2008. Magia y veneno
Aléxis Sánchez se gano a los hinchas de River con su habilidad, llena de fantasia para quienes lo disfrutan y tremendamente dolorosa para quienes lo sufren. Afuera de la cancha es superprofesional y muy tímido.
Tocopilla es una de las ciudades chilenas que más sinsabores ha soportado a lo largo de su existencia. Con una población de aproximadamente 23.000 habitantes, su nombre proviene de los pueblos originarios que la vislumbraron como una "quebrada grande" y su ubicación, entre Antofagasta e Iquique, la hacen parte del Norte Grande chileno.
Entre los sucesos poco felices que son parte de su historia se destaca, por ejemplo, la crisis económica que soportó en 1932, cuando el comerció feneció y sus calles quedaron despobladas. También se han plasmado en las crónicas de esos días las consecuencias del aluvión de 1940 y el recuerdo fatal de la epidemia de fiebre amarilla de 1969. Nueve años antes, la región se estremecía con lo que fue conocido como el “Gran Terremoto de Chile”, ocurrido en Valdivia, de 9.6 grados en la escala de Richter, y considerado uno de los desastres naturales de mayores proporciones.
Tocopilla ha sido la última ciudad del Norte Grande que ha padecido un nuevo sismo. Fue hace poco, el 14 de noviembre de 2007. Percibido en gran parte de Chile, tuvo una intensidad de 7.7 grados y una duración de aproximadamente 1 minuto y 35 segundos. Como ha ocurrido siempre, los habitantes de esta ciudad se levantaron una vez más y lograron continuar su vida diaria, superando los escollos y haciéndoless frente a las nuevas realidades.
De esa comunidad que renació una y tantas veces proviene Alexis Sánchez, quien meses antes del sismo acordaba con River jugar a préstamo durante un año cedido por el Udinese, club que actualmente conserva su potestad. "Alexis quería venirse a toda costa a Chile cuando supo del terremoto, pero lo convencimos de que se quedara en Buenos Aires porque estamos todos bien", admitía por radio su hermana Marjorie, al día siguiente de la tragedia que dejó cerca de 15.000 personas damnificadas, un centenar de heridos y dos muertos.
Tal vez por llevar la sangre del Norte Grande de Chile, el jugador proveniente de Colo Colo esté acostumbrado a superar las malas experiencias; como la que debió afrontar el 11 de septiembre, cuando con pocos partidos jugados en el club millonario recibió de Juan Carlos Blengio el certificado de rotura de ligamentos. El defensor de Tigre inmediatamente fue catalogado por parte de la prensa trasandina como “el nuevo enemigo nacional" y no faltaron las voces de algunos representantes de la selección chilena que desconfiaron de la intencionalidad del jugador de Victoria. Fue el caso de Arturo Vidal -del Bayer Leverkusen- quien dejó ver sospechas en la infracción, al decir: "Los argentinos son pillos y tal vez hablaron antes para lastimarlo a Alexis". La lesión se produjo semanas antes de que la selección roja se midiera con la Argentina por las eliminatorias y esta baja -sin duda- fue significante en el equipo de Bielsa. Pero para la gran mayoría de los argentinos, esta acusación no tuvo asidero, ya que Sánchez todavía no había demostrado en Núñez por qué le decían “El Niño Maravilla”.
Entonces, en vez de entrar en polémicas, el tocopillano prefirió llamarse a silencio y pensar en el nuevo futuro, que es brillante presente. Para eso se encargó a la fe y cumplió al pie de la letra las indicaciones médicas de los profesionales de la ciudad de Barcelona; es que en Udinese conocen tan bien el valor de su inversión que únicamente dejaron que su recuperación se realizara en tierra española, claro, con la colaboración de los profesionales de River y el kinesiólogo Jorge Bombicino, de por medio.
