En esta época en que la emoción se ve más frecuentemente y hasta se cotiza mejor que la calidad, los partidos de Racing con Estudiantes de La Plata siguen constituyendo una invitación al buen fútbol. Hay en el público la seguridad de que, por lo menos, se verá "algo". Los prestigios y hasta los apodos de ambos equipos los obligan a ello: "Academia" se llama Racing, y "Profesores" a los futbolers pinchas. Al encontrarse, tienen que conjugar — siquiera como un homenaje al recuerdo — el verbo más puro del fútbol. Así se esperaba y así fue.
Los propios parciales del team vencido recordarán con placer el desarrollo de ese primer período en el que se vio a Racing con dos alas trabadas, armoniosas, y un centro forward con juego y con shot, frente a Estudiantes, certero y clásico en el ataque, eficaz y recio en la defensa. En esos cuarenta y cinco minutos del comienzo tuvieron ardua tarea las manos del público, prestas para aplaudir la acción limpia de Ricordi y de Baños, el esfuerzo de Guerrero y la tenacidad disciplinada de Dañil, opuestas a la sobria y penetrante táctica de Nolo, Zozaya y Lauri, y a la estampa dominadora y hábil de Roberto Sbarra.
Más resueltos, en ese período, los ágiles de Racing, llevaron a la tribuna visitante la grata revelación de Contreras, pero además sancionaron su efectividad con un goal de Guerrero que estuvo a la altura de la calidad del espectáculo.
Llamados al orden por el contraste sufrido, los delanteros pinchas — sin alterar el ritmo de su juego — buscaron más directamente el camino de la red y se produjo el empate en otra jugada digna de la, categoría del match. Generoso en adjetivos que el juego, por cierto, merecía; satisfecho ante la evidencia de que los dos rivales tenían calidad y clasicismo, el público clausuró con un aplauso sostenido el desarrollo del primer período, justicieramente empatado, y esperó con interés la reanudación del match, cuyo epílogo aparecía impreciso.
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Nadie hubiera podido sospechar que Estudiantes de La Plata iba a vencer por cinco goals a dos. Lo que pasó en el segundo half time fue insólito para el pronóstico, aunque resulta sencillo explicarlo. Una falla que se había advertido en la defensa local — la del zaguero Martín — se acentuó entonces hasta el fracaso absoluto y ello se contagió a otros hombres del cuadro; por su parte, los tres forwards activos de Estudiantes aprovecharon ese handicap con eficacia extraordinaria, en tanto que la defensa visitante imponía su mayor consistencia física y, también, el excelente desempeño de algunos de sus integrantes, a las tentativas del quinteto local, que — sin apoyo ahora — -había perdido un alto porcentaje de orden y peligrosidad. Dirigidos, explotados magistralmente por Nolo Ferreira, Alberto Zozaya y Lauri rindieron el cien por cien de sus posibilidades, especialmente el centre forward, que el domingo exhibió como pocas veces su visión del arco y su notable puntería.
Esto explica el hecho de que, habiendo jugado por más tiempo el ataque de Racing en el campo de los plateases, hayan sido éstos quienes se adjudicaran el triunfo. Es que, mientras Estudiantes mejoró su actuación del primer tiempo, Racing experimentó una baja notable en todas sus líneas y hubo una fundamental diferencia de tácticas en las delanteras. Los visitantes, con sólo tres forwards, hicieron el juego clásico, que no es el de la velocidad en los hombres, sino en la pelota, impulsada siempre con admirable justeza y sin pérdida de tiempo a los pies del compañero mejor colocado; en cambio, el juego menudo de los ágiles racinguistas facilitó la tarea de los defensores estudiantiles. Corno queda dicho, la defección de Bonifacio Martín en el puesto de back derecho abrió una amplia brecha en el campo defensivo local. Bottaso demostró, no sólo en los goals — dos de los cuales pudo haber evitado, — sino también en otras ocasiones, que ya ha perdido la invulnerabilidad de las cortinas metálicas. Avalle no pudo, sin ayuda, plantarse frente a una pareja como la de Nolo y Lauri.
