GRAND SLAM

Novak Djokovic: el niño que oía estallar las bombas lo hizo de nuevo

Por Pablo Amalfitano · 21 de enero de 2025

El serbio de 37 años se metió en las semifinales del Abierto de Australia.


NOVAK DJOKOVIC lo hizo de nuevo. El tenista más ganador de todas las épocas, con 37 años, volvió a exhibir por qué no habrá nadie por encima suyo a lo largo de los tiempos.

En lo que podría catalogarse como una final anticipada, el actual número siete del mundo derrotó al español Carlos Alcaraz (3°; ex 1°) para meterse en las semifinales del Abierto de Australia.

Campeón nada menos que diez veces en el torneo en el que habrá disputado 12 semfiinales, el serbio se llevó la victoria por 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4 luego de 3 horas y 37 minutos de juego, en las que se lo vio incluso con inconvenientes físicos.

El récordman histórico se aseguró jugar nada menos que su semifinal número 50 en torneos de Grand Slam. Lo habrá logrado en un total de 77 apariciones, lo que arroja una increíble eficacia del 64.93%.

En las semifinales en Melbourne, en busca de su 25° título de Grand Slam, Djokovic se medirá con el alemán Alexander Zverev, número dos del mundo y vencedor del estadounidense Tommy Paul.

Los highlights del partido

Las bombas

Djokovic sufrió de chico La Guerra de los Balcanes durante sus inicios en Kopaonik, una de las principales cadenas montañosas de Serbia, que tiene una pequeña zona al norte de Kosovo. En ese lugar sus padres Srdjan y Dijana le inculcaron la pasión por el esquí desde muy temprana edad, lo que explica la flexibilidad que hoy exhibe Djokovic en los tobillos, las rodillas y las articulaciones.

Allí, a más de 1700 metros sobre el nivel del mar, también empuñó una raqueta por primera vez, a los 7 años. La velocidad de la pelota en la altura generó que fuera un jugador mucho más rápido, con sus reacciones y reflejos. Ese lugar, donde el número uno del mundo comenzó a forjar su leyenda, fue bombardeado en 1999 durante los ataques de la OTAN a Yugoslavia. El joven Djokovic tenía apenas 12 años y oía las bombas estallar. Décadas después, cuando ya era un tenista consagrado a nivel internacional, visitó el lugar donde permanece el frontón en el que aprendió a jugar.

"Estoy en Serbia y cuando me desperté parecía un día normal, pero no era normal por todos los que lo hacían especial. Me di cuenta por primera vez del significado de lo que hago, que mi éxito es también el de la gente que me rodea y el de todo un país. Es el deporte que amo con todo mi corazón, estoy feliz y orgulloso de esta hazaña. Lo comparto con mi familia, mis amigos y las personas más cercanas a mi vida. Y con muchas personas me han dicho que este éxito también es su éxito. Hace diez años, cuando cumplí el sueño de mi infancia de ganar en Wimbledon y convertirme en el número uno del tenis, volví a celebrarlo a Serbia y había mucha gente en las calles de Belgrado y en todo el país. Me sorprendió mucho", contó, emocionado, en alguna vieja entrevista.

Y profundizó: "Me costó entender con seriedad la situación de mi país después de la guerra, sobre todo los problemas económicos y políticos. La gente sufre porque es un país marcado por la guerra. Por eso intento representar a Serbia de la mejor manera posible y demostrar que tiene muchas cosas positivas que ofrecer, no sólo negativas. Lo hago cuando juego la Copa Davis, pero también hablo de los valores reales y buenos que ofrece Serbia. La imagen es negativa desde hace más de 20 años y quiero cambiarla".

Djokovic en el frontón donde empezó a jugar.
 


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