2006. Peligro de gol
Santiago Salcedo y Oscar Cardozo revolucionaron el fútbol argentino con su llegada a Newell´s, convirtieron muchos goles y de esa manera ilusionaron a la mitad de Rosario.
![](http://2022.elgrafico.creatos.com/media/cache/pub_news_details_large/media/i/21/48/2148b7f4ce1c715b66c77bbc79048892cc1b0b04.jpg)
Hablan raro. No se entiende nada de lo que dicen. Uno le comenta algo al otro en un tono apenas perceptible y se ríen. En ese momento, un compañero les grita: “¡Eh, ‘paraguas’, dejen de jodernos, hablen en castellano!”. Los “paraguas” (que no están cargando a nadie cuando conversan) son Santiago Salcedo y Oscar Cardozo y –como todos los paraguayos– entre ellos se hablan en guaraní. Son nuevos en la ciudad (Rosario) y en el club (Newell’s), pero ya se metieron en la consideración de todos con destacadas actuaciones en su debut en el fútbol argentino.
La conexión rosarino-paraguaya empezó en 2004, con el arribo de Justo Villar al arco leproso, quien con grandes tapadas se metió a la hinchada en el bolsillo y fue campeón en su primer torneo. Más tarde vendría Diego Gavilán para poner orden en la mitad de la cancha, y también aparecería Nery Pumpido, quien pese a ser argentino dirigió varios años en el Paraguay e incluso fue campeón de la Copa Libertadores 2002 con Olimpia. Con estos antecedentes, era de suponer que algún otro guaraní desembarcaría en el Parque de la Independencia.
Así fue como a días de empezar este Apertura firmaron Oscar René Cardozo y Santiago Salcedo. Ambos son delanteros. Un breve currículum de cada uno diría que Cardozo mide 1,93 y tiene 23 años. Viene de Nacional, de Paraguay, y la temporada pasada metió 15 goles, siendo el segundo artillero de su país. Había jugado dos fechas en Paraguay (convirtiendo dos tantos) cuando pasó a Newell’s. Salcedo mide 1,85 y tiene 25. Ya estuvo por el Ankaragücu, de Turquía, en 2003, y por el FC Tokio, de Japón, hasta mitad de año. Además, fue el goleador de la Libertadores 2005, con 9 goles en 8 partidos para Cerro Porteño.
Dos nombres más, dos futbolistas más que soñaban con triunfar en un torneo poderoso como el argentino. Ese era el deseo de Tacuara (así le puso un periodista a Cardozo cuando llegó a 3 de Febrero, porque es alto y flaco como la planta que lleva ese nombre, que es parecida a la caña de azúcar) y Sa-Sa, que se vio rápidamente modificado: en las dos primeras fechas habían marcado tres goles cada uno y fueron figuras de los partidos ante Vélez y River. Nadie los tenía… salvo Pumpido.
“Después del partido contra Vélez fuimos a mi habitación y comentamos que fue el debut soñado. Uno siempre imagina empezar bien, ganar y hacer un gol, pero no tanto como lo que pasó”, arranca Salcedo, autor de dos goles esa tarde y el más hablador de los dos. “Yo tampoco lo esperaba –agrega Cardozo–. Llegué una semana antes de empezar el campeonato y la primera fecha fui titular, metí un golazo y ganamos 3-0. Fue importantísimo empezar así para tomar confianza”. Siete días después harían transpirar a River para empatarles 3-3, con dos de Santiago y uno de Oscar. La mitad de Rosario los ponía en un pedestal. “Desde ese día, salir a la calle se puso complicado”, cuentan los dos con alegría.
![Imagen Salcedo y Cardozo, la sociedad destinada a someter arqueros.](http://2022.elgrafico.creatos.com/media/cache/pub_news_details_large/media/i/5f/67/5f673a26adc54d4df9978a10dd883536dcbde45e.jpg)
Defensores a ultranza del tereré contra el mate (“incluso cuando hace frío metemos tereré”, explica Sa-Sa) y amantes de la cumbia y el reguetón, el primer mes en Rosario se hicieron compinches, ya que lo compartieron en un hotel hasta que cada uno tuvo su departamento. “Cuando me fui a Japón, Tacuara empezaba en Primera. Lo conocía por seguir la liga por internet, pero nunca habíamos hablado”, dice Santiago. “Yo estaba en 3 de Febrero y lo tenía a él de verlo jugar para Cerro”, retruca Oscar. Su amistad se dio naturalmente, igual que la rápida inserción en el plantel, ayudada por la presencia de sus compatriotas Villar y Gavilán. “Cuando llegamos, conversamos con los dos y nos pintaron el panorama. Nos contaron –recuerdan ambos casi a coro– de la gente, la hinchada, los jugadores. Encontramos un grupo muy bueno, con gente joven. Nos relacionamos en seguida. Gracias a Dios caímos en un buen plantel”.
–¿Influyó que en el equipo hubiera dos paraguayos para que firmaran?
Salcedo: Sí, influyó. El buen papel de Justo aquí te abre muchas puertas. Villar es uno de los grandes hacedores de esta posibilidad. La gente lo quiere. El abrió el mercado de los paraguayos para Newell’s. Logró un campeonato, está haciendo bien las cosas y ojalá nosotros podamos repetir.
