1 ¿A quién se le ocurrió “Ubaldo Matildo”? Mi mamá me puso el nombre de su padre, el abuelo Ubaldo, y mi viejo no quiso ser menos y agregó el del suyo, Matildo. Se estilaba bastante. Son particulares, pero a mí me encantan.
2 ¿Un arquero de 20 años puede ser titular en un Mundial o es un puesto en el que no se puede arriesgar? La jerarquía no tiene edad.
3 ¿Navarro Montoya no merecía una chance en la Selección? Me gusta Navarro Montoya como arquero, pero creo que lo perjudicó no mostrar el mismo nivel en España que aquí, no tuvo la misma jerarquía en Europa que en Argentina. Quizás por eso no tuvo la oportunidad.
4 ¿Con este Brasil hay que pelear por el segundo puesto? Brasil tiene un equipo de gran jerarquía pero puedo dar fe, por haberlos en- frentado muchas veces y por haber atajado en Flamengo, que la única selección a la que respetan, y mucho, es a la Argentina.
2006. El Pato en su hábitat, el arco, con ropa de Selección. Viajó al Mundial de Alemania 2006 para trabajar con los arqueros. Foto: Jorge Dominelli.
5 ¿Cuáles deben ser las virtudes principales del buen arquero? La materia prima, en el arquero, es fundamental. Y a través de lo que vi creo muchísimo en la potencia de piernas, en el carácter y en los reflejos del arquero. Hoy, también es decisivo saber jugar con la pelota. Todo arquero que no tenga buen manejo del pie no está en condiciones de jugar un Mundial ni de atajar en el alto rendimiento.
6 ¿No te fijás en el estilo? Acá se confundió mucho a la gente. El objetivo primordial del arquero es que la pelota no entre en el arco; el estilo es un accesorio.
7¿Qué trabajaste en esta etapa previa al Mundial? Apunté mucho al trabajo de piernas. En el predio de la AFA tengo un cajón grande de arena, y ahí laburé bastante: en la arena te enterrás y al principio te cuesta horrores arrancar, después adquirís potencia. También les hice un calentamiento de salto en soga, como los boxeadores. Empiezo con 5 estaciones de 50 saltos y llego a 10 de 100. La mayoría no está acostumbrada, incluso los pibes más jóvenes no saben ni saltar, pero después aprenden.
8 ¿Cómo trabajás los reflejos? Con muchas pelotas. Los pongo de espaldas, y cuando voy a patear toco el silbato, giran, y tienen la pelota encima. También ejercito la reacción: los pongo mirando el arco, a la altura del área chica hay dos jugadores de cada lado, otros dos tipos delante de la pelota fuera del área, y cuando voy a patear se cruzan todos. Y andá a atajarla. Para retención y reflejos uso pelotas de voley, que rebotan y se mueven mucho. Otra de las cosas en las que hago hincapié es en levantarse rápido. Hay arqueros que se levantan en 3 o 4 movimientos, y yo los obligo a que lo hagan en uno solo. Se los explico tirándome al suelo. Si bien hay muchos videos y libros, a estos ejercicios los saqué yo. Antes era materia prima atajando y ahora soy materia prima armando ejercicios.
Manos magicas y cara de nene. La producción para El Gráfico, en los comienzos.
9 ¿Les contás cosas que te pasaron? Algo, pero lo haremos más seguido cuando pueda estar concentrado con ellos.
10 Vos que te cansaste de atajar penales, ¿cuál es la clave? Hay que ser medio gitano, tener buenos reflejos y buenas piernas. Gitano porque hay que adivinar, reflejos porque hay que ir y manotear y piernas porque por más que adivinés, si las piernas no te dan para llegar, no la sacás. Al arquero muchas veces lo come la ansiedad y se mueve antes. Yo trataba de aguantar hasta lo último. Si es ansioso, al arquero pierde el 50% de las condiciones.
11 ¿Conviene jugarse a un palo o quedarse en el medio? Hay que jugarse. Deyna a mí me tiró una masita en el 78, pero si yo no iba a un costado, la masita entraba. Los penales que entran fuerte al medio son los menos.
12 ¿Un gran arquero es necesariamente un buen entrenador de arqueros? No, como tampoco un gran jugador es necesariamente un buen DT. La mejor manera de enseñar es sentir la docencia, porque lo hacés con mucha más fuerza. Yo amo la docencia.
13 Tu caso sirve para mostrar la inutilidad del preparador de arqueros: aprendiste solo y fuiste uno de los mejores. Cejas, Andrada, Carrizo, Gatti, Poletti y Fillol hubieran atajado mejor con un entrenador de arqueros. No tengo dudas. Yo me maté por aprender hasta el último entrenamiento de mi carrera. Y si vos querés aprender, aprendés. Es lo que les remarco a los chicos: tienen la gran posibilidad de aprender trabajando, viendo (aprietan un botón y ven cualquier partido) y escuchando. Nosotros aprendimos sin trabajar ni ver ni escuchar.
