La intimidad de San Antonio Spurs es perforada muy seguido por este lamento de sus propios jugadores: “En los Estados Unidos no nos valorizan como merecemos; les cuesta destacar nuestra jerarquía…” A continuación explican: “Otro cantar sería si nos llamáramos New York Spurs o Los Angeles Spurs: tendríamos más consideración y estaríamos en todos los medios. Somos los campeones, pero es difícil que nos den la hora…”
Es que en las últimas nueve temporadas San Antonio Spurs logró cuatro anillos (1999, 2003, 2005 y 2007) y, sin embargo, no consigue conmover al marketing de la NBA, ni a la repercusión mediática ni a las luces de colores de un mundo sofisticado. No hace ruido y, además, le endilgaron una falsa etiqueta que lógicamente no ayuda: “Es un equipo aburrido”. Pese a ser el mejor de todos.
Proviene de una apacible ciudad texana que redondea 1.500.000 habitantes con gran mayoría descendiente de mexicanos, tanto que el 72% prefiere hablar español en casa. Tiene un aire provinciano frente a la rutilancia de las urbes norteamericanas, con fuerte raíz hispana desde que la ciudad fue fundada en 1731 por colonos de las Islas Canarias. Cuando Texas era territorio mexicano, allí ocurrió la leyenda de la capilla de la misión El Alamo el 6 de marzo de 1836, con 184 rebeldes norteamericanos que buscaban su independencia y fueron asesinados por las fuerzas mexicanas del general Antonio López de Santa Anna. Terminaba tan ferozmente así el asedio de 13 días.
En esos lares nació en 1967 en la ABA –la entidad que pretendió competir con la NBA– el equipo precursor de los hoy Spurs: Dallas Chaparrals. Tras tres temporadas ya como San Antonio Spurs en la citada ABA, desde la 1976/77 compite en la NBA.
La serie final ante Cleveland Cavaliers comenzó el jueves 7 de junio precisamente en medio de ese eclipse que desencanta a su plantel: todo el mundo hablaba de LeBron James, el llamado “The King”ungido para suceder a Michael Jordan. Todavía aleteaba la onda expansiva de la fantástica actuación de la superstar de los Cavs y sus 48 puntos a Detroit Pistons en el quinto partido de las finales del Este.
La serie por los anillos asomaba entonces con esta contienda: “el equipo” contra “la estrella”. Pero los Spurs consiguieron desactivar la alarma de LeBron James apoyados en el factor más decisivo de esta definición: su defensa, que por algo es la mejor de la NBA. Intensa, agresiva, intimidatoria, cerrada, segura, amordazante con sus constantes doblajes. Lograron la octava barrida de la historia en una serie final.
El remate de la consagración tuvo apoteosis celeste y blanca: de los últimos 17 puntos de San Antonio, los determinantes en un trámite que inesperadamente se había complicado, ¡16! fueron convertidos entre Manu Ginóbili (11) y Fabricio Oberto (5), demostrando en los momentos calientes que no están de relleno. Sólo se coló Finley con un tiro libre.
El jueves 3 de mayo se vivió un shock en esta 61ª. temporada de la NBA. Golden State Warriors (el octavo de la serie regular), de Oakland, eliminó por 4-2 triunfos a Dallas Mavericks (el primero y favorito). Se producía así un hecho conmocionante poco frecuente en la historia de la NBA: por tercera vez el número uno de la competencia era eliminado en la primera vuelta de los playoffs. Los casos anteriores fueron en 1994 (Denver Nuggets dejó en el camino a Seattle Supersonics) y 1999 (New Yorks Knicks sacó a Miami Heat).
Sólo siete de los treinta equipos participantes superaron el 60% de victorias en la primera parte de 82 partidos jugando cada uno. El Oeste acaparó los mejores rendimientos con este orden: Dallas Mavericks del alemán Dirk Nowitzki (81,7 %), Phoenix Suns del canadiense Steve Nash (74,4 %) y el campeón San Antonio Spurs del argentino Emanuel Ginóbili (70,7 %). El Este recién apareció en el cuarto puesto con Detroit Pistons de otro argentino, Carlos Delfino (64,6%).
Siguieron dos del Oeste: Houston Rockets del chino Yao Ming (63,4%) y Utah Jazz del ruso Andrei Kirilenko (62,2%). Cleveland Cavaliers, finalista, del brasileño Anderson Varejao (61,0%), el restante del Este, cerró esta elite actual de la NBA.
“Manu Ginóbili es el jugador más competitivo que dirigí en mi carrera”. Esta afirmación contundente sobre Emanuel David Ginóbili, 29 años, fue dicha por el entrenador norteamericano Gregg Charles Popovich, 58, con 11 campeonatos dirigiendo en la NBA.
