Las Entrevistas de El Gráfico
Aspetar, el hospital que ilumina la medicina del deporte
Distinguido por la FIFA y el COI, se transformó en una referencia de clubes, federaciones, futbolistas y atletas. Allí se reinventan los protocolos de rehabilitación y se interactúa con elementos tecnológicos que se parecen más a la ciencia ficción que a los tratamientos conocidos. El Gráfico pasó un día entre sensores kinéticos, cámaras criogénicas y... especímenes.
La silueta de Aspetar, delante de la gigantesca antorcha de la Academia Aspire, en Doha.
Pero el hospital Aspetar es distinto. Su arquitectura es moderna aunque no imponente. Las extravagancias no forman parte de su carta de presentación. Un escritorio, una recepcionista y un par de hombres de seguridad esperan al visitante como si se tratara de un hotel, un gimnasio o una empresa cualquiera. Sin embargo, detrás de esa aparente normalidad se esconden las máquinas y los protocolos más innovadores en la medicina deportiva del mundo. Hasta aquí llegan atletas de elite procedentes de los cinco continentes, para someterse a los estudios más modernos.
Detrás de ese mismo escritorio esperaron Paolo Maldini junto a su hijo; los velocistas de Estados Unidos, actuales campeones del mundo; futbolistas como Neymar, Didier Drogba, Di María, Blaise Matiudi, Obi Mikel, Bacary Sagna y Shinji Kagawa, entre otros. Para el Mundial 2014, Aspetar estuvo cerca de ser un plantel más: 20 jugadores convocados habían hecho su rehabilitación allí.
¿Qué es exactamente Aspetar? ¿Es un hospital? Sí. ¿Es un centro de alto rendimiento? Sí. ¿Es un punto de referencia en la medicina deportiva? Sí. ¿Es un posgrado? También. ¿Es uno de los grandes innovadores en el estudio del físico de los atletas? Absolutamente.
Imágenes, cirugía y laboratorio. En 10 años de vida, Aspetar se transformó en un ícono.
Elegido como centro de excelencia por la FIFA y el COI, Aspetar es un socio estratégico del Paris Saint-Germain, de capitales qataríes, y su nombre aparece en los carteles de publicidad del Parque de los Príncipes. Pero más que la publicidad efectiva, lo que no tiene límites es lo que genera el boca a boca. Paolo Maldini, que había visitado el hospital con el Milan antes de retirarse, no dudó en volver cuando su hijo, Christian, se lesionó en 2015. “Conocía muy bien al doctor Martens, que me operó, y también había visitado el hospital con el Milan. Por eso, cuando mi hijo necesitó cirugía, sabía que tenía que venir acá”, explicó el italiano. El doctor Marc Martens es uno de las eminencias del rubro ortopédico e integró la lista de los 90 personajes que cambiarán el mundo del deporte, que El Gráfico hizo para su 90 aniversario, en 2009. Es parte del equipo de cirujanos de Aspetar desde su creación, en 2007. Pero no solo eminencias llegan a Aspetar. También llegan jóvenes médicos que buscan un posgrado en el área deportiva.
Barry White, es el encargado de la rehabilitación. Fue basquetbolista de la NBA y es quien se encarga de quitar el miedo a la reincidencia.
“La cirugía que se realiza con los especímenes es exactamente igual, tanto hombro, rodilla, tobillo. La única diferencia es que la sangre no brota, porque no está fluyendo. Pero al tacto del que opera, no hay otro cambio”, dice el cirujano estrella. Las mesas de trabajo y el equipamiento se diseñaron íntegramente para Aspetar de acuerdo a sus pedidos. Entran hasta 7 en un mismo quirófano. Y la música que se escucha se puede programar desde el teléfono, dirá el cirujano guía, con un humor parecido al de Doctor House. No hubo tiempo para la visita al freezer. Pero el visitante igual se quedará helado al subir al piso superior.
Aspetar es parte de la futurista Aspire Zone, en Doha.
Uno de los que quería sumarse era Mauricio Pochettino, DT del Tottenham. “Había escuchado muchas historias de este lugar y por fin pudimos visitarlo”, le dijo al Aspetar Journal en junio 2016. Aspetar también tiene su propia publicación, en la que difunde avances y publica papers científicos. A los pocos días de la visita de Pochettino, se firmó el acuerdo para que el Tottenham Hotspur hiciera todas sus revisiones médicas en Aspetar. Y no sería el último en llegar.
Hay especialistas de columna, tratamientos con reducción de oxígeno y cámaras criogénicas. Todo funciona en conjunto. Se incentiva el aprendizaje.
Parte de la rehabilitación de los lesionados se hace a través de hidroterapia en dos piletas de distinto tamaño. Una, que permite evaluar todos los movimientos del cuerpo desde ventanas inferiores, fundamental para los nadadores; otra, con cintas caminadoras bajo el agua, para recuperarse lo más rápidamente de las lesiones sin forzar al cuerpo ni obligarlo al esfuerzo y al dolor.
Uno de los especialistas en la zona de rehabilitación, y uno de los motores de Aspetar, es un ex jugador de la NBA, Barry White. “Es el cantante que se llamaba como yo”, aclara sonriente antes de responder cualquier pregunta. White llegó con una idea revolucionaria: ser un maestro físico. Diseñó su sector con los arquitectos, desde el piso hasta la iluminación, con un detalle que sorprende. Pidió las máquinas más modernas y las que no existían, las mandó a construir. Quería que las siluetas de los atletas se reflejaran, difusas, en ventanales, pero no espejos. Los ventanales tienen vegetación y por allí también pasan los recién llegados. Un contacto visual con el mundo exterior.
“Cada tiempo que pasamos con un atleta, tratamos de que entienda cómo funciona el cuerpo, a través de distintos ejercicios. Si viene de una lesión, aislamos la parte lesionada pero nunca dejamos de entrenar al resto del cuerpo. Y una de las partes que también se entrenan es la mente. Porque después de una lesión, uno de los desafíos es poder replicar el mismo movimiento sin temor. Nosotros, con máquinas, lo entrenamos. En el momento en que reciben el alta médica, también tienen el alta de competencia”, le explica White a El Gráfico, al tiempo que asegura que la rehabilitación emocional, área inexplorada, es casi tan importante como la rehabilitación física.
El sentido de circulación dentro del área de rehabilitación es único, de modo tal que no haya atajos hacia ciertas máquinas, ni aislamiento. Todos ven lo que otros están haciendo, todos ven el sufrimiento y la superación del resto. “Esto es un gran aula, en algún sentido, y la energía que se libera aquí sirve para todos”, apunta White. Lo positivo, remarca, es que al fin y al cabo a Aspetar llegan especialistas de todo el mundo, y todos ellos deben olvidarse sus métodos para entender que lo que se busca es desarrollar un propio manual Aspetar. Detrás, una especie de escalera caminadora se transforma hasta lograr una pendiente que les sirve a los esquiadores. Sólo faltaría un casco de realidad virtual. Pero seguramente, después de visitar Aspetar, el modelo ya debe estar en desarrollo…
Por Martín Mazur / Fotos: Gentileza Aspetar.
Nota publicada en la edición de Octubre de 2017 de El Gráfico