El 15 de agosto de 2004 en los Juegos Olímpicos de Atenas, el seleccionado argentino de básquetbol debutaba con el mismo rival que le había ganado en la final del mundial de Indianápolis dos años atrás en tiempo suplementario: Serbia y Montenegro.
Faltaban 3 segundos 8 décimas en el reloj para el final del partido y Argentina perdía por un punto. Saca Nocioni del fondo del campo propio para Montecchia que, a la carrera, elude un rival con una media vuelta y le da la pelota a Emanuel Ginóbili faltando ¡7 décimas de segundo!
Asombrosamente el bahiense tira a tiempo, la pelota pega en el tablero y el país explotó.
Fue la jugada de todos los tiempos del básquet argentino. Fue el doble más festejado de la historia del país. Todos los que lo vivimos nos acordamos con quién y dónde estábamos en aquel momento.
Fue, fundamentalmente, el primer paso hacia la medalla de oro olímpica, para muchos el logro más grande del deporte argentino en toda su historia.
En el vigésimo aniversario de aquella epopeya, seguimos recordando y emocionándonos como si hubiera sido ayer.