14 ¿Cuál era tu punto más fuerte como arquero? Llegaba a pelotas imposibles, seguramente por las piernas. De chico, en Monte, jugaba todos los días al fútbol y repartía sodas en un carro, subía y bajaba de un vagón los sifones, quizás esa actividad me ayudó a desarrollar las piernas. Pero no trabajé nada: las piernas, los reflejos y el carácter fueron naturales. Me encantaban los partidos difíciles. Y no me daba nunca por vencido. Adentro de la cancha, me sentía invencible. No lo decía, pero lo sentía.
15 ¿Cuál es la principal falencia de los arqueros actuales? Que no manejan con precisión la relación tiempo-distancia y que dan rebote. Se complican con los centros, debe influir que se junta mucha gente. Amadeo salía a descolgarla con una mano; ahora, si salís así te bajan los dientes y te rompen la cervical.
16 ¿Y qué es lo mejor? Que la mayoría se está adaptando bien al juego con las piernas.
Acrobata. Una postal impactante de su capacidad para sacar las pelotas imposibles.
17 ¿Por qué, desde 1990, no se sabe quién es el arquero de la Selección hasta dos días antes de empezar la Copa? Porque se emparejó el rendimiento. Antes había uno que le sacaba una cabeza de ventaja al resto.
18 Se emparejó para abajo. No, no, hay un buen nivel. Antes por ahí estaba el distinto, ahora hay buen nivel y están todos muy parejos.
19 ¿Cómo se tomó la decisión final con los arqueros? José es el técnico y el que decide, pero tenemos agenda abierta para hablar de los arqueros. Obviamente me preguntó, y yo le di mi opinión, como se la di a Bielsa unos meses antes del Mundial pasado y se enojó.
20 ¿Quién tenía que atajar para vos en el 2002? Queda entre Marcelo y yo.
21 ¿Cómo fue: él te preguntó o vos te acercaste a sugerirle? Marcelo me preguntó en todas las eliminatorias, y me hacía trabajar con los arqueros. Siempre me respetó a muerte, pero cuando terminó la eliminatoria me preguntó quiénes tenían que ser los tres arqueros del Mundial. Le contesté y, obviamente, no le gustó, porque a partir de ahí no me consultó nada más, se cortó el diálogo y no me llevó al Mundial. Los tres de él no eran los tres míos y llevó a los que él creía que tenía que llevar, que es lo que corresponde, porque es el técnico.
22 ¿Cuál será tu trabajo en Alemania? José me pidió que esté con los arqueros. Soy técnico y miro todo, pero va a haber cosas de los arqueros que quizás los demás no perciban y yo sí. Haré mantenimiento, porque se juega seguido y es un torneo corto. Sería bueno que los tres arqueros se sientan invencibles, que lleguen a ese punto de fortaleza mental.
23 ¿Cuál es la clave para que a Argentina le vaya bien? Es definitorio que el equipo alcance el pico de rendimiento en la competencia. Eso se logra en el día a día, en la convivencia, en la concentración, en el convencimiento, en el mensaje de José. Después, el jugador argentino es de los únicos en el mundo que va al segundo esfuerzo cuando todos piensan que está muerto. No hay jugadores de esa raza en el mundo. Pero el pico de rendimiento es clave. A nosotros nos pasó en el 82, el pico lo habíamos tenido un año antes. Italia, que fue el campeón, venía de pelearse con todos los periodistas, arrancó mal en la fase inicial y de repente el equipo se encontró en plena Copa.
1973. Perico Pérez y el Pato. La pregunta era ¿Fillol o Perico?. Finalmente Ubaldo se quedaría con el puesto en RiIver Plate.
24 Se acerca el Mundial, ¿sentís el cosquilleo de cuando eras jugador? No. Sé lo que significa un Mundial porque jugué tres. Pero algo que aprendí y apliqué en gran parte de mi carrera fue la frase de Napoleón: “Vísteme despacio que estoy apurado”. O sea: que no te atrape la adrenalina, la ansiedad, querer hacer todo y no hacer nada.
25 ¿Cómo lo ves a José? Algunos lo tildan de frío, con poco carácter. No tengo ninguna duda de que José tiene el mensaje y la capacidad adecuados para estar donde está. Es como con los arqueros: la función primaria es evitar que le hagan goles. Después, el estilo es un accesorio, si es frío o no. Personalidad tiene, y mucha, vi las decisiones que tomó desde 1999. Tener personalidad no es gritar; el que grita es porque no supo dar bien el primer mensaje.