Profesional desde la niñez, respetó los tiempos de la curación “tachando palitos” mientras dejaba pasar los días mirando películas -uno de sus pasatiempos preferidos- o entrenándose imaginariamente con la Play Station. Hasta que, por fin, llegó el día del retorno al rectángulo sagrado. No era seguramente una derrota contra Banfield lo que esperaba, pero eso tampoco hizo que sus ilusiones mermaran. Como recompensa a su constante optimismo, el destino le ofreció una nueva oportunidad para ganarse a la gente de River.
Fue nada menos que ante Boca, en el verano que pasó, donde le sacó lustre a la pelota y jugó como si la lesión nunca hubiese existido. De inmediato, la hinchada riverplatense sacó del arcón de los recuerdos el viejo diccionario de gentilicios y entonó el famoso “chileeeeno, chileeeeno”, cantito que volvió a escucharse en la primera fecha del Clausura antes de que comenzara el partido contra Gimnasia y Esgrima de Jujuy. “Cuando me cantan quiero salir a correr con más fuerza, a ganar todas las pelotas. A mí me ayuda a jugar mejor porque me siento con más energía, con mucha fuerza. Aunque trato de tomármelo con tranquilidad porque también puede ser que esas ganas que me vienen con los gritos me jueguen en contra”. Así explicó Alexis, ante El Gráfico de Chile, la sensación que le producía este fenómeno.
Como todo superhéroe, “El Niño Maravilla” es reservado a ultranza y su vida social se mantiene en secreto, lejos de los paparazzi futboleros; sigue la escuela de su entrenador del Seleccionado Nacional -que todavía les huye a las cámaras y grabadores- y por eso pocos periodistas conocen su voz. “Es un pibe muy sencillo y tímido”, explican quienes son parte de su entorno más intimo mientras tratan de justificar su antipatía hacia la prensa; “¡Pero mirá cómo juega!”, resaltan luego.
Y eso es verdad, el chileno la rompe. Aún en una tarde de excesivo calor como esta, en la que protagoniza un comercial para Nike y donde prometió atender a El Gráfico a pesar de sus reservas periodísticas. Viéndolo actuar, parecería que tiene las mismas exigencias que en un entrenamiento diario: agarra la pelota, la pisa, la mueve y no le quita la vista de encima hasta que no la ve contra la red. También es verdad que en este partido de un área sola juega como solía hacerlo un ex presidente argentino, sin marcas, ante la mirada de los extras que lo rodean y lo admiran. Pero lo hace con una magia distinta, una magia que es real.
“En Tocopilla jugábamos descalzos en la tierra”, acepta con pocas palabras el “Chile” como lo llaman íntimamente en el plantel. Por su sencillez, podría adivinarse que jamás hubiese imaginado este momento de su vida, donde una de las empresas más marketineras del mercado le pide que pose para los cartelones de Sudamérica. “Este botín es muy cómodo, sobre todo en la parte del empeine”, asegura hablando de su nuevo zapato naranja, que reemplazó al verde con el que pisó por primera vez River.
Además, al igual que los anteriores, estos botines llevan su rúbrica y ese es su verdadero talismán: “Los firmo aquí, al costado del talón, con marcador indeleble”, explica, asegurando que no hay patada que logre borrar su sello personal.
Hace poco, en una entrevista concedida a El Gráfico Chile, recordaba que de adolescente solía imaginar que en la primera división todo era puro lujo y que tendría muchos zapatos para elegir. Hoy en día, reconoce que lo mejor de este gran momento consiste en el mero hecho de ser parte de ese privilegio del que pocos jugadores gozan. Bajo la escasa sombra de un gacebo plantado en la mejor cancha del Parque Sarmiento, y soportando la sesión de maquillaje para el spot, Alexis también acepta que ese privilegio le cambió la vida. Instalado cómodamente en una de las zonas más caras de Puerto Madero, el chileno admite que no solo los nuevos zapatos naranja le calzan perfecto: también Buenos Aires le calza muy bien. Adora el fútbol argentino, “donde todos los equipos siempre quieren ganar y ser campeones”, la ciudad le fascina y además está cerca de su familia: mamá Martina y Marjorie, Humberto y Tamara, sus hermanos. “Todos los días charlo con ellos por teléfono y eso me hace no extrañar tanto a mi país. Además, en la tele también veo los programas de Chile”.
