Decir Funes es decir Libertadores. Porque fue la potencia arrolladora del Búfalo lo que permitió que River alzara su primera Copa en 1986 ante el América. Y pensar que, por una distensión, no quería jugar la primera final en Cali. Pero Veira lo persuadió: le dijo que los colombianos le temían. Claro, había sido ídolo de Millonarios y lo conocían por sus decenas de goles. Funes jugó y Funes hizo el primer gol: fue 2-1 (Alonso y el paraguayo Cabañas, los otros goles). Y en el Monumental fue 1 a 0 con otro gol de Funes a Falcioni. Puntano, el Búfalo había llegado a River ese año tras jugar en San Luis, Junín, Mendoza y Colombia. Y en este River ganó la Libertadores y la Intercontinental, para luego irse a Francia y a Grecia. En Niza le descubrieron un soplo en el corazón y se retiró en Vélez. Tuvo un coqueteo con Boca pero un paro cardíaco se lo llevó en 1992, con 28 años. El Bambino lo definió tal como lo vio el hincha: “Era un contragolpeador feroz. Cuando arrancaba en velocidad se hacía incontenible. Y si le dabas un cachito de ventaja en el área, te mataba”. Así era Funes…