26 ¿Por qué te peleaste con Menotti en 1975? El Flaco no me dio mucha chance. Al poco de agarrar, me dijo: “Va a haber dos giras con la Selección; usted va a ir a la primera y a la segunda irá Gatti”. Entendí, pero quería sacarme una duda, entonces le pregunté, no como un planteo: “César, si ando bien, ¿a la segunda voy, aunque sea de suplente?”. El Flaco se calentó: “Usted no me entendió, si no quiere no venga, éstas son las reglas”. Y chau. Después se complicó porque hubo varios cruces por la prensa y él decía que su arquero era Gatti. Cada vez salía con más fuerza a defenderlo.
27 ¿Te terminó metiendo Lacoste en la lista? En el 77 había una presión tremenda de la gente y de la prensa, porque andaba espectacular. Un día sonó el teléfono en mi casa: el Flaco quería hablar conmigo. Nos juntó El Gráfico y el 28 de diciembre de 1977 me volvió a convocar. Me invitó a formar parte del plantel. Yo acepté y le dije que iba a jugar el Mundial. Tenía una moral tremenda. El 5 de enero del 78 me presenté en Villa Marista, me sentía un paracaidista, porque los muchachos venían de tres años laburando. Gatti no se presentó, acusó una lesión, pero no sé, en Boca jugaba. Me hubiese gustado tener un poco más de oposición (risas).
28 ¿Cuál fue el partido más difícil del Mundial? Contra Brasil. Nadie lo nombra, pero tuve tres mano a mano. Y con los brasileños, eh, que no es lo mismo que tenerlos con otro. Y si nos ganaban, estábamos afuera. Además teníamos encima la historia de que no le podíamos ganar a Brasil desde hacía varios años.
29 ¿Qué llegaste a pensar cuando tuviste a Rensenbrink cara a cara, en la última jugada contra Holanda? No tuve tiempo de pensar nada. Sí recuerdo que enseguida después del tiro pensé: “Somos campeones”. En el 95 vinieron de un programa de Holanda a hacerme una nota y fuimos al arco y tuve que recrear la jugada. ¡Y encima me pagaron!
En el 78 fue una figura decisiva, aunque llegó sobre la hora. Aquí, tapada clave en la final.
30 ¿Qué hiciste la noche de la consagración? Fuimos a la fiesta en el Alvear Palace y a las tres de la mañana salimos en un patrullero con Passarella. Me dejaron en Quilmes, estaba todo oscuro, en silencio. Abrí la puerta y explotó todo, estaba mi familia, mis amigos, con cohetes, papel picado. El barrio me estaba esperando.
31 ¿Qué sabías vos, durante el Mundial, de lo que pasaba en el país? Que había una guerra contra el terrorismo, y que los militares nos estaban defendiendo. De la ESMA y las desapariciones no sabía nada, como la mayoría. Al año de ser campeones jugamos la revancha contra Holanda en Suiza y cuando entramos vi una bandera que decía “Videla asesino”. No entendía nada. Pensaba: “¿Qué dice esta gente? Está haciendo quedar mal al país”.
32 Cuando te enteraste de la verdad, ¿no te dio bronca que la dictadura los usara? Repugnancia sentí, me sentí usado, con la euforia de la Copa se taparon las barbaridades que hacían. Pero también cada vez siento más orgullo de haber defendido al país como lo defendí. Aparte, el Mundial duró 30 días y la dictadura, siete años. Y en esos años también jugó Vilas, pelearon Monzón, Galíndez, corrió Reutemann.
33 ¿En el 82 les faltó hambre de gloria? No llegamos en el pico de rendimiento y faltó un poco de hambre. No a todos.
34 ¿A quiénes? No voy a decir a quién. Hay cosas que algunos llaman códigos, yo digo que es la caja negra del fútbol, porque el código es muy personal, cada uno tiene el suyo. Son cosas que no se cuentan, están en la caja negra del fútbol. La tenés que encontrar, abrir, o que alguien lo diga. Allá él.
35 ¿De quién eras hincha de chico? De River. Mi viejo era fana y me regaló una alcancía con el dibujo del Millonario. Después, me hice hincha de cada club en el que jugué. Hoy, si me preguntan, digo que soy hincha de Quilmes, por todo lo que representa en mi vida: en Quilmes me probé, viví la adolescencia, debuté en Primera, conocí a mi señora, me casé y nacieron mis hijos. Quilmes es lo máximo para mí.
36 ¿Cómo te recibió tu viejo cuando en el último partido de tu carrera te atajaste todo y privaste a River de un campeonato? Me felicitó porque era una herencia digna de un hombre que defiende lo que tiene que defender. Yo le dije: “Hoy le di a Velez lo que le di a River 10 años, entrega absoluta y total”. Estaba orgulloso.
37 ¿Siempre fuiste arquero? No. En el club San Miguel, en Monte, con 13 años, los sábados atajaba en la Cuarta y, apenas terminaba, jugaba de cinco en la Tercera.
