LOS ESPECIALISTAS
A veces el destino les tiene guardado un premio a los jugadores “veteranos” de nuestro fútbol. Un día como hoy, pero en 2009 Rolando Schiavi debutó en la selección a los 36 años. Juntamos un puñado de historias que no pasan de moda y no tienen edad.
El 5 de septiembre, en Rosario, Argentina se comió uno de esos piñazos que duelen. Brasil le ganó 3 a 1 y la clasificación para el Mundial de Sudáfrica se empezaba a complicar.
Allí apareció el nombre de Rolando Schiavi. El “Flaco”, férreo marcador central, era la voz de mando que el fondo argentino precisaba.
Su "estreno" fue en Asunción frente a Paraguay. Con 36 años, 7 meses, y 20 días, se convirtió en el jugador más veterano en debutar con los colores argentinos. Ese partido fue derrota 1 a 0 y Argentina apareció en zona de repechaje.
El defensor tuvo su revancha en el épico partido contra Perú, el día que Martín Palermo pescó un rebote bajo una lluvia incesante en el estadio "Monumental" y resucitó las chances del equipo de Diego Maradona para llegar a la aventura africana.
Su corto ciclo en el seleccionado argentino tuvo su último partido en la victoria frente a Uruguay por 1-0 en Montevideo, con aquel gol del cordobés Mario Bolatti. Misión cumplida.
El gol del pueblo
La historia de Martín Palermo parece orquestada por un eximio guionista. Más allá de sus logros en Boca Juniors, también sumó capítulos para su película en la Selección. Al recuerdo de los tres penales errados contra Colombia en Copa América, lo dicho líneas arriba con su inolvidable gol para ayudar a la clasificación mundialista y luego sí, cumplir el sueño de su vida al formar parte de los 23 jugadores en la Copa del Mundo.
Argentina ya había ganado sus dos primeros partidos, ante Nigeria 1-0, y en segundo término una goleada frente a Corea del Sur por 4-1. Grecia fue el rival para cerrar la fase de grupos, y el clamor popular pedía por el “Titán”. A falta de ocho minutos para el final, el histórico goleador reemplazó a Diego Milito y el guión de su vida sumó una líneas más. En el epílogo del cotejo, convirtió el gol que selló la victoria, con 35 años y 10 meses, regalándole a la película su último récord: ser el jugador más longevo en convertir un gol con la camiseta nacional.
Amarga despedida
La Argentina llegó al Mundial de Suecia 1958 como candidata. Al menos así se sentía en nuestro país. El mundo en esos tiempos era mucho más grande que ahora. Sin internet, satélites, ni telefonía celular, todo era muy lejano para conocer a ciencia cierta cómo llegaba cada equipo a la cita ecuménica. La experiencia de jugar frente a los europeos terminó siendo el talón de aquiles. Ángel Labruna, con 39 años 8 meses y 16 días disputó, el que sería su último partido en el seleccionado, en el catastrófico 6 a 1 frente a los checoslovacos y dejó el registro como el jugador de mayor edad en vestir la casaca "albiceleste".
Sólo por un partido, pero fueron dos
Un caso particular es el de Roberto Mouzo, no por su longevidad en una convocatoria, sino por el contexto en que se dio. El experimentado zaguero de Boca Juniors había jugado disputado dos partidos en la selección durante la década del '70. Uno por la desaparecida Copa Dittborn, frente a Chile, en 1974 (1-1) y otro por la Copa Castilla ante Perú (1-0).
A sus 30 años, a pesar de ser un emblema "xeneize", con más de 400 partidos oficiales sobre sus espaldas, lograr un lugar en el elenco nacional había sido su gran deuda pendiente. En 1983 y con la Copa América a la vuelta de la esquina, Carlos Bilardo empezó a llevar adelante su revolución táctica, pero le faltaban algunas piezas. El entrenador le anticipó a Mouzo, que era probable que lo llamase sólo por el partido frente a Brasil en el Monumental, porque consideraba que nadie le cumplía bien la función de stopper.
La discusión entre la edad, la experiencia y la madurez está planteada desde el comienzo de los tiempos. Pero lo que no entra en el debate es la capacidad de resolver situaciones, basado en la experiencia del camino recorrido. Allí entran en juego los especialistas, esos que no pasan de moda ni entienden de edades, pero les sobra jerarquía para dar el presente.
Diseño y edición de fotografía
Matias Di Julio