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Monedazos, insultos, escupitajos y una serie surreal: las aventuras de Javier Frana en la Copa Davis

Por Pedro Basla · 30 de enero de 2025

El flamante capitán del equipo argentino comenzó su historia en la década del 80, con dos experiencias típicas del tradicional certamen. Un viaje al pasado para conocer el amor del medallista olímpico hacia la bandera albiceleste.


“La jerarquía de Jaite, el coraje de De la Peña”, tituló la crónica de El Gráfico sobre el categórico triunfo argentino en 1986 en la Copa Davis ante Chile para regresar a la zona campeonato. Más allá de la diferencia frente al equipo trasandino, la serie tuvo aristas que la ubicaron como uno de los típicos enfrentamientos de época, por la hostilidad, el clima y el debut de un joven Javier Frana.

“Argentinos, maricones, perdieron las Malvinas por huevones”, era el cántico que bajaba desde las tribunas del Estadio Nacional de Santiago, con el conflicto bélico entre Argentina e Inglaterra y la postura de Chile todavía en la fresca memoria. Monedazos, insultos y escupitajos fueron algunas de las agresiones del público hacia los tenistas albicelestes.

Javier Frana y los entrenamientos en la previa de la serie con Chile. Foto: Archivo El Gráfico
 
“Inapelable, con categoría, con garra, con un futuro enorme (...). Un año después estamos de vuelta con los grandes y a lo grande”, narró el texto escrito desde las entrañas del court. Una victoria que tuvo la participación de todos los integrantes del equipo y que inició Horacio De la Peña con una alegría sobre Hans Gildemeister por 6-3, 7-9, 6-2 y 10-8, en la que hubo discusiones del argentino con el público, proyectiles arrojados por la parcialidad local, corridas hacia el vestuario al final de los parciales para evitar agresiones, seis set points salvados y un “vamos, carajo” final por parte del Pulga.

Martín Jaite no dejó dudas y barrió 6-2, 6-3 y 6-2 a Pedro Rebolledo, en un cotejo que inició el viernes y finalizó el sábado por falta de luz. “Mostró una imagen sólida, pétrea y sin fisuras”, fueron las palabras que explicaron la diferencia del número uno argentino de aquel entonces con su contrincante.

El tercer punto podría definir la serie si la dupla principiante, de un promedio de edad de 19 años, compuesta por Frana y Christian Miniussi, triunfaba frente los experimentados Gildemeister y Ricardo Acuña. “Vas a ver que los chicos ganan, les tengo una fe terrible, son muy fuertes”, vaticinaba De La Peña en la antesala.

“Lo máximo que había jugado era un Rumbo a la Davis en el Buenos Aires. Me tiraron a los leones y arreglatelá”, recordó el zurdo 37 años después, en octubre pasado, en declaraciones a La Nación.

 

El zurdo de Rafaela y su revés. Foto: Archivo El Gráfico
 

La performance de ambos superó las expectativas, en especial la de Miniussi, quien fuera catalogado como “un jugador de temple y calidad”. Frana, en su estreno absoluto, mostró credenciales de que podía ser su compañero, figura de la tarde en Santiago.

Pese a haber jugado un gran partido y haber luchado hasta el final, el tándem nacional perdería aquel punto por un marcador de 6-2, 3-6, 6-3, 3-6 y 9-7, aunque el adroguense sacó para partido en el 5-4. ¿La explicación? La experiencia de los rivales, habitués en este tipo de definiciones.

El capitán Modesto Tito Vázquez había apostado por estos promisorios tenistas y, pese a la caída, había sido un acierto. “Dependerá de ellos consolidar una pareja con excelente futuro actuando juntos en el circuito. Se encontró un camino para el doble y ese es un mérito exclusivo. Es su triunfo pese al adverso quinto set”, fue elogiado Tito por la revista, en su pleno interinato. Sin saberlo, comenzaba a construirse la medalla de bronce que la nueva dupla conquistaría en Barcelona 1992, seis años después.