Fanático del reggaeton, género que trata de imponer en el vestuario luchando contra la influencia casi mayoritaria de la cumbia nacional, quienes lo conocen más afirman su amor sincero por la música, arte en el que les da espacio a Akon y Usher, intérpretes norteamericanos; y la banda latina Calle 13, que recientemente tocó en el Luna Park. A pesar de que no fue a verlos porque no va a los conciertos, la música es otra de sus grandes pasiones. A todos lados lleva su mp3 y cuentan que alguna que otra vez pasó discos bajo el apelativo de Dilla. Pero no todo es ritmo sincopado; cerca de la hora del descanso, Alexis se inclina por los decibeles más bajos: algo como Maná o Arjona, melodías con las que acuña sus deseos de ser campeón de todo.
El Estadio Municipal Ascanio Cortés Torres es la sede del Club de Deportes Tocopilla, el equipo local. La referencia no busca identificar nuevamente al lugar donde se crió Alexis, sino emparentarlo con la personalidad de quien lleva el nombre de este coliseo inaugurado hace pocos años. Porque Cortés, además de ser un ídolo futbolístico en la década del 30 en el fútbol italiano, fue el primer jugador chileno en vestir la banda roja y permaneció dos temporadas, integrando incluso el famoso plantel de La Máquina. Es también, como para agregar méritos, el creador de la chilena, la jugada que busca goles de espaldas al arco.
Pero sin duda, en estos tiempos Marcelo Salas se impone en el ranking de chilenos más famosos en las tribunas del Monumental, una verdad que el trasandino de jopo y gel reconoce. “Por ahí se apuran mucho en compararme con Marcelo”, admite con timidez. Es que el hincha de River no deja de ilusionarse con la posibilidad de que el equipo se consagre nuevamente en La Libertadores, de la mano de otro “Matador”. “Yo era muy chico cuando Salas jugaba en River y además, no teníamos televisión en casa”, relata Sánchez, “por lo que solo recuerdo su última etapa cuando volvió de Italia. Pero ¿qué te puedo decir de él que alguien no sepa?”.
Aunque River no haya podido disfrutar de sus goles, sería injusto no incluir en esta enumeración de grandes hijos del Pacífico a Iván Zamorano, quien oportunamente dijo sobre Alexis: “Estoy seguro de que no solo le dará muchos triunfos a River Plate, sino que también a la selección. Hoy debe ser uno de los mejores de América, pero hay que cuidarlo, llevarlo por el camino correcto. Y en eso, todos los que rodeamos el fútbol tenemos responsabilidad. En un tiempo no muy lejano va a demostrar todo su talento en Europa, y sin duda tiene fútbol para ser uno de los mejores del mundo”.
Conceptos que concuerdan con los del ícono riverplatense Ariel Ortega, quien semanas atrás pidió a los árbitros un especial cuidado hacia su compañero, después del partido con San Martín de San Juan. “Hay que cuidarlo, porque para uno es lindo ver a esos jugadores que encaran. Pero eso depende mucho de los árbitros, lo tienen que defender", comentó el Burrito.
Desde que llegó a Núñez, de todos lados recibió elogios El Niño Maravilla. Daniel Passarella se entusiasmó tanto con su incorporación que cuando “fantasmeaba” el problema en la clavícula (un tema que trababa su pase) fue el propio Kaiser quien pidió que se ignorara ese detalle porque era un crack. "Juega como delantero por las bandas, tiene mucha habilidad y un excelente manejo del balón. Además, es un gran definidor cuando pisa el área rival", lo presentaba en su momento la página oficial del club. Y con Diego Simeone, la historia no cambió. El nuevo técnico de River le fue cediendo espacio poco a poco, al tiempo que comprobaba su eficiencia como asistente y jugador de llegada final. “Mi relación con Simeone es de respeto por sobre todas las cosas. Pero no solo con él me manejo así, también lo hago con Bielsa; y así lo hice con Passarella y el resto de los entrenadores que tuve”, afirma Sánchez con seriedad.