A partir de ahí se comprenderá por qué rugían de alegría los 18.797 espectadores del estadio AT&T Center cada vez que Popovich le hizo la seña en el banco para que entrara indicando el primer cambio de San Antonio. Otra vez trascendente, influyente, providencial. ¡Goleador, con 27 puntos, de un partido definitorio de la NBA! Es el mismo público que ovacionó hasta el delirio el instinto futbolero de Manu en la primera final, trasladando la frescura del potrero a un escenario que costó 186 millones de dólares, cuando le metió un “caño” a Daniel Gibson para terminar llegando solo y definiendo en bandeja con mano derecha.
–¿Qué fue lo que más te gustó esta vez?
–Ser goleador es un hecho circunstancial, pero ser importante definiendo un partido decisivo, es fantástico. Es lo más hermoso del básquetbol.
–Cuatro títulos NBA en nueve campeonatos… ¿Cuál es el secreto de los Spurs?
–La explicación es bastante sencilla: el equipo reúne a un grupo de grandes jugadores que no piensan en el brillo personal, sino en el objetivo común de ser campeón. Lúcidos propietarios de una franquicia de la que constantemente se habla bien. Un muy capaz cuerpo técnico, que también se preocupa mucho por la salud física y mental de sus dirigidos. Un hombre como Tim Duncan que hace las cosas más fáciles a todo el mundo. Todas estas razones seguramente entre muchas más. Fui tremendamente afortunado en haber sido drafteado por los Spurs y haber entrado a un equipo ganador.
–Hacé una comparación de tus tres finales…
–Fueron bastante diferentes. En 2003, ante New Jersey Nets, yo era nuevo, no entendía mucho todo lo que ocurría, ni lo duro que era. En 2005 jugamos contra un gran equipo (Detroit Pistons) y fue más duro aún. Llegué muerto: si habíamos disputado 100 partidos, me parecía que fueron 200… Fue desbordante en lo emocional. Esta vez frente a Cleveland Cavaliers yo ya tenía poder de decisión dentro del esquema general del equipo. Fuimos claramente superiores por carácter y personalidad. Estuve más descansado, a todos les pasó lo mismo, y me sentí muy bien. Junto a mi segunda temporada, es cuando físicamente me encontré mejor. Me sentí fuerte para ir hacia adentro y encarar el aro. Tuve la sensación de que llegaba más rápido. En cuanto al juego, Tim (Duncan), Tony (Parker) y yo fuimos más preponderantes porque mantuvimos un buen nivel durante más tiempo. En 2003 nos apoyamos en Tim y en 2005 los tres no fuimos parejos. Por ahí jugaba muy bien uno y no tanto el otro.
–¿Los playoffs son un campeonato aparte?
–Todo el año se juega para clasificarse y alcanzar esta instancia, que es la que por eliminación define la temporada. El aire que se respira dentro de la franquicia y en toda la NBA es diferente. Hay más tensión y emoción. Ni hablar si el equipo avanza… La adrenalina crece. Nada de lo que ocurre durante la serie regular es comparable con lo que se siente en los playoffs. Es una cosa aparte de lo que sucedió antes. Todo puede pasar.
Yo también cambio. Tengo más ganas que nunca, estoy más atento, es como que tengo las pilas a full. No se trata de nerviosismo, pero crece la tensión. Mi vida social también es distinta: salgo menos de casa y no quiero hablar de básquetbol con nadie, excepto los del equipo.
–¿Qué querés decir de Fabricio?
–Me puso muy feliz verlo tan contento en su primera final en la NBA. Y verlo campeón. Tuvo una repercusión tremenda que lo hizo sentir importante. La serie contra Utah, que definió el Oeste, le vino bárbara porque frente a un equipo con jugadores altos y ásperos, fue ideal para su estilo de fajarse.
Despacito. De a poquito. En silencio. De no entrar nunca a jugar todo. Así transcurrieron las dos primeras temporadas del cordobés Fabricio Raúl Jesús Oberto, 32 años, en la cima del básquetbol hasta explotar y afirmarse como titular desde que los Spurs anunciaron su contratación el martes 2 de agosto de 2005. Pero tratándose de él, fue con perseverancia y convicción. Con su habitual entrega, aferrado a su proverbial sacrificio.
En la 2005/06 jugó en 59 encuentros, pero nunca fue titular. Ahora lo hizo en 79 y en 33 estuvo en el cinco abridor. De tímidos 4,9 minutos en los playoffs y la eliminación con Dallas Mavericks en las semifinales del Oeste del año pasado saltó esta vez a importantes 31 minutos en las finales del Oeste ante Utah Jazz, que significaron su espaldarazo.
