Las Entrevistas de El Gráfico
La historia de Gustavo Gómez, el 2 de Lanús y de Ramón Díaz
Lo vieron jugando en su pueblo y lo llevaron directamente a las selecciones juveniles con tan solo 14 años. La rompió en Libertad y Guillermo Barros Schelotto lo trajo con 21. Hoy, es una de las figuras del equipo de Jorge Almirón, que sueña con el campeonato.
El señor estira los brazos, los apoya sobre los hombros de su interlocutor y, en un tono paternalista, le dice: “Recuperate rápido mitaí (pibe, en guaraní). Hoy la rompiste, vos tenés que ser titular sí o sí en el equipo”. La motivación le explotaba a ese adolescente de 17 años, que había debutado en el primer equipo de Libertad y que, por cosas de la vida y del fútbol, se rompió el quinto metatarsiano del pie izquierdo a la tercera presentación en Primera.
Ese pibe era Gustavo Gómez, el jefe de la defensa de Lanús, y el hombre era nada más ni nada menos que el actual presidente de Paraguay, Horacio Cartes, en ese momento máximo dirigente de Libertad. Gustavo, según contará en detalle, estaba "triste" y "decaído” por la lesión y las palabras de Cartes, su referente político, le generaron la inyección anímica que le faltaba. A las pocas semanas, logró la plenitud física y no volvió a salir más del equipo, integró selecciones juveniles y actualmente es un pilar fundamental del equipo sensación del fútbol argentino.
-¿Cuál es la clave de este Lanús y en qué se diferencia de los demás?
-Estamos muy bien. Me pone contento la forma en que estamos jugando, eso me pone muy bien. El grupo es lo más importante: los que no juegan están apoyándonos siempre y por suerte también recibimos muy bien el mensaje de (Jorge) Almirón.
-¿Almirón les cambió el chip y la manera de ver el fútbol?
-Él se hace entender y además, tenemos jugadores experimentados que nos ayudan a nosotros, los jóvenes. Salimos jugando, tenemos tres o cuatro opciones de pase siempre y la verdad que da gusto jugar así, de esta manera. Nuestra forma de jugar es lo que nos hace estar peleando arriba.
El central del Grana besa el escudo de su Selección, en la platea del estadio. FOTO: El Gráfico.
-¿Qué enseñanzas te dejaron los Mellizos Barros Schelotto?
-Aprendí mucho con ellos. Estoy muy agradecido porque me llamaron para venir diciéndome que Lanús era fantástico. Encima, tenía una oferta de otro club de Argentina. Me convencieron y la verdad que no me arrepiento de haber venido.
Hombre de pueblo
Gustavo Gómez nació un otoño de 1993 en San Juan Bautista, Misiones, Paraguay, en donde las temperaturas en invierno oscilan los 0ºC y en verano tienen máximas de 39ºC. “Siempre voy a mi pueblo. Si tengo vacaciones, voy siempre. Está toda mi familia. Yo soy el menor. Tengo un hermano que juega en la segunda de Chile (Copiapó), otro que también juega al fútbol en el pueblo y una hermana que es radióloga”. Cuenta, además, que mamá Gloria era empleada pública y papá José, contratista de obras. “Por suerte, siempre laburaron y nunca me faltó nada. Pero ¿sabés cómo tenía que cuidar los botines?, ja. En mi barrio jugábamos descalzos. Éramos una familia humilde”, esboza con orgullo el caudillo de la defensa Granate, luego del entrenamiento y el almuerzo que compartió con sus compañeros.
INDISCUTIDO en la defensa del Grana. Lo trajo Guillermo.
En Argentina, sería inédito que un jugador de un club de pueblo vaya como sparring de la Selección a un Mundial. La mayoría de los chicos que viajan son cracks de las inferiores de instituciones ligadas directamente con la AFA. Gómez, que vivía a 200 kilómetros de Asunción, era una de las caras más conocidas de la albirrojita (así le dicen a las selecciones juveniles de Paraguay): “En el 2010, fui como sparring de la Selección de mi país al Mundial de Sudáfrica... ¡y todavía jugaba en el club 31 de julio!. Entonces, a los dirigentes de Libertad les sorprendió que yo estuviera con la mayor jugando en un club de pueblo y me compraron”, recuerda.
Jugó, también, dos Sudamericanos sub 20: 2011, en Perú, y 2013 en Argentina, en el cual fue el líder y el capitán del equipo que salió segundo en Mendoza. Ese mismo año debutó en la mayor contra Bolivia, por las Eliminatorias. El admirador de Carlos Gamarra y Celso Ayala se despachó con un gol de cabeza en la goleada por 4 a 0. Sí, una vida en la Albirroja.
Se prendió con El Gráfico y se puso una camiseta antigua de Paraguay. Un 2 con la 8. ¡Que tul!. FOTO: El Gráfico.
- Por suerte, me está tocando jugar de titular. Jugué contra Ecuador y contra Brasil y la verdad que es muy lindo vestir la camiseta de mi país, es lo máximo para un jugador. Lo disfruto y creo que estuve a la altura en esos partidos. Ramón es un técnico muy motivador, un técnico que sabe mucho y ojalá nos pueda dar la posibilidad de volver a jugar un Mundial. Nos muestra muchos videos y nos dicen que los defensores tenemos que ser fuertes con los delanteros. Cada vez que voy a la Selección aprendo mucho. Estoy esperando la lista de la Copa América que se dará a conocer el 9 de mayo.
-El clásico de Paraguay, Cerro Porteño–Olimpia, fue considerado por la revista inglesa FourFourTwo como uno de los más importantes del mundo. ¿Con cuál te quedás, Olimpia o Cerro?
-Libertad. Cuando era chico me gustaba un club, pero ahora no lo voy a decir porque ya no me interesa. Desde el primer día que llegué a Libertad me hice fanático. Me gusta mucho la gente del club, recuerdo cómo me trataban y ahora veo siempre los partidos. La verdad que me encariñé mucho.
En sus tiempos libres le gusta leer artículos o libros de política, igualmente no quiere hablar mucho de eso para no morder cualquier anzuelo. Pero admite que “el día que deje de jugar” se manifestará un poquito más. Es amante de la música de Callejeros y Calle 13, y aunque aparente un tanto rudo y potente, ama la tranquilidad del reggae, especialmente la de Dread Mar I. Por ahora, asegura que no piensa en irse: "Estamos jugando cosas importantes y peleamos siempre arriba. Vamos a ver qué pasa después del torneo". El sueño, como el de todo jugador profesional, es llegar a Europa. Pero Gómez no quiere apurarse. Por ahora, sólo le interesa disfrutar.
Por Matías Escobar
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