ASHLEIGH BARTY anunció que, con 25 años y como la número uno del mundo, dejará el tenis profesional. Cuando parecía no tener rivales en la pelea por nuevos objetivos sostuvo haber cumplido todos sus sueños y expresó el deseo de perseguir otros nuevos en un ámbito diferente.
Pero hay que recordar que Barty ya se había retirado antes. Fue a principios de la temporada 2014, quemada por un arranque de una trayectoria plagado de elogios, buenas vibras y un sinfín de miradas. Tenía apenas 18 años y, al menos por un tiempo, decidió que no quería seguir en competencia. Y se dedicó a jugar al deporte nacional de Australia, su otra pasión: el cricket.
En ese momento se puso la camiseta de Brisbane Heat, un equipo de cricket de la ciudad de Brisbane, y despuntó el vicio de su otra motivación en el deporte. Pero una charla con Casey Dellacqua, su gran amiga y compañera de dobles -juntas jugaron cuatro finales de Grand Slam-, la revinculó con el tenis: "Tuve una conversación con Casey en la que pensé: 'Echo de menos probarme a mí misma y competir en el tenis. Quiero dar lo mejor de mí".
Estuvo afuera del circuito durante casi dos años y, transcurrido ese lapso, regresó para hacerlo con más fuerza y energía. Volvió en 2016: arrancó como la 623ª del mundo y finalizó la temporada ubicada como la 272ª. Al año siguiente conquistó su primera corona WTA en Kuala Lumpur, Malasia, y el resto de la historia es más que conocido: número uno del mundo durante 113 semanas y tres veces ganadora de Grand Slam -Roland Garros 2019, Wimbledon 2021 y Australia 2022-.