El “Mundialito” de 1980
La Copa de Oro de Campeones mundiales estaba en marcha. Por los 50 años del mundial de 1930, la FIFA y la Asociación Uruguaya de Fútbol habían organizado la competencia. La disputaban los hasta ahí campeones mundiales, excepto Inglaterra que no quiso participar, siendo reemplazado por Holanda por ser subcampeón de 1974 y 1978.
El principal atractivo eran las figuras presentes en el torneo. Diego Maradona y Mario Kempes por Argentina; Toninho Cerezo y Sócrates por Brasil; Karl-Heinz Rummenigge por Alemania Federal, Carlo Ancelotti por Italia; los hermanos van de Kerkhof por Holanda; Waldemar Victorino, Venancio Ramos y Rubén Paz por Uruguay.
Au revoir académie, hola academia
Rubén Paz había hecho carrera, entre 1977 y 1981 jugando para Peñarol. Allí había ganando tres títulos uruguayos, 3 liguillas y había sido el goleador en su último año en el "carbonero". De 1982 a 1986, fue figura del Inter de Porto Alegre, obteniendo 3 veces el campeonato “Gaucho”. Después de un paso fugaz por el Racing Matra de París, donde acompañó a Enzo Francescoli, volvió al Río de La Plata, para jugar en Racing Club de Avellaneda en 1987.
El botija de Artigas
"Yo soy de la provincia, de Artigas, del interior. Y los del interior somos sanos, al menos eso dicen... Por eso, siempre me gustó estar en lugares familiares, conocer mucho a la gente, comunicarme. Y en Racing encontré una diferencia enorme con lo que vivía en Francia: voy camino de hacer una hermosa amistad con todos los muchachos uruguayos que están aquí, y también con los argentinos, con todos, con Fillol, por ejemplo, que me lleva diez años y es un monstruo del fútbol, y sabe enseñar... Nunca pensé que podía llegar a jugar con él, es una de las tantas cosas que me ha dado Racing."
Rubén Paz se sentía confiado y contento por la decisión. Fue tan así, que el día del debut frente a San Lorenzo, por la sexta fecha del torneo, usó la camiseta número “11” porque la “10” la usaba Miguel Colombatti. El partido venía bastante “chivo”, con San Lorenzo arriba 1-0 por un gol de tiro libre de Rolando Barrera, a falta de diez minutos para el final. Racing, como un buen hereje, salió a cazar al “Santo” y pese al poco tiempo en el cronómetro, lo logró. José Raúl “Toti” Iglesias guapeó en la puerta del área, y casi cayéndose la abrió para Miguel Ángel Colombatti, quien entraba por la izquierda; el ex Morón vio por el rabillo del ojo que Miguel Angel Ludueña le picaba por afuera y alargó para él. El Negro sacó un centro al área y por el segundo palo, el día de su debut, apareció Rubén Paz para empatar el partido con un cabezazo. Allí comenzó el amor.
Rubén Paz disputó en sus dos ciclos un total de 152 partidos y marcó 33 goles. Dejó un recuerdo imborrable en los hinchas de Racing. Aún hoy sigue ligado a su querida "Academia". De hecho suele viajar a la Argentina para los partidos importantes o hincha a la distancia desde su tierra natal.
Bautizado por Menotti en 1980 como “el Maradona uruguayo”, arrancó los aplausos de los propios y los sufrimientos de los ajenos. Hizo gala de su apodo con esa zurda celestial, que sigue aún sigue viva en la memoria de los racinguistas.
Diseño y edición de fotografía
Matias Di Julio
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