El único que se mantuvo en un plano parejo de eficacia fue Dañil, pero también tuvo que pagar tributo a la defección de los otros, encontrándose a veces descolocado y negando, forzosamente, el apoyo que había prestado antes a sus forwards. A pesar de que el ala derecha visitante entró contadas veces en actividad, no encontró en De Mate un escollo difícil de salvar, lo que recargó notoriamente el trabajo de Scarcella, que no tuvo fallas. Ricordi fue el delantero de Racing que mejor impresión me causó, aunque por ahora tiene un serio inconveniente en su físico y en su escasa experiencia. Guerrero hizo los dos goals en notable estilo, pero Roberto Sbarra lo anuló en el resto de su acción. Baños, Bugueyro y Del Giudice, siguieron el orden, de arriba hacia abajo, sin llegar a estar mal ninguno de ellos, si bien en el segundo half time rindieron, en conjunto, mucho menos que en el primero.
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Nolo Ferreira resultó, a mi juicio, el mejor hombre de su team y de la cancha. Sin derrochar energías inútilmente manejó la línea con acierto admirable. Recuerdo que, hace poco tiempo; Armando Nery me dijo: "¡Nos falta un delantero como Nolo! Ojalá se arreglara y volviera. Tal como está ahora, Nolo Ferreira hace mucha falta. Con él nos cansaríamos de ganar partidos".
Por su parte, el propio "piloto olímpico", al despedirse de River Plate, le dijo a uno de los dirigentes millonarios: "Ustedes tengan la certeza de que yo regreso a Estudiantes y ahí volveré a ser Nolo Ferreira". El domingo se cumplieron ambos vaticinios. Naturalmente, con él Estudiantes no se "cansará" de ganar partidos, porque en la frase hay una exageración lógica, atribuible a la intranscendencia de la charla, pero es innegable que ya se ha podido palpar la influencia que el juego de Ferreira ejerce sobre la marcha de "su" línea, en la que todo se hace conforme a sus dictados, que sus compañeros admiten porque lo saben autorizado para dirigirlos. Ha de tener, desde luego, sus tardes malas, pero, además de seguir siendo "el espectáculo", será también el piloto que esa línea necesita y a cuyo regreso ha asistido con tanto agrado la tribuna amiga. Me atrevería a asegurar que él y Alberto Zozaya fueron los vencedores del match. El centre forward, apoyado en su acción por un insider notable, rindió todo lo que de él puede esperarse, constituyéndose en un ejecutor contundente y luciéndose tanto por su colocación como por sus pases. Lauri, en el extremo izquierdo, respondió siempre a los llamados de sus compañeros. Estos tres hombres no solamente señalaron los cinco goals, sino que acapararon casi exclusivamente la labor ofensiva. Sabio y Casajús, este último en un despliegue espaciado pero rendidor de sus aptitudes, parecieron puestos ahí con el único objeto de completar la nómina del quinteto.
Roberto Sbarra volvió a ser un excelente centre half y el mejor hombre de la defensa; siguiendo un plan que debió ser preconcebido, la pelota fue siempre de los halves o los backs al eje 'medio y de éste a Nolo Ferreira. Si Roberto Sbarra sobresalió, la verdad es que su hermano Raúl y Bloto actuaron con toda eficacia, en tanto que Rodríguez supo hacerse respetar. Comasco resultó un buen reemplazante de Nery y en Contreras puede haber hallado Estudiantes un digno sucesor de Capuano.
El árbitro Lorenzo Martínez tuvo una actuación correctísima. No quisiera terminar este comentario sin dejar de mencionar el correcto espíritu de lucha que evidenciaron los jugadores de ambos equipos, lo que se puso de manifiesto en los momentos en que, por consecuencia de intervenciones recias aunque legales, cayó lesionado cualquiera de ellos. En esas circunstancias se vio que el caído era solícitamente auxiliado por futbolers del bando adversario, y al terminar la lucha se retiraron todos en perfecta armonía.