La serie con Chile significó el inicio de la dupla Frana-Miniussi. Foto: Archivo El Gráfico


Más allá de su rendimiento y el agridulce sabor de la derrota en su comienzo, Frana fue uno de los protagonistas de la tarde por un hecho desafortunado: en el cuarto set pegó un fuerte smash que impactó en el cuello del chileno Acuña, que se desplomó inmediatamente en el court y prácticamente se quedó sin pulso. “Asesino, asesino”, gritaron los 7000 espectadores presentes. Los médicos lo rescataron y todo quedó en una anécdota, aunque el susto fue importante.

“Pasé una situación que fue casual, pero dramática y que pudo ser trágica. Porque en un momento pegué un smash y le di un pelotazo en el cuello a Ricardo Acuña. Se desplomó, quedó seco en el piso y los médicos entraron a asistirlo. No le encontraban el pulso, se le habían ido los ojos para atrás. Veía la angustia en la mirada de los médicos. Todo el estadio gritándome 'asesino, hijo de puta'. Cuando se recuperó fue un alivio enorme”, rememoró meses atrás con LN.

El domingo Jaite liquidó la eliminatoria con un contundente 6-2, 6-2 y 6-1 ante Gildemeister, ex número 12 del ranking ATP, quien acto seguido anució que renunciaba al equipo chileno. Para acortar tiempo, con la serie definida, De La Peña venció a Acuña por 6-4 y 6-3 en un duelo que se disputó al mejor de tres sets.

Argentina regresaba a la zona de elite en la que sólo  había 15 países más con una paliza a uno de sus clásicos, con desempeños estelares de sus singlistas y la distinguida actuación de sus doblistas, aunque uno de los dos casi no puede salir del recinto por los agravios.

La surrealista eliminatoria frente a India en césped

“Qué lástima, estuvimos a un punto de la hazaña”, titulaba la revista sobre la derrota con la frente en alto ante India como visitante en el quinto punto, en 1987. Habían existido varios contratiempos para el equipo albiceleste: el viaje, la condición de visitantes y la difícil superficie de césped, en la que prácticamente no tenía antecedentes.

Los integrantes del equipo eran los mismos: Horacio de la Peña, que nunca había actuado en pasto, Martín Jaite, que apenas había disputado dos partidos, y la dupla Javier Frana-Christian Miniussi, con entrenamientos en el lomo pero sin encuentros oficiales.

La escasa higiene de Nueva Delhi no es propia del Siglo XXI: en aquel momento millones de habitantes dormían en las calles, en colchones sucios. Enfermedades como el cólera, el tifus o la fiebre amarilla ya estaban presentes hace casi 40 años.

En la parte agradable de la ciudad, los organismos gubernamentales, junto a las embajadas, los jardines bien cuidados y los hoteles, le daban un aspecto pintoresco. Allí se alojó la delegación argentina, con precauciones por doquier, como vacunas, remedios y cientos de botellas de agua mineral. La recomendación marcaba no tomar de la canilla, como tampoco consumir frutas y ni verduras que no fueran hervidas previamente.

 

El Taj Mahal, en 1987. Foto: Archivo El Gráfico
 

“Nos tocó ir a India, obviamente sin ganar dinero, y el lucro cesante de tantas semanas: nos vacunamos contra tifus, cólera, fiebre amarilla y hepatitis. Una de esas vacunas nos hizo unos ganglios abajo del brazo; estuvimos tres días reventados sin poder jugar. Pero no lo cuestionábamos: era natural. No sé si está bien; hoy hay otros intereses”, rememoró en su asunción el actual capitán.

29 horas de vuelo, vía Frankfurt, separaban a Argentina de India y las descomposturas hicieron estragos en Miniussi. Justo a tiempo llegó a ayudar la doctora Teresa Flouret, ex embajadora en el país africano. Con pollos a la parrilla en la primera noche y las invitaciones a cenar todos los días a la embajada les solucionó un dolor de cabeza a los dirigidos por Tito Vázquez. “La aventura de sobrevivir estaba ganada. Ahora había que jugar”, describe la crónica de la época..