38 ¿Cómo se definió tu destino? Vine a probarme a Quilmes con Néstor Bustos, Pandito, un muchacho de mi pueblo que falleció hace poco. Cuando el técnico nos preguntó de qué jugábamos, yo le contesté: “De cinco o de arquero”. Se agarró una calentura tremenda: “¡¿Cómo de cinco o de arquero, pibe, usted me está cargando?!”. Había muchos pibes y en un momento pidieron: “Un ocho y un arquero”. Como Pandito era ocho, dije: voy también. Entramos diez minutos, Pandito metió dos goles, yo tapé tres pelotas y quedamos. Es raro, pero me fui a probar sin saber de qué quería jugar. Quizás, si en vez de pedir un arquero, reclamaban un 5, la historia cambiaba.
1978. Fillol adivina el palo y le ataja el penal al legendario polaco Kazimierz Deyna. Fue en el primer partido de la 2da ronda, al final ganaría Argentina 2 a 0 con goles de Mario Kempes.
39 ¿Qué te gustaba más? A mí me gustaba jugar al fútbol. No tenía televisión, ni radio, ni diarios; jugaba al fútbol, estudiaba y repartía sodas. Nada más.
40 ¿Y de 5 cómo andabas? Me defendía, no sé si hubiese tenido la carrera que tuve como arquero, lo confieso, pero jugaba bien.
41 Tu primer trabajo. Repartí sodas y también laburé en un restaurante, La Enramada se llama, del Gallego Rivero. Todavía está. Era lavacopas, preparaba el café, servía los postres. Se me dificultaba un poco porque era chico y tenía que poner un cajoncito para llegar al mostrador.
42 ¿Atendiste a algún cliente famoso? Un día me llamó el Gallego, que es fana de River, y me presentó a alguien. Le dijo: “Acá tenemos un buen arquerito que un día va a ir a River”. El señor me dio la mano y enseguida sentenció: “Va a ser un gran arquero porque aprieta fuerte la mano”. Pasó el tiempo, y hará unos cinco años le pregunté al Gallego por aquel hecho y me contó que el señor había sido Renato Cesarini.
43 ¿En Buenos Aires cómo te las rebuscaste? Al pasar la prueba en Quilmes, nos pidieron que llevemos el pase, algo que siempre le agradeceré a San Miguel, que no hizo problemas. Quilmes nos daba la pensión y un trabajo para pagarla: me pusieron en la panadería La Garibaldi. Ahí aprendí a preparar pan, facturas, masitas, y después hacía el reparto.
44 ¿Por qué “Pato”? Era la tercera práctica, no me conocía nadie. El Pato Iglesias, arquero de la Cuarta, no fue y el técnico me pidió si podía practicar con ellos. Enseguida, los pibes empezaron “Pato” de acá, “Pato” de allá y quedó.
45 Tu debut en Primera no fue muy auspicioso. No lo olvido más: 1º de mayo de 1969, cancha de Boca, Quilmes-Huracán. Estaba en la Quinta, y Florencio Doval, que me conocía de inferiores, me convocó porque los otros arqueros tenían problemas. A los tres minutos, Brindisi ya me había metido un gol y terminamos perdiendo 6-3. No fui un desastre, pero me comí seis goles. ¡Pavada de debut!
46 ¿Pensaste que no era lo tuyo? Lloré en el vestuario, lloré en el micro que me dejó en la pensión y lloré en la pieza hasta el otro día a la mañana. Fue una desolación terrible.
Semifinal de Libertadores 1978 (ida) entre Boca y River. Mouzo la toma en el aire y le pega con alma y vida. La pelota busca el ángulo del arco. El Pato vuela y la saca. Fue 0 a 0 , solo por Fillol.
47 ¿Cómo levantaste ese muerto? Después del partido, Doval se fue y agarró Faraone. El martes entrenamos y no me dio ni cinco de bola, el miércoles lo mismo, el jueves hubo fútbol y atajó Oscar Cavallero y a mí ni una palabra. Cuando terminó la práctica, golpeé la puerta del vestuario y le pregunté por qué no me tenía en cuenta. “Pibe, usted es un cara rota, se acaba de comer seis goles y me pregunta eso”. Con los años, Carmelo me confesó que en ese momento pensó: “Este pibe tiene unos huevos bárbaros”. Ahí me dijo que me quedara tranquilo porque tenía buenas referencias mías, pero que por el momento iba a atajar en reserva.
