La última ausencia
La Copa del Mundo de México 1970 fue la última que Argentina miró desde afuera. Cabe destacar que el equipo peruano, que empató en la “Bombonera'', fue uno de los mejores de su historia, con jugadores inolvidables como Teófilo Cubillas, Hugo Sotil, Héctor Chumpitaz y Oswaldo Felipe Ramírez, futbolistas de una talla extraordinaria.
El técnico de la selección nacional fue Adolfo Pedernera, quien había reemplazado al renunciante Humberto Maschio. La clasificación se dividía en 3 grupos, donde solo el puntero de cada uno de ellos se quedaba con el boleto. En esa época solo eran tres, las plazas disponibles para Sudamérica.
Argentina compartió zona con Bolivia y Perú. El primer partido se jugó en La Paz, el 27 de julio, con derrota por 3 a 1 ante el seleccionado boliviano. Una semana después, Perú lo recibió en Lima y la selección no levantó cabeza. Volvió a caer, esta vez por 1-0.
La única manera de clasificar era ganar en la última fecha, y de esa manera propiciar un triple desempate. Pero eso no sucedio. El 31 de agosto, con la igualdad 2 a 2 frente al combinado "incaico", los sueños se terminaron.
El primer gran golpe: 1958
El “desastre” de Suecia, tan letal como inesperado. La selección argentina habia hecho una buena eliminatoria. El 6 de octubre arrancó perdiendo en La Paz por 2 a 0. Siete días después se recuperó ganándole 2 a 0 a Chile en Santiago. En los úlitmos dos partidos, “desfiló”: sendos 4-0 en Buenos Aires, ante los mismos rivales.
Ya en la Copa del Mundo, Argentina compartió grupo con Alemania Federal, Irlanda del Norte y Checoslovaquia. El equipo nacional se sentía candidato, y con ese ánimo enfrentó la competencia.
El 8 de junio recibió el primer masazo. Derrota ante los Alemanes por 3 a 1. En el segundo encuentro se recuperó con una clara victoria frente a Irlanda del Norte, también por 3 a 1.
Necesitaba ganar en la última fecha ante Checoslovaquia para asegurarse el segundo lugar en la zona y seguir en carrera, pero no sucedió.
Amadeo Carrizo, recordó lo difícil que fue la llegada al país después de ese partido: “El avión no aterrizó donde lo hacía siempre, estacionó en una zona más alejada. Bajamos y tuvimos que ir caminando hasta la terminal. Parecía que todo estaba armado para que nos insultaran y nos agredieran. En vez de protegernos, nos expusieron, como si alguien lo hubiera organizado para que sufrieramos. Nos trataron mal hasta quienes tenían que revisarnos las valijas. Las abrían así nomás y nos tiraban las cosas por el suelo, sin ningún tipo de cuidado.”
Café con aroma de goleada
No será fácil de olvidar por el hincha argentino el 5 de septiembre de 1993. La selección de Alfio Basile llegaba a la última fecha igualada con Colombia y con la necesidad de ganar para evitar el “repechaje”, palabra que repetimos hasta el cansancio.
Dos goles de Faustino Asprilla, otro par de Freddy Rincón y uno de Adolfo Valencia destruyeron la moral argentina. La historia que prosiguió, fue el regreso de Diego Maradona a la selección para la “repesca” y todo lo que ya sabemos. La goleada sufrida ante Colombia fue la última gran derrota en su suelo argentino.
Sólos en la madrugada
A Pablo Cavallero no le daban las piernas y los ojos se le salían de las órbitas. Thomas Svensson había ejecutado un tiro libre en forma magistral, que pasó sobre la cabeza de Claudio López y se coló como un rayo en su palo derecho.
Al igual que en Suecia 58’, la Argentina llegaba como candidata al título. Marcelo Bielsa había logrado amalgamar una selección voraz y casi invencible, pero con un solo defecto: la falta de variantes.
El debut en Coreoa-Japon 2002 había sido ajustado, con el exiguo 1-0 ante Nigeria con gol de Mauricio Pochettino. El segundo partido fue derrota con Inglaterra en el moderno estadio de Sapporo, con gol de David Beckham de penal.
Con una victoria ante Suecia, las cosas se acomodaban. Pero...siempre hay un pero. El equipo de Bielsa comenzó perdiendo 1-0. Una genialidad de Ariel Ortega, le dio la chance de empatar mediante un penal ejecutado por Hernán Crespo, quien ya había ingresado por Gabriel Batistuta, pero faltaban dos minutos más el descuento y no alcanzó.
El fracaso estaba consumado, más allá de que Argentina había dominado a Suecia, no pudo doblegarlo. Bielsa quedó marcado en su país, no solo por la dolorosa e inesperada eliminación en primera ronda, algo que no sucedía desde el Mundial de Chile '62, sino también por no haber hecho jugar juntos a Batistuta y Crespo.
No se coman el chamuyo
El ciclo de Diego Maradona como técnico de la selección argentina no pasó desapercibido. Más allá de obtener el 75% de los puntos en juego, sufrió dos derrotas catastróficas. La primera fue en las Eliminatorias rumbo a Sudáfrica, frente a Bolivia en la Paz, con una dura goleada por 6-1, con goles de Marcelo Martins Moreno, Joaquín Botero (3), Alex Da Rosa y Didí Torrico. Luis González anotó el gol del honor para la albiceleste.
Las victorias forjan el espíritu, pero no dejan marcas. Las derrotas son las cicatrices que marcan la piel. Quizás son un capricho de la naturaleza para no olvidarnos de lo que nos pasó. Para aprender y no repetir, aunque a veces uno no puede evitar un nuevo golpe.
Diseño y edición de fotografía
Matias Di Julio