Eterno, eso es. Eterno. Trascendió las canchas de fútbol, desde el potrero de Fiorito hasta los estadios del mundo, donde dio lo mejor de sí, para convertirse definitivamente en un mito. En un ícono. Viviente, eso sí. Y eso lo diferenció de otros mitos, de otros íconos. Es, fue, seguirá siendo, más que un futbolista.
Talentoso y transgresor, popular y provocativo, convencido y contradictorio, rebelde siempre, indiferente jamás, Diego es El Diego y también muchos Diego, pero anclados todos en uno indiscutible: el que supo regalar alegría de una manera incomparable, ofreciéndola al mismo tiempo que la encontraba.
Su existencia se antoja inabarcable, enciclopédica. Quién fue Maradona. Cuál fue Maradona. Qué fue Maradona. Periodistas y sociólogos, historiadores y filósofos, gente de a pie, gente de aquí y gente de allá, podría intentar una respuesta. Ninguno habría encontrado o encontrará la que él mismo encontró en una Nochebuena, dirigiéndose a su familia como si frente a él hubiera un estadio colmado: “Les habla Diego Armando Maradona, el hombre que le convirtió dos goles a los ingleses y uno de los pocos argentinos que sabe cuánto pesa una Copa del Mundo”.
27 de enero. El ex delantero rompió el silencio y dejó frases importantes sobre temas que marcaron su carrera deportiva.
16 de enero. Sorpresiva declaración de uno de los futbolistas que más brillan en el firmamento del Viejo Continente.
14 de enero. Khvicha Kvaratskhelia, emblema del último Scudetto que ganó el equipo italiano, saludó al astro argentino previo a emigrar.
27 de noviembre. La obra en tributo al 10 rompe todos los moldes y estará en la Argentina.
25 de noviembre. El tributo del club en el que el 10 tuvo sus actuaciones más inolvidables, en el cuarto aniversario de su desaparición física.
25 de noviembre. Las muestras de reconocimiento se multiplican y van desde la FIFA a la AFA, pasando por los clubes donde dejó impresa para siempre la huella de su magia.