48 ¿Cómo terminó la historia? Volví a la reserva y la empecé a romper. En un entrenamiento, vino Carmelo y me preguntó qué comía. Le dije: una entrada y un plato principal. A los pocos días, estaba en la pensión y cae el Gordo. “De ahora en más –le exigió al dueño–, a este pibe le da dos platos de entrada, dos de principal, postre y las bebidas que pida, que si el club no le paga, lo pongo yo de mi bolsillo”. Ya me había visto condiciones. Al terminar el torneo fuimos de gira por Centroamérica. Me dijo: “Pibe, llegó el momento. Va a atajar en la gira, y después o se va para Monte o se queda acá”. Era duro el Gordo, pero te la cantaba justa. Anduve bien en el primer partido y en el segundo me abrieron la mano con un tapón de aluminio. Me perdí el resto de la gira. Pensaba: “Me vuelvo a Monte, me vuelvo a Monte, me vuelvo a Monte”. A la vuelta, Carmelo me encaró: “Pibe, se va a quedar, le veo buena actitud, tiene mucha personalidad”. Y así empecé.
49 ¿Hiciste la colimba? Sí, vivía en el calabozo porque me peleaba mucho. Como no me dejaban ir a practicar, me escapaba por atrás, por el río Quilmes, atravesaba las villas, me tomaba el colectivo, practicaba y volvía. A la vuelta me mandaban al calabozo por falta de conducta.
50 Alguna anécdota. Quilmes estaba en la B y jugábamos un partido chivo con Lanús. Dos dirigentes aparecieron para pedir mi salida y el tipo que estaba a cargo dijo: lo dejo pero me lo traen ustedes apenas termina el partido. Ese día la rompí y me hicieron notas para la radio. “Le quiero agradecer a la gente de Quilmes que me fue a buscar –dije– y al comandante Fulano que me dio permiso”. Estaba emocionado. Cuando volví, el tipo me quería matar porque había hecho todo público. “Tiene una semana más de calabozo”, me dijo. Y otra vez a la celda, a limpiar y a hacer trabajo forzado.
51 ¿Qué recordás del Metro 75, cuando se venía la noche? Era terrible la adrenalina. River llevaba 18 años sin títulos, se venía el 19, se evaporaba todo. Perdimos tres partidos seguidos, la ventaja de ocho puntos quedó en tres y el ambiente por los pasillos era terrible.
52 ¿Y Labruna qué les decía? Nos repetía su frase de cabecera: “¡Vamos, vamos, a mover la conchita!”.
53 ¿Cómo festejaste el día de la consagración contra Argentinos? Se había declarado la huelga, así que los profesionales no pudimos jugar. Escuché el partido por radio y después me fui a dormir. Estaba con bronca porque ese festejo era de nuestra pertenencia.
54 ¿Es cierto que Labruna te quiso pelear cuando te negabas a ir a River? Sí, fue en 1973, estábamos en Racing, y los dirigentes se acercaron a decirme que River me quería. Yo les dije que no tenía ganas, porque era la época de las internas, los 18 años. Se me acercó Labruna: “¿Usted está loco? Si no va a River, yo mismo lo voy a cagar a trompadas, ¿me entiende? River es la casa blanca”.
55 Un personaje, Angelito. Una vez se quiso hacer el duro: “Muchachos, no puede ser que sean tan impuntuales, que si les digo que la práctica empieza a las cuatro, sean las cinco de la tarde y todavía sigan cayendo”. Yo salté: “Pero Angel, ¿cómo nos dice eso si usted es el último en llegar?”. Y el Viejo salió con una ocurrencia genial: “Lo que pasa es que yo salgo a la calle y la gente no para de felicitarme, querido”. Vivía a tres cuadras del estadio…
Labruna fue su padre futbolístico. En 1983, se murió delante de sus ojos. Todavía le duele.
56 Labruna casi murió en tus brazos. Sí, fue muy feo. Yo había ido a jugar a Brasil con la Selección y un dirigente me contó que lo habían operado por una hernia que tenía en la panza y que siempre nos mostraba. Apenas llegué a Ezeiza, fui a la clínica y cuando entré la estaban sacando llorando a Anita, su mujer. Miro al lado y veo a los médicos que trataban de reanimarlo. Se había infartado y le daban con electroshock en el piso, mandaba unos saltos tremendos, pero no lo pudieron sacar. Lo que todavía no me perdono es que no llegué a agradecerle todo lo que hizo por mí. Ese fue el dolor más grande: haberlo perdido sin poder decirle gracias al hombre que fue mi padre futbolístico, el que más confió en mí. Angel se empezó a enfermar cuando lo traicionaron en River. Recuerdo que ese día me quedé con Anita, llamé a Argentinos, a River. Fue durísimo. No quiero seguir hablando, me hace mal.
57 ¿Le viste de cerca la cara a la muerte alguna vez? En 1988 íbamos a Villa Gesell por la ruta con mi señora, a la noche. Venía muy rápido y se nos cruzó un caballo. No pude frenar: al caballo lo partí al medio, y nos salvamos de casualidad, porque con el impacto se quebró el respaldo de los asientos y quedamos acostados, si no nos cortaba la cabeza. Nadie entendió cómo nos salvamos, porque aún a 80 por hora, si agarrás un caballo, te matás. Dios estuvo de nuestra parte.
