EL PÁDEL volvió a estar en agenda. Un deporte que brilló como pocos en los años '90, con aquella recordada proliferación de canchas a lo largo del país, que ahora reapareció con fuerza para empezar a instalarse como en los viejos tiempos pero en las nuevas generaciones.
Por aquella época de auge tuvo lugar, como no podía ser de otra manera, el primer Mundial de pádel de la historia: fue en septiembre de 1992, con Madrid y Sevilla como sedes, y tuvo a la Argentina como el primer campeón mundial tanto en la rama masculina como en la femenina.
En 1988, varios años antes, se había realizado un campeonato de pádel en el Coconut Grove de Marbella, un lugar que luego desapareció por una gran inundación, pero en aquel certamen participaron varios jugadores aficionados de distintas partes del mundo.
EDel 21 al 24 de septiembre de 1992, en efecto, tuvo lugar la primera fase del certamen inaugural en el club de Golf La Moraleja, Alcobendas, en Madrid. Las instancias finales se desarrollaron después, hasta el día 27, en la Exposición Universal de Sevilla, centro de recreación en Isla de la Cartuja. La parte más llamativa fue que, en plena disputa de las rondas definitorias, Diego Maradona se encontraba en la capital de Andalucía para cerrar su llegada al club.
Según recordó la revista Paddle Magazine, cuando los protagonistas del Mundial se trasladaron de Madrid a Sevilla se encontraron con una ciudad convulsionada por la presencia del Diez, que venía de cumplir los 15 meses de suspensión en suelo argentino, con la detención en Caballito incluída, tras aquel recordado duelo entre Napoli y Bari en 1991.
Poco antes, cuando todavía se jugaba la fase clasificatoria en Madrid, la prensa de España ya había anunciado con grandes titulares que Maradona había arreglado su arribo a Sevilla. La delegación argentina de pádel, entonces, se imaginó que sería un suceso histórico que Diego estuviera en el torneo para alentarlos.
El revuelo era mayúsculo. Maradona estaba en Sevilla, a pocos de su debut en un amistoso ante Bayern Múnich. El sábado llovió y, mientras la organización del Mundial buscaba un club alternativo, Diego se apareció, para sorpresa de todos, junto a la cancha de vidrio. Todos a su alrededor estaban atónitos y Diego disparó: "¡No me digan que no se juega! Y yo que me vine cuando tendría que estar concentrando".
Pero hubo revancha: en la última jornada, el domingo, en la final, Maradona estuvo donde todos esperaran que estuviera, mientras un cúmulo de medios buscaba la exclusiva y lo perseguía por todos lados. Estaba radiante: remera negra con flores, anteojos oscuros y bermudas, con la caracterìstica cabellera de aquella parte de su vida en Sevilla.
Así continuó la jornada que tuvo a Maradona como protagonista principal en una inédita final del mundo. Como en todos lados, sin importar de qué deporte se tratara, alentó, gritó, saltó, sufrió y festejó los títulos mundiales de su país: Alejandro Lasaigues y el legendario Roberto Gattiker se consagraron en la rama masculina, mientras que Cecilia Bacigalupo y Virginia Mazzuchi lo hicieron en el cuadro femenino.
¿Por qué Maradona fue al Mundial de pádel? Fruto del destino, estaba en la misma ciudad por la continuidad de su carrera en Andalucía, pero hubo otro impulso para explicar su presencia. Claudia Villafañe, por entonces su mujer, era alumna de Bacigalupo. Cada vez que Diego podía las invitaba tanto a ella como a su compañera Mazzuchi a jugar a su quinta, donde tenía una cancha de pádel.