2001. Los Schiavi, la familia del fondo
Rolando, Fabio, Ezequiel y Leandro. Oriundos de Lincoln, el caso de la familia Schiavi es curioso, ya que todos juegan al fútbol y además son defensores. Ideal para formar con línea de 4.
Rolando Schiavi
A los 27 años, con 127 partidos en la Primera de Argentinos, el marcador central es considerado por sus hermanos como el que les abrió las puertas a los demás. “De chico no le daba tanta importancia al fútbol -dice Rolando-. Iba porque me llevaba el viejo. Pero cuando llegué a Buenos Aires creció la idea de jugar profesionalmente y vivir de esto. Mi primer contrato fue de 300 pesos y con eso tenía que pagarme todo, hasta el alquiler de la pensión. Me encantaría jugar en un club grande, aunque hoy tengo una vida tranquila y me va muy bien. Argentinos me dio casi todo lo que tengo y además pude salir campeón del Nacional B”.
Fabio Schiavi
Juega en Quilmes, después de pasar por Estudiantes de Buenos Aires y Chacarita. A los 30 años tiene un deseo: “Ojalá algún día podamos jugar los cuatro juntos. Pero espero que se apuren porque ya estoy un poco viejito. Cuando Rolando llegó a Argentinos de Rosario me animé a probar suerte. Que todos seamos marcadores centrales es casualidad, aunque el físico debe tener alguna influencia ya que los cuatro somos muy parecidos y en este momento todos buscan centrales altos. Por suerte pudimos saltar rápido a la Capital, sino todavía estaríamos dando vueltas por algún club del interior”.
Ezequiel y Leandro
Con 18 años, Ezequiel pide pista desde la Cuarta de Argentinos. En 1998 dejó la casa en Lincoln y se vino a vivir con Rolando: “No quiero pensiones, con Rolo estoy bárbaro. Él es quien más garra tiene y, si bien no lo copio, acepto sus consejos. Yo juego también de dos. Voy tranquilo porque sé que en el fútbol el que se apura, pierde”. Leandro tiene 21 años y ya jugó un amistoso en la Primera de Chacarita: “Mi vieja me pedía que estudiara. Con los más grandes fue distinto, ella quería que fueran futbolistas. Juego de dos y siempre sentí que lo mío era el fútbol. Como veía que mis hermanos habían llegado, me preguntaba: ¿por qué yo no?”.
Producción de María Ordás Carboni
Fotos de Dulcinea y Alejo Schatzk