58 ¿Qué mundial te dio más bronca perderte: el de 1986 o el 2002? Bronca no, porque no soy rencoroso, pero sí dolor, porque en el 86 había jugado todas las eliminatorias, y porque definimos la clasificación en cancha de River contra Perú, cuando a Uribe le saqué el 1-3. Según Grondona fue una de las mejores atajadas que vio en su vida: se vino solo, definió abajo y pude agarrarla. Era el 3-1 y afuera del mundial.
59 ¿Qué te había dicho Bilardo cuando asumió en la Selección, siendo que vos venías del proceso de Menotti? Me trató como uno más, como debe ser, pero se percibía en el aire que cuantos menos muchachos hubiera de ese campeón del mundo del 78, mejor.
60 ¿Quién te avisó que no ibas al Mundial 86? Nadie. Eso me dolió más que no haber ido. Y es lo que sigo reclamando. Yo estaba en la Selección desde 1972, había jugado tres mundiales, y creo que algo había dejado por la Selección. Merecía que al menos levantaran el teléfono y me dijeran: “Pato, no vas”. De todos modos, me puso feliz el título en México.
61 ¿Por qué creés que no fuiste? Esa es una pregunta para Bilardo. No sé. Yo no le guardo rencor a nadie, y si hubo algo extraño, ya pasó. Sí tengo mis convicciones y si en ese momento defendí a Passarella, la sigo sosteniendo.
62 ¿Vos sentís que estabas para atajar ese Mundial? Sí. Ese y el del 90 también. Pero eso lo creo yo. Y yo no era el técnico.
1981. En El Gráfico se votó a los mejores jugadores de América del año y terminaron: 1ro. Diego Maradona (Boca), 2do. Arthur Coímbra “Zico” (Flamengo) y 3ro. Ubaldo Fillol (River).
63 ¿Alguna vez hablaste del tema con Bilardo? No. A los seis meses del título, me crucé con él en una presentación de Adidas y lo fui a saludar y felicitar por el título, sólo eso.
64 ¿Cómo supiste que no ibas al 2002? José, que era el coordinador, me avisó 30 días antes, pero ya me lo imaginaba porque había perdido el diálogo con Marcelo, después de esa charla en la que no estábamos de acuerdo.
65 ¿No le preguntaste por qué no te llevó, cuando volvió del Mundial? No, porque no volví a trabajar con los arqueros de la mayor, sino que seguí con los juveniles. Sí recuerdo que el día posterior al homenaje por los 25 años del Mundial 78, en el que los medios destacaron mi actuación, Marcelo se cruzó del predio de la mayor y me dijo: “Te quiero felicitar por lo que hiciste ayer, me emocionaste, fue impresionante”. Se dio media vuelta y se fue.
66 ¿Como te sentiste ese día del 25 aniversario, que jugaron en un Monumental semivacío? Yo siento orgullo pleno por lo que hicimos. Me reencontré con ex compañeros y varios muchachos en actividad vinieron a jugar con nosotros, por lo demás no me preocupé.
67 ¿Vos coincidías con Bielsa en que debía atajar Cavallero en 2002? Discreción es mi nombre, cautela es mi apellido.
68 ¿Caja negra? Caja negra.
69 ¿Passarella te pidió opiniones de arqueros cuando fue DT de la Selección? No.
70 ¿Te arrepentís de haberte largado como DT cuando estabas cómodo en la Selección? En absoluto. Y lo volvería a intentar. Lo que pasa es que yo hice el curso de técnico antes de dejar el fútbol, pero entre el 90 y el 98 desaparecí del mapa.
71 ¿Por qué? Jugué mi último partido el 21 de diciembre de 1990, el Vélez-River en el Monumental. Al día siguiente tenía que ir a almorzar a lo de Mirtha Legrand, pero me doblaba de dolor y terminé en el hospital, operado de apendicitis. A los dos días de salir, me avisaron que mi viejo tenía leucemia, que se podía morir en dos semanas o dos años, así que decidí quedarme con él y no dedicarme a otra cosa. Vivió dos años más y unos días después de su muerte, sufrí la enfermedad de mi hija y volví a desaparecer del mundo. Cuando me quise acordar ya era 1998, y salvo unos meses con Basile en Racing no había hecho nada. No me arrepiento, claro.
En andas. Así se retiró tras su último partido, atajando para un 10 con Vélez en River.
72 ¿Después del Mundial vas a probar otra vez como DT? Estoy en un lugar de privilegio. Después del Mundial no sé qué pasará. Nadie sabe qué va a pasar, en realidad.
73 ¿El ambiente te resultó más hostil de lo imaginado, cuando estuviste en Racing? No, y me calienta que me pregunten eso, o si tengo miedo o si me voy a arrepentir, como si no conociera los vestuarios desde que tengo 14 años. Conocí y conozco las reglas de juego. Así que no me sorprendió ni me molestó nada.
