RIVER tuvo una actuación muy floja en su debut oficial en el Monumental, que nuevamente estuvo colmado por más de 80 mil personas que tomaron el partido como Instituto con la misma expectativa y entusiasmo que una final de Libertadores. Pero más allá de la presencia y el aliento habitual, hubo algunas situaciones específicas que le adjudicaron un protagonismo especial a la multitud ansiosa por resultados.
El desahogo del gol de Gonzalo Montiel en el descuento soltó un alarido masivo que invadió la atmósfera, y vino acompañado por el "Cachete, Cachete" en reconocimiento al ídolo que volvió al club y que les dio tranquilidad en la que fue prácticamente la última bola de la noche.
Sin embargo, otro canto con sonido a reclamo atronó apenas pasada la media hora del segundo tiempo, cuando el equipo se debatía en un mar de dudas y no aparecían las ideas: "Movete, River, movete. Movete, dejá de joder", fue el himno entonado con fuerza y que denotó cierto enojo con los jugadores que no podían interpretar la partitura del entrenador Marcelo Gallardo.
Porque, que quede claro: los reclamos son para los actores, no para el director de la película, que nuevamente recibió la ovación unánime y fue envuelto por la dulzura del "Muñeeeeco, Muñeeeeco" nuestro de cada partido de local cuando se acercó a su trono en forma de banco de suplentes.
Antes del "Movete...", el estupor ante la falta de respuestas futbolísticas llevó al inconfundible clima de inquietud y de murmullos ante cada pérdida de balón. Y se había insinuado el inconformismo con otro clásico: "Hay que poner un poco más de huevos", y cerca de los 40' del complemento una suerte de fuerza que surgió de las entrañas del Monumental envolvió a todos y el aliento de ahí hasta el final fue ensordecedor.
Otro pico alto de incidencia de los fanáticos fue la unánime y entusiasta aprobación del ingreso de Sebastián Driussi, que hizo su reestreno con la Banda Roja en un segmento del partido en el que la gente estaba ávida de potencia ofensiva.
Hasta el propio Gallardo se refirió al humor de la tribuna cuando lo consultaron en la conferencia de prensa: "Hoy la gente acompañó fuerte y entiende que no es fácil construir un equipo de la noche a la mañana. Está contenta porque sabe que hay un plantel con jerarquía pero también que una casa no se hace de la nada. Hay que llevar calma y decir la verdad. Yo no le miento a la gente: las cosas como son, no jugamos bien y punto".
"La gente entiende", como afirmó el Muñeco. Pero así como el equipo no da señales aún de fluidez, los hinchas dan señales de exigencia porque hay material para que las gargantas queden afónicas por gritar goles y no por reclamar prestaciones descollantes a un elenco diseñado para ganar, golear y gustar.