Tal vez por ese respeto al que hace mención, el Cholo le brinda un poco más de libertad táctica en los partidos, cosa que se nota cuando le quita el lazo y no lo limita a jugar por los laterales. “Venía jugando muy preocupado por cumplir con lo que Simeone me pedía, pero en el partido contra San Lorenzo el técnico me dijo: ‘Entrá y jugá como a vos te gusta, como vos quieras’. Fue lo mejor, porque creo que jugué un buen partido”.
Con sus compañeros, la postura de respeto es la misma, aunque un poco más laxa. “Alexis está siempre de muy buen humor. Tiene una onda bárbara y, aunque lo conozco poco, ya me animo a decir que es una muy buena persona”, le contaba en el inicio Matías Abelairas a La Tercera de Chile. El mismo Alexis afirma que se lleva bien con todos dentro del plantel, donde ya se habituó a las bromas porteñas y a las “gastadas” extrafutbolisticas. Incluso los contrarios lo miman: “Tiene una gambeta por momentos indescifrable, y no solo a mí, también al resto de mis compañeros; se nos hizo muy difícil pararlo", reconoció Ariel Franco, de San Martín de San Juan, tras el partido que se suspendió por lluvia y que terminó semanas más tarde.
“El que avisa no traiciona”, reza el dicho, y por eso no hay nada que reclamar cuando la entrevista se corta abruptamente en vista de que Alexis comienza a impacientarse con las preguntas. Todos saben que es esquivo con la prensa, y el ratito concedido a El Gráfico fue excepcional. Incluso alguien comenta en voz baja: ¿“Sabés lo que le va a costar esta nota a Nike?”. Es que el Niño Maravilla es fanático de la ropa y las zapatillas, y el pase de la factura con seguridad vendrá por ese lado.
La tormenta se avecina en el Parque Sarmiento, pero a él no le importa y sigue bailoteando a los jugadores-actores; viene de una zona donde el clima pega fuerte, un lugar donde cumplió la etapa de la niñez corriendo las calles detrás de la pelota para pasar a la Primera del Cobreloa y luego al Colo Colo de Nelson Acosta. Ahora, el chileno despliega su reggaeton en River, donde se siente muy cómodo por el cariño de la gente y según sus palabras, “donde quisiera estar más tiempo”. El Udinese solo lo cedió hasta mediados de este año. Habrá que ver qué deciden hacer los italianos con su diamante en bruto. Si lo siguen puliendo o si creen que ya tiene brillo suficiente para que se luzca en la vidriera principal.
Una voz seleccionada
Alexis Sánchez se siente cómodo jugando en River y en Argentina. “Acá son ganadores, tienen personalidad, por algo dicen que los argentinos tienen huevos”, destaca. “Si se puede, hay que ganar todo. No es solo en River, acá todos quieren ganar cada cosa que juegan. Yo ahora miro un poco más de fútbol por televisión y me doy cuenta. En España recibes una pelota y tienes treinta metros para darte vuelta y encarar. Acá no alcanzas a darte vuelta, y ya hay dos tipos encima de uno”.
Con respecto a sus aspiraciones en la Selección, Alexis cree que repetir la experiencia de la Sub 20 en el Mundial de Canadá es posible, debido en gran parte a que se identifica con la forma de trabajo de Marcelo Bielsa. "No tengo dudas de que clasificaremos”, afirmó en una nota a la revista D13. “Si trabajamos bien, vamos a clasificar y después hay que ir a ganar el Mundial. Ya lo hicimos con la Sub 20, fuimos a ganar y estuvimos muy cerca. La Selección es el sueño de todos los que jugamos a la pelota. Acá, en la Argentina, se mueren por jugar por su país. El otro día nominaron a un compañero mío de River; y cuando nos contó, se puso a llorar”.
Por Andrés Wodzak (2008).