–¿Qué sabían del equipo antes de venir?
Cardozo: Mauro Monges era mi compañero en Paraguay, y él jugó en Central y me contó algo, pero no mucho.
Salcedo: Yo sabía que habían salido campeones hace dos años, que jugaron Maradona y el Burrito, y cuando Justo llegó se empezó a seguir algo de la campaña.
–¿En Paraguay ahora hay muchos hinchas de Newell's?
Salcedo: En mi barrio por lo menos sí, ja. Ya mandé varias camisetas para allá. Tuve que hacerle un pedido especial a Pancho, el utilero. ¡El primer sueldo se me va ir en camisetas!, porque todos me apoyan y me piden que les regale una.
Cardozo: En Campo Nueve, mi pueblo, también. Todos me manguean camisetas y me apoyan.
–¿Y la prensa paraguaya habla de ustedes?
Salcedo: Sí, por el hecho de que somos cuatro paraguayos titulares en un equipo argentino. La gente nos apoya y quiere información, entonces salen los comentarios de los partidos y cómo nos va a nosotros.
![Imagen Inolvidable: el festejo loco en el Monumental cuando le hicieron sentir a River su poder de fuego.](http://2022.elgrafico.creatos.com/media/cache/pub_news_details_large/media/i/d7/24/d7242e417f10b584d51320f775c110117cf25752.jpg)
La historia habría sido distinta si la dirigencia de River hubiera aceptado a Oscar después de ver un video suyo. Pero le bajaron el pulgar y recaló en Rosario, y Tacuara se desquitó de ese “no” con dos goles –uno de cabeza y otro de tiro libre– ante el Millonario. “De lo de mi video en River me enteré por los periodistas, no sabía nada de nada”, comenta Cardozo, quien considera linda la camiseta con la banda colorada cruzada. “Pero la de Newell’s es mucho más bonita”, avisa este hijo de campesinos del interior de Paraguay y hermano de cuatro varones (Arnaldo, de 17, juega en el Club Atlántida, de la tercera división guaraní) y una mujer. Buscando referentes, reconoce que uno de sus espejos es el brasileño Adriano, “zurdo como yo”. Y también elogia al otro Cardozo paraguayo, José Saturnino.
Santiago tiene una historia más peculiar. Nació en Asunción, en una familia donde mamá es ama de casa y papá es chofer de colectivos. A los 20 años ya era figura de Cerro Porteño y le llegó una oferta del fútbol turco. “Quería probar irme a otro lado –explica–. Los primeros seis meses jugué siempre, pero cuando cambiaron de técnico tuve algunas diferencias. Allá una vez participé de un sacrificio. Ataron un cordero y todos rezaban; no tenía idea qué podía pasar. Entonces un tipo agarró un cuchillo y le cortó el cuello. Los jugadores se acercaban y se pasaban la sangre por las rodillas, los tobillos. Me dijeron que lo hiciera, pero ni loco me acerqué. Encima en el partido empatamos…” Un par de años después, mientras jugaba nuevamente en Cerro, otro destino poco frecuente aparecería en su vida: Japón. “Eso sí que fue bueno. Estaba contento allá, pero extrañaba el calor de la gente, de la hinchada, las puteadas –se ríe–. Y cuando surgió el interés de Newell's acepté sin pensarlo”. En lo estrictamente futbolístico, Salcedo reconoce que tiene un pequeño problema: “No sé si es un defecto o una virtud, pero cuando no me llegan muchas pelotas me agarra medio la desesperación y me tiro varios metros atrás. A veces le digo: ‘Tacuara, me voy al medio, más de enganche’. Por suerte, Pumpido me dice que me mueva mucho y que Oscar se quede arriba”.
El arranque prometedor del equipo (y de ellos en particular) hace que se sientan más que a gusto en Rosario. Sa-Sa destaca la calidez de la gente y la belleza de la ciudad, mientras que Tacuara hace lo mismo… pero con las mujeres. Ambos se ilusionan con estar en la pelea y ganar algo en Newell’s, y saben que si las cosas les salen bien se abrirán otras puertas. “Uno siempre imagina jugar en River o en Boca, porque son clubes grandes que ganaron muchas cosas”, dice Cardozo. “Pero acá estamos bárbaro”, avisan los dos juntos, dejando en claro que, si de ellos depende, en Newell’s habrá “paraguas” para rato…
UN TEMA “CENTRAL”
Desde su llegada, los dos paraguayos quedaron sorprendidos por una sola cosa: el clásico contra Central. Sa-Sa cuenta que “por la calle te dicen que podemos perder contra cualquiera, pero esa fecha hay que ganar sí o sí”. Oscar comenta que “me llama mucho la atención que te digan que ante Central no hay que perder. Tengo curiosidad por saber qué pasará”. El misterio se develará en la fecha 13, en el Gigante de Arroyito. Hay un dato anecdótico: jugando para Cerro Porteño, un hermano de Salcedo -Domingo- le hizo un gol a Central en la Libertadores de este año. ¿Repetirá Santiago?
Por Santiago Martella (2006).
Fotos: Marcelo Bustamante.