74 ¿Sentís que en Racing no valoraron tu trayectoria? Racing tenía 40 profesionales, habían pasado Ardiles, Cappa, estaba de mitad de tabla para abajo, hecho mierda. Depuré el plantel, hice una campaña de 29 puntos, y cuando quise armar mi plantel trajeron los jugadores con el torneo empezado. Esto lo confieso por primera vez: en la semana previa al arranque del nuevo torneo, un viernes contra Argentinos, yo pedí hablar con Marín para renunciar, porque no venían los refuerzos. Como estaba en Francia hablamos por teléfono y me pidió por favor que no hiciera nada. Me convenció. Ganamos, los jugadores no venían, renuncié por segunda vez, me volvió a convencer, ganamos dos partidos más y los jugadores fueron llegando: uno lesionado, el otro fuera de forma. Y se dio lo que esperaba, el equipo jugaba mal porque se estaba armando. El problema es que no tuve la dureza para irme al principio. Y después me resistí porque sabía que ese plantel iba a pelear el torneo, que fue lo que pasó. A Racing no le pude dar el título pero sí le dejé un equipo que peleó el torneo. Y ese mismo técnico (por Rivarola) que peleó un campeonato con el equipo que yo armé, después armó otro equipo, que es el actual. No siento en absoluto haber fracasado.
75 ¿Te fuiste bajoneado? Dolido. Bajoneado no, porque soy un tipo de mucho carácter.
76 ¿Quién te llamó para volver a la Selección? Grondona. Lo tomé como un reconocimiento enorme.
77 ¿Qué recordás del día que murió Perón, durante el Mundial 74? Siempre fui peronista, y me afectó, como a casi todos los muchachos y a los dirigentes. ¡Cómo lloraba esa gente! Después de hacer una misa, pensamos en no presentarnos a jugar, pero nos avisaron que si lo hacíamos, Argentina podía perder la sede del Mundial 78. Fue mi debut mundialista, contra Alemania Democrática, algo impensado porque no me imaginaba que iba a jugar. El hecho de haber ido como tercer arquero, me hizo sentir, a la vuelta, que había jugado diez años en Europa. Fue una gran experiencia.
78 ¿O sea que a un Mundial deben ir dos arqueros para atajar y un tercero para ganar experiencia? No, no, en el fútbol moderno, si vas es porque podés jugar.
79 ¿Tenías muchas cábalas como jugador? Sólo algunas. Le copié una a Cavallero, que en Quilmes se tiraba un poco de alcohol en el buzo, a la altura del pecho, antes de jugar.
80 Nunca volviste a River, cuando el club suele recuperar a los ídolos. ¿Fue por tu salida conflictiva de 1983? No lo sé. A mí me hicieron fama de jodido, pero en ninguno de los otros clubes donde jugué y dirigí tuve un solo problema: Quilmes, Racing, Argentinos, Flamengo, Atlético de Madrid y Vélez como jugador; Banfield, Racing y la Selección, ya de entrenador. O sea: fueron diez contratos y no hubo ningún problema. Todo eso fue un invento que buscó ensuciarme, la gente de Lacoste metía cosas en los medios y armaba el circo. Y hasta me apretaron a mí y a mi viejo.
81 ¿Cómo te apretaron? Nos amenazaron de muerte. A mi viejo lo agarraron en la calle: se bajaron tipos armados de un Falcon verde, le pegaron y le dijeron: “Que tu pibe firme contrato porque si no te vamos a matar”. Sentí una repugnancia tremenda, hasta pensé en dejar el fútbol. Y a mí me llevaron a una oficina de ellos, que Lacoste quería hablar conmigo, y me amenazaron. Toda gente armada, espantoso.
1976. Uno de los goles recibidos más duros, en la final del Nacional . La barrera a medio formar, el vía libre del árbitro Ithurralde, el derechazo quirúrgico de Suñé y el viaje sin escalas de la pelota hasta el ángulo izquierdo del Pato Fillol
82 ¿Eras duro de arriar con la plata, no? Si en esa época hubiera habido representante, habría terminado mi carrera en River. Se hubiera evitado muchísimo desgaste. Pero no era conflictivo, ya lo expliqué.
83 ¿Qué hiciste con el dinero que ganaste con el Gordo de Navidad? Esas fueron mentiras. La Gorda Matosas hizo correr esa pelota, decía: “A este miserable le vendí el gordo navidad y no me dio un peso”. Inventaban cualquier boludez por el problema del contrato.
84 ¿Te sigue doliendo el gol de Suñé de tiro libre, que definió la final del Nacional 76 para Boca? Todos los goles que me hicieron me duelen. Quizás ese más porque no habían dado la orden y porque uno de nuestro equipo debía ir a la pelota. Estaba designado y no fue. Aparte, después me enteré de que Ithurralde, el árbitro, era fana de Boca. Hubo picardía.
