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El fútbol en Afganistán, diez años después
Finalizó la guerra y con la paz volvió a rodar la pelota en el territorio afgano. En Kabul, la selección local derrotó a Pakistán por 3 a 0. El resultado fue lo menos importante para un pueblo que descubrió en el deporte la excusa perfecta para dejar atrás una década de sufrimiento y muerte.
RENACIMIENTO. “Ver a todo ese público bonito en nuestro estadio fue emocionante. Para nosotros es como volver a nacer”, dijo Sanjar Ahmadi, el autor del primer gol.
“Espero que este partido mejore la relación entre los dos países”, dice Mohamed Ali Jawad, el presidente de la Federación Afgana de Fútbol. Afganistán y Pakistán, que no se cruzan desde 1976, se enfrentaron más veces en un campo de batalla que en una cancha de fútbol, por eso ya la sola realización del partido puede considerarse una victoria unánime para todas las partes. Es un armisticio firmado con la traza de la pelota.
La última vez que se jugó un partido en Kabul, la capital afgana, fue en 2003. Pocos conservan en la memoria aquella victoria por la mínima ante Turkmenistán. El ruido de las explosiones, la frivolidad de las bombas y el desarraigo por la ocupación foránea aturdieron cualquier recuerdo futbolístico. En el medio surgieron algunos temas más importantes. Como, por ejemplo, sobrevivir.
Hoy la realidad es otra. Quedan varias cuestiones por resolver en Afganistán, pero el fin de la guerra es el mejor de los comienzos. Volver a la normalidad es la responsabilidad de todos. Y todos ya eligieron hacerlo, en gran medida, a través del fútbol. Zohib Islam Amiri, el capitán de la selección local, lo entendió mejor que nadie: “Vengan y vean. Esto es Afganistán. Miren lo mucho que los afganos amamos el fútbol”.