JAVIER FRANA tuvo un debut muy desafiante como capitán del equipo argentino de Copa Davis. Le tocó reemplazar a Guillermo Coria y su primer escollo fue la visita a Noruega en busca de algo que no se lograba desde casi una década: triunfar en una serie al mejor de cinco fuera de casa.
Se logró gracias al quinto punto obtenido por Mariano Navone y la habitual calma del ex tenista que se destacó también como comentarista de televisión se vio por un momento eclipsada por la euforia que dio una victoria muy sufrida y festejada. Minutos más tarde, con la serenidad recobrada, dejó sus reflexiones.
"Teníamos que definir la serie en un quinto punto, y se presentaron todos los escenarios posibles. Pero la verdad es que estoy feliz por los chicos, porque fueron ejemplares. No hubo un gesto, un pelotazo, una tirada de toalla de enojo, de frustración, ni un comentario negativo. A veces, las cosas no nos salían del todo bien en las prácticas, y no hubo un momento en el que tuviera que decir ‘tranquilo, no te frustres’. Fueron un verdadero ejemplo", subrayó.
Más allá del pase a la siguiente ronda ante Países Bajos en septiembre, también de visitante, Frana se alegró porque "pudimos construir esta filosofía de no dramatizar la situación, de vivirlo con mucha pasión, pero aceptando que tal vez perder podía ser una opción. Sabíamos que íbamos a soportarlo, que no nos iba a torcer, que íbamos a seguir adelante y que cada uno saldría fortalecido de esto, aprendiendo en el proceso. Costó, obviamente, porque no es fácil, pero al menos creo que es lo que pude transmitirles a ellos".
"Para mí también fue un compromiso estar con mucha tranquilidad y lucidez, porque es lo que el jugador necesita cuando está adentro. Había pasión, había una hinchada que fue de locos, y un equipo gigante de profesionales increíbles respaldando. También Eduardo Schwank, mi asistente, que es un animal, y la cabeza que tiene fue un apoyo gigante para mí, al igual que todo el cuerpo técnico", concluyó.