Entre un golpe en el tobillo de Jaite y la poca adaptación de De La Peña al pasto, Vázquez evaluó incluir a Frana como singlista y marginar a uno de los dos, pero finalmente, se respetó el esquema con el que habían vencido a Chile.

El escenario del Delhi Lawn Tennis Club fue la antítesis del Estadio Nacional: no lucía repleto y el espectáculo, exclusivo para el jet set de la ciudad, reflejaba que, más allá de la colonización inglesa, el tenis estaba lejos del cricket como deporte popular.

La serie inició con un contundente triunfo de Vijay Amritraj sobre el Pulga por 9-7, 6-3 y 6-3, que dejaba a los presentes con poca esperanza de cara a lo que seguía. Sin embargo Jaite iba a resurgir desde las cenizas, pese a perder 6-1 y 6-3 los primeros dos parciales contra un inspirado Ramesh Krishnan. Desde ese momento, quien años más tarde fuera top 10 le bajó el ritmo al partido en los detalles y le dio resultado.

6-3, 6-3 y 6-2 fueron los sets sucesivos para el argentino, respaldado por el apoyo el público y de sus compañeros para sacar a relucir su mejor versión. “Nunca pensé que podía jugar tan bien en césped”, diría aún con el partido en juego. Miniussi cantaba desde el banco: "Ruso, Ruso, Ruso, huevo, huevo, huevo". La serie quedó igualada y abierta de cara al sábado.

Antes del doble, tanto Frana como Miniussi no se sentían presionados. El rafaelino charló con la prensa de otros temas por fuera del tenis; el otro doblista durmió hasta el mediodía. “Los pibes son los más sacrificados, se bancaron todas”, decía entonces Vázquez, que sentía una gran devoción por estos chicos.
 

La dupla Frana-Miniussi, de punta en blanco en el césped de India. Foto: Archivo El Gráfico
 
En contrapunto con lo sucedido en Santiago, esta vez Frana fue el mejor de la cancha y finalizó el partido sin perder su saque. De fondo, De La Peña y Jaite alentaron sin parar. El desarrollo siempre fue favorable y, en el primero de los tres match points del cuarto set, Argentina estableció el 2-1 parcial con una victoria por 6-3, 6-4, 3-6 y 8-6 sobre los hermanos Vijay y Anand Amritraj.

“Estos dos chicos fueron dos fenómenos. De tranquilidad, de valentía, de tenis. Demostraron cómo se pueden encontrar las cosas que faltan con trabajo, con humildad y con sapiencia. Argentina ganó un doble. ¡Hace cuánto que no lo podía escribir! Y fue en la India y sobre césped”, firmaba Luis Hernández, el enviado especial de El Gráfico.

Así como Jaite había remontado un partido que tenía perdido, esta vez caería en uno que tenía prácticamente en el bolsillo. Tras comenzar dos sets arriba y quebrar en el tercer parcial, perdería 6-4, 8-6 y 6-2 frente a Vijay Amritraj, con un punto para partido en el cuarto set, que le habría permitido a Argentina dar el batacazo en una de las series más surrealistas de su vasta historia en la Davis.

En el quinto enfrentamiento se sabía que De La Peña tendría pocas chances y así fue: cayó sin atenuantes por 6-4, 7-5 y 6-2. La alegría quedó en manos de India, pero los conducidos por Vázquez vendieron cara la derrota.

El periodista Luis Hernández de El Gráfico y una exótica aventura. Foto: Archivo El Gráfico
 
“Nos faltó una pelota para la hazaña. Nos sobran momentos para el futuro”, fue la frase que cerró la cobertura. Un vaticinio que, a corto y largo plazo, fue acertado para Javier Frana, medallista olímpico en dobles cinco años después y capitán del equipo argentino de Copa Davis, casi cuatro décadas más tarde, en una historia que se iniciará en este 2025 en Noruega.

Imagen de portada: Archivo El Gráfico

Archivo: Julián Marcel


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