Fue un utilísimo escudero en la zona pintada para Tim Duncan, el eje del equipo. De 1 punto y 0,9 rebotes trepó a 5,6 y 5,0. En la ronda que consagró a San Antonio fue el sexto hombre con más tiempo en la cancha. En el partido de la consagración jugó un memorable último cuarto.
Los expertos se asombraron: “En el juego de equipo Oberto hace lo que haga falta para colaborar con sus compañeros. Siempre está en el lugar indicado”. Algunos medios norteamericanos recién lo descubrieron y resaltaron el “destape Oberto”. En realidad, con más oportunidades, pudo demostrar su valor y terminar de ganarse la confianza del director técnico. Popovich ya lo sabía: “Hace el trabajo duro en la cancha: poner cortinas, rebotear, pelear las pelotas divididas. Simplemente, entrega su corazón por el equipo”.
–¿Algún recuerdo especial en este momento?
–Sí, para Gaby Riofrío, mi mejor amigo. Desde el cielo siempre me acompaña, en todos los campeonatos ha estado conmigo.
–¡Cómo festejó Tim Duncan, que es inexpresivo, tu doble y foul en el último partido!
–Es que esa jugada creo que desequilibró el juego a nuestro favor. Nos fuimos seis puntos arriba (72-66 a 2 m 29 s).
–Tuviste una gran paciencia…
–No es una carga para mí. Siempre trabajé, nunca me abandoné, para que estuviera preparado cuando me tocara estar en la cancha. Mi filosofía es sumar en lo que pueda, jugando 10 o los 48 minutos. Además, sabía que un entrenador como Pop siempre está buscando la mejor combinación para el equipo en ese momento.
–¿Hay alguna receta para estar tan bien?
–Yo llegué a la NBA con 30 años, pero cada día que pasa me siento como de 23 porque, como diría una canción de los Rolling Stones: “Tienes que seguir rodando para que el musgo no se te pegue”.
–¿Pudiste dormir esta vez antes de los partidos finales?
–Me costó mucho, por la ansiedad y la tensión, pero es algo propio de mí. No fue la primera vez. En el último Mundial de Japón, como mucho, dormí tres horas antes de la semifinal que con la Selección Argentina jugamos contra España. Igual cuatro años antes en el Mundial de Indianápolis, fueron solamente dos o tres horas tratando de conciliar el sueño… Aunque, eso sí, nunca me afectó en mi rendimiento en la cancha. Cuando estás en el juego, tu mente se encuentra en blanco y ni te acordás si dormiste o no.
–¿Qué querés decir de Manu?
–Nació para los momentos de definición como son los playoffs, por algo fue tres veces campeón sobre cinco temporadas… Le encanta jugar bajo presión. No le escapa a tener la pelota en sus manos en instancias decisivas. También es el jugador que cada vez ha evolucionado un poco más. No le alcanzó con ganar el primer anillo en la NBA. Lo vivo todos los días en los Spurs y es tremendo como mantiene ese hambre de ganar. Es una suerte ser su compañero de equipo.
Cuatro veces campeón en nueve años ameritan para que se acepte que San Antonio Spurs instauró una nueva dinastía en la historia de la NBA, que arrancó el 6 de junio de 1946.
La primera vez fue George Mikan quien levantó la bandera de Minneapolis Lakers ganando 5 títulos entre 1949 y 1954. Luego siguió el ciclo más ilustre de una franquicia con Bill Russell como emblema para que Boston Celtics, desde 1957 a 1969, conquistara 11 de sus 16 lauros de campeón. Después fue tiempo de Magic Johnson y el “show time” de Los Angeles Lakers: 5 anillos de 1980 a 1988. La última familia real resultó Chicago Bulls con un rey de otra galaxia: Michael Jordan. Cosechó 6 consagraciones entre 1991 y 1998.
Los tres anillos obtenidos por Manu Ginóbili le dan el honor de ingresar a un círculo muy selecto de campeones con semejante y envidiable currículum. A manera de confrontación, vale este detalle de glorias veneradas que fueron elegidas entre los mejores 50 jugadores de la historia en 1996, en ocasión del cincuentenario de la NBA. Diez nunca fueron campeones: Charles Barkley, Elgin Baylor, Dave Bing, Patrick Ewing, George Gervin (su infabilidad anotadora se destacó en San Antonio), Karl Malone (pese a haber jugado 19 temporadas), Pete Maravich, John Stockton, Nate Thurmond y Lenny Wilkens.
