Argentina y una feliz navidad en 1925: el día que ganó su segunda Copa América
En Buenos Aires, la Selección albiceleste se enfrentó en un torneo atípico, con partidos de ida y vuelta, ante Brasil y Paraguay y levantó el título.
LA SELECCIÓN ARGENTINA conquistó su segunda Copa América un 25 de diciembre de 1925, antes denominado como Campeonato Sudamericano tras tres triunfos y un empate.
Manuel Seoane fue el goleador con 6 tantos en un torneo atípico que tuvo su final el día de Navidad en Buenos Aires y en el que sólo participaron Brasil y Paraguay con partidos de ida y vuelta, luego de la ausencia por diversos motivos de Uruguay, el mayor candidato en esa época, y Chile.
LA FICHA DEL CAMPEONATO SUDAMERICANO
Así se narraba el título de Argentina en la crónica de El Gráfico de 1925
En los dos partidos de la primera rueda, el equipo albiceleste produjo una performance colectiva de méritos: recia y armónica la defensa y brioso el ataque. En cambio, en Ion dos matches de la segunda rueda, el equipo perdió su homogeneidad y las fallas se pronunciaron hasta llegar a inspirar poca confianza en victorias sucesivas. El equipo que se clasificó campeón actuó, puede decirse, sin centro-forward y, como consecuencia de ello, sin ala izquierda.
En el primer match, Irurieta se lesionó a poco del inicio, sin jugar hasta el tercer partido en que su acción fue casi nula. Seoane debió ocupar su puesto y su eficacia en él se resintió pues acostumbrado a jugar de insider, se retrasó muchas veces, no observando la colocación más adecuada como eje de la línea.
De insiders izquierdos actuaron Garasino y de los Santos y ambos fracasaron como también Cerrotti, substituyendo a Sánchez en el último match.
Los únicos forwards que desempeñaron siempre sus puestos en la Unen, fueron Tarasconee y Bianchi, jugadores que no sólo ocuparon los extremos opuestos en el field, sino también observaron igual disposición en la eficiencia de su juego.
Tarascone, particularmente en los dos partidos con los brasileños, fue el mejor delantero de la cancha por su labor prolifica y entusiasta. Realizó rushes impresionantes empleando singular ligereza y dribbling sencillo y eficaz; dirigió centros precisos y recios tiros y sus corners se caracterizaran por la justeza con que fueron ejecutados.
Bianchi, en cambio, cuidado por un half mediocre y descuidado muchas veces demostró ser lento, de escaso dribbling y sus centros demasiado bajos fueron casi siempre deficientes, pues los dirige muy cerrados de manera que, cuando no salen del campo, van a parar a las manos del goalkeeper rival.
Seoane y Sánchez siguieron en méritos a Tarascone; el primero siempre hábil e inteligente en el pase y en el avance, de manera que su acción frente a sí mismo se agigantó. Señaló 6 goles de 11 que anotaron los argentinos, registrando un "record de tantos por Ia disputa de la Copa América", performance que por sí sola habla con elocuencia de su eficacia.
Su factor físico influyó decididamente para restarle méritos. Es de imaginarse la performance que podía esperarse de Seoane, si lograra, mediante eficaz entrenamiento y régimen alimenticio adecuado recuperar su agilidad de otros tiempos.
Hicimos el análisis de la línea delantera paro establecer aún puntos altos y bajos, para deducir luego, lógicamente que no puede ser considerada, en conjunto como una línea digna de un team campeón sudamericano.
Siguiendo el orden de colocación, tiremos que la línea de halfs dió la exacta noción de la capacidad efectiva del rao, vale decir que actuó con acierto en los dos primeros matches para decaer bastante en los dos últimos. Vaccaro, el centro de la misma, es el más entusiasta y empeñoso, pero el de menores recusos de los tres. Médici, el más veterano y técnico fue el más regular y, en cuanto a Fortunato, bien merece un elogio porque novicio aún, constituye una verdadera promesa que se va convirtiendo en realidad.
La pareja de backs contó a Bidoglio como el hombre científico para el puesto y con Tarascone, fueron de los mas regulares del conjunto. Sobrio en el quite y el rechazo; tranquilo, sereno; mantiene una colocación asombrosa en el campo, que lo distingue a la par de su limpieza ejemplar en el juego.
Sin embargo, en el match final se desconcertó a veces fallando en variar, oportunidades, por exceso de tranquilidad. No obstante ello, promovió repetidos aplausos del público y el comentario elogioso de los visitantes.
Muttis, de menores recursos y de juego violento, no fue hombre capaz de rayar a la misma altura de su compañero aunque lo secunda bien por el entendimiento que entre ellos existe.
Por último, nombraremos a Tesorieri, el guardavalla famoso, tantas veces internacional y de actuaciones sorprendentes. Su desempeño en el certamen fue discreto, solamente discreto y si otrora daba la impresión de que muy difícilmente sería batido, ahora, por el contrario, se observan sus intervenciones con creciente temor.
Ya no es el mago del goal que tanto admiramos por su seguridad, arrojo, sangre fría y pasmosa agilidad y colocación inmejorable. Sin ser empleado con frecuencia en tres partidos, fue vencido cuatro veces y no con tiros inatajables. Además de los goals tuvo intervenciones inseguras y tardías que pudieron costarle otros contrastes. Es indudable que no querernos decir que su desempeño resultó desastroso, pero si queremos establecer que Tesorieri pasa por un mal momento en su brillantísima carrera deportiva o bien que la decadencia se insinúa, lo que, en verdad no desearíamos porque significaría una gran pérdida para el football nacional.
Fotos: Archivo El Gráfico (1925)