85 ¿Quién era el que tenía que ir a la barrera? Caja negra.
86 ¿Tu hija Nadia ya se recuperó de la anorexia? Sí, se casó, está curada, muy bien. Igual, conociendo cómo es la enfermedad, uno debe prestar atención siempre.
87 ¿Qué cosas cambiaste vos como padre a partir de su enfermedad? Fui el primero que lo dije en este ambiente: durante toda mi carrera viví dentro de una burbuja. Y cuando me pasó lo de mi viejo y después lo de mi piba me di cuenta de que era de carne y hueso. Se hizo un clic en mi cabeza.
88 ¿Te reprochás algo? Me debo haber equivocado en muchas cosas, pero nunca me guardé nada. Yo me moriría tranquilo si el día de mañana compruebo que mis hijos me tienen el mismo cariño que yo le tuve a mi viejo.
89 ¿Qué pasó con el Loco Enrique en 1988? Nos expulsaron en un River-Racing por pelearnos en el campo y al Tribunal de Penas no se le ocurrió mejor idea que citarnos al día siguiente a la misma hora. Yo estaba en la sala, se abrió el ascensor, y apenas lo vi, enseguida me paré, me saqué el reloj y lo fui a buscar y nos peleamos de nuevo. Ya está arreglado.
90 Eras bastante calentón. Sí, y me agarraba seguido a trompadas, sobre todo en la calle. Era de los que se bajaban del auto para pelear porque te puteaban. Hoy no. Era otra época, también, hoy correrías riesgos por la droga, el alcohol, todos están armados. Y con compañeros me agarré una vez sola, con Jota Jota López, y tanto él como yo nos arrepentimos.
1978. Es el final, Argentina campeón del mundo. El Pato de rodillas a punto de recibir al Conejo Tarantini, fue unos segundos antes de la célebre fotografía "El abrazo del alma" de Ricardo Alfieri
91 ¿Se te salía la cadena fácil? Se me salía fácil la cadena, es cierto, pero tenía huevos, eh. Cuando te hablaba del carácter, viste, bueno...
92 Como técnico de Racing a veces te enojabas mal por ciertas preguntas, como que se te sigue saliendo fácil la cadena. Todavía tengo mucha sangre en las venas, muchísima. ¿Te acordás de la frase de Napoleón “vísteme despacio...”. Bueno, sólo a veces…
93 ¿Por qué dijiste una vez que Commisso era tu enemigo? Tuvimos una diferencia. Fue un momento en que se me salió la cadena.
94 ¿Cómo viste la interna de River del verano? Me dolió muchísimo por Mostaza, porque lo quiero bien, como amigo.
95 ¿Estás haciendo algo además de la Selección? Doy charlas de manejo de grupo, liderazgo, ante 200 o 600 personas, por lo general empleados jerárquicos de empresas. Está la charla de media hora y después preguntan. Para esto fui a un centro de capacitación para saber expresarme, cómo dirigirme a las personas.
96 ¿Qué es lo que más te preguntan? Muchos quieren saber cómo era el liderazgo en el plantel del 78, cómo se forma un líder. Para mí, el líder nace y lo fortalece el grupo en el día a día. El líder no sólo debe serlo en la cancha sino afuera, a veces esos liderazgos lo ejercen dos personas distintas, y hay que saber aprovecharlos. Es mejor que el liderazgo esté compartido, porque así se apunta mejor al grupo.
97 ¿Quiénes eran los líderes en el 78? Había muchos: Ardiles, Olguín, Passarella, Gallego y Kempes también lo era dentro de la cancha. Yo no era líder porque llegué al grupo con el diálogo roto con Menotti, pero ahí la Selección estuvo por encima de los hombres. Basándonos en el objetivo se dio el diálogo que teníamos que tener para ese tipo de empresa.
98 ¿El arquero debe ser egoísta? Landaburu se quejaba porque no le prestabas el arco nunca. Yo vivía para el fútbol las 24 horas, me sentía el mejor, el físico me daba, ¿por qué iba a dejar atajar a otro? Más que egoísta, el arquero debe ser desconfiado: no tiene que confiar en su defensor, ni en la pelota, ni en el pique. Para el arquero, ser desconfiado es una virtud.
99 ¿Y debe tener una personalidad particular, también? El arquero debe tener carácter, no dejarse llevar por delanteros que te vienen a joder, sobreponerte a dificultades de resultados, de comerte un gol y no comerte el siguiente por estar dudando
100 De todos los que viste tras tu retiro, ¿quién fue el más parecido a Fillol?</strong> Ustari es el que más se me parece. Le pega un poquito mejor que yo, nada más... Juan Pablo Carrizo también. Son arqueros serios, de equipo grande: les llega media pelota y la tienen que atajar, no les pesa el escenario.
Diego Borinsky (2006).