Con un galardón se quedaron otros próceres: Bob Pettit, Jerry West Oscar Robertson, Earl Monroe, Julius Irving y Moses Malone.
Manu, con tres títulos ganados, está junto a una leyenda: Larry Bird.
Para los argentinos, todo esto nos parece una adaptación moderna de un cuento fantástico escapado de Las Mil y una Noches.
El escenario de Fabri fue Las Varillas, en la provincia de Córdoba. Aprendió a los 7 años. Se hizo jugador en la canchita del Colegio “Gustavo Martínez Zuviría”, donde cursó el secundario. Todas las tardes allí se armaban partidos hasta que no hubiera más luz. Cuando se iban, le ponían candados a las redes para que nadie usara los aros. Arrancó en Huracán de su ciudad natal (derecha, 10 años).
El escenario de Manu fue Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires. Aprendió a picar la pelota en la cocina de su casa del Pasaje Vergara enseñado por el entrenador “Huevo” Sánchez. Tenía 3 años. Comenzó a jugar en Bahiense del Norte, el club que es la segunda casa de los Ginóbili. Su ficha de federado, la Nº 11.414, fue registrada en 1984 (izquierda, 11 años).
Juntos por primera vez compartieron equipo jugando para Argentina en agosto de 1996 en el Torneo de las Américas Sub-22 realizado en Caguas, Puerto Rico. Juntos, tuvieron el bautismo campeón, también con Argentina, en el Premundial de Neuquén 2001.
CAMPAÑA. Serie regular. Partidos: 82. Fueron 58 triunfos (70,7%) y 24 derrotas. Como local: 31 y 10. Como visitante: 27 y 14. Se clasificó tercero en la Conferencia Oeste. Como número uno terminó Dallas Mavericks.
Esta etapa se disputó entre el jueves 2 de noviembre de 2006 y el miércoles 18 de abril de 2007, comprendiendo 168 días.
Playoffs. Partidos: 20. Triunfos: 16 (80%). Derrotas: 4. Campeón de la NBA. Fue entre el domingo 22 de abril y el jueves 14 de junio, con 54 días de competencia.
Resumen general de la temporada: Partidos: 102. Triunfos: 74 (72,5%). Derrotas: 28. Días: 222. Esto significa que los Spurs jugaron un encuentro cada 2,2 días.
FINALES. San Antonio Spurs 4 - Cleveland Cavaliers 0. En San Antonio (Texas): 85-76 (partido 1) y 103-92 (partido 2). En Cleveland (Ohio): 72-75 (partido 3) y 82-83 (partido 4). En primer término se consigna al local.
Jugador mas Valioso (MVP): Tony Parker.
JUGADORES. En la serie regular participaron 15 jugadores en los Spurs. De ellos, 6 están registrados como “internacionales”: Tim Duncan (Islas Vírgenes), Francisco Elson (Holanda), Emanuel Ginóbili y Fabricio Oberto (Argentina), Tony Parker (Francia) y Beno Udrih (Eslovenia). En los playoffs lo hicieron 12.
ARGENTINOS. Promedios. Serie regular. Emanuel Ginóbili: 75 partidos (36 en la formación inicial), 27,5 minutos, 16,5 puntos, 4,4 rebotes y 3,5 asistencias. En el equipo es quien más robos de pelota logró por encuentro (1,45). Fabricio Oberto: 79 partidos (33 en el cinco de salida), 17,3 minutos, 4,4 puntos, 4,7 rebotes y 0,9 asistencias.
Playoffs. Emanuel Ginóbili: 20 partidos (ninguna titularidad), 30,1 minutos, 16,7 puntos, 5,5 rebotes, y 3,7 asistencias. Fabricio Oberto: 20 partidos (12 empezando), 20,8 minutos, 5,6 puntos, 4,9 rebotes y 0,7 asistencias.
FIGURACIÓN. Por tercera vez en la historia dos jugadores de un mismo país, que no es Estados Unidos de América, participaron en una serie final de la NBA. Son Manu Ginóbili y Fabricio Oberto, de Argentina. Los anteriores fueron los canadienses Rick Fox (Los Angeles Lakers) y Todd Mc Culloch (New Jersey Nets), que se enfrentaron en 2002, y los eslovenos Beno Udrih y Rasho Nesterovic, compañeros en los Spurs en 2005
TITULOS NBA. San Antonio Spurs (4) se ubicó como el cuarto equipo más campeón de la historia, detrás de Boston Celtics (16), Minneapolis/Los Angeles Lakers (14) y Chicago Bulls (6).
Por O.R.O. (2007).
Fotos: AFP.