bebc906e8ba9a1.jpg)
Por Ramón Maddoni (Director General del Fútbol Infantil de Boca).
¿A QUIEN SE PARECE?
No debe ser casualidad, sino causalidad. De pibe, como hicimos todos, el Pocho Insúa jugaba con sus amigos y se relataba a sí mismo: “Lleva la pelota Tapia, avanza el Chino, deja uno, dos en el camino, tiróooo...” Mirando atrás, buceando entre los diez que triunfaron en Boca, Tapia es el que más se le asemeja. No debe ser casualidad...
Insúa no tiene el cabezazo letal de Roberto Cherro, un maradoniano que antecedió a Diego. Ni la gambeta de papi fútbol de un malabarista picante como el Nano Gandulla. Ni la cintura de un crack inclasificable como Rojitas. Ni la cadencia efectiva de Patota Potente. Ni el quirúrgico pelotazo de 40 metros de Marito Zanabria. Ni la galera llena de conejos como el incomparable Diego Maradona. Ni el don para ser titiritero de sus compañeros del último romántico, Juan Román Riquelme.
El Pocho hace la que hizo triunfar al Chino. Encara con decisión, acelera, cambia el ritmo, prende la mecha de la zurda cuando se desnuda un hueco, pisa el área con apetito de delantero. Claro que puede asistir, desde ya que hace participar. Pero le gusta resolver mucho de lo que genera. Como aquel Tapia que lo dejaba afónico de tanto relatar...
Los herederos de Román
CESAR LA PAGLIA
Nunca terminó de explotar. En el seleccionado juvenil amagó con el estrellato, pero en Boca terminó estrellado. Jaqueado por las lesiones, desaprovechó las oportunidades que le dio Bianchi.
![Imagen César La Paglia.](http://2022.elgrafico.creatos.com/media/cache/pub_news_details_large/media/i/da/db/dadb7ae5dad8deae2fe7969af288b19f1857fc30.jpg)
OMAR PEREZ
Buen cabezazo, mejor pegada, interesante panorama. Al santiagueño pareció costarle la convivencia a la sombra de Riquelme. Y el hincha le facturó ciertos desniveles espirituales. Rindió en Banfield y Junior, ya sin presiones.
![Imagen Omar Pérez.](http://2022.elgrafico.creatos.com/media/cache/pub_news_details_large/media/i/11/5d/115de58d0236fd89acd31f7718e759d39e97cf1f.jpg)
WALTER GAITAN
Un zurdo que dejó constancia de su gran categoría. Fue partícipe importante en la Libertadores 01 y no se alejó del club por problemas futbolísticos, sino por diferencias con el entrenador de ese momento, el Maestro Tabárez.
![Imagen Walter Gaitán.](http://2022.elgrafico.creatos.com/media/cache/pub_news_details_large/media/i/c4/44/c444c8678b6592da6140cc6e99244c55c3f76269.jpg)
EZEQUIEL GONZALEZ
Integró el campeón del Apertura y la Libertadores 03, pero respondió muy por debajo de sus antecedentes. Nunca fue una pieza clave. Le costó asimilar las presiones del Mundo Boca. Por momentos, parecía que la pelota le quemaba en los pies.
![Imagen Ezequiel González.](http://2022.elgrafico.creatos.com/media/cache/pub_news_details_large/media/i/2e/cb/2ecb1842f1d8c26fe3e172d59a9ad7a39545786f.jpg)
CARLOS MARINELLI
Un fracaso llamativo. Tanto la descosía en inferiores, que el Boro inglés lo pagó una fortuna antes de que debutara en Primera. Y lo mismo hizo el Torino. A la vuelta de su experiencia europea, perdió magia y actitud.
Por Nacho Levy
Fotos: Alejandro Del Bosco