Los grandes cracks (1920-1931): los arqueros
Seguimos con la cátedra de Chantecler. En este artículo describe las características y hazañas de los mejores arqueros de la tercera etapa del fútbol argentino. Con fotos extraordinarias.
En el artículo publicado en la edición anterior, que sirve de introducción a la referencia de los jugadores más destacados de nuestros flelds, desde 1920 a 1931, en que comenzó la era del profesionalismo, estudié a grandes rasgos los hechos salientes de ese período, que en el aspecto estrictamente del juego, culminaron con los grandes éxitos mundiales alcanzados por el fútbol rioplatense en los certámenes olímpicos y en el primer campeonato mundial organizado directamente por la FIFA. Consigné la visita de grandes teams europeos y el pleno resurgimiento del fútbol del Interior, fomentado en su difusión extraordinaria y rápido perfeccionamiento por el Campeonato Argentino, que culminó con el triunfo de Santiago del Estero en 1928, para eclipsarse en la era del profesionalismo en que los mejores players del país fueron absorbidos por la Capital Federal.
ARQUEROS DE GRANDES CONDICIONES
Comenzaré las referencias de tercera época, por nombrar, entre los muchos arqueros que lograron lucirse, a aquellos que, en mi concepto, por su actuación internacional o su feliz desempeño en la custodia de la valla de los buenos teams, surgen fácilmente al recuerdo. La nómina es ésta, por orden alfabético: Alterio, Bosio, Bottaso, Croce, Caldano, Caucia, Ceresetto, Emilio Fernández, Gualco, Herrera, Iribarren, Isusi, Mapelli, Magistretti, Molteni, Muschietti, Orio, Scarpone y Tesoriere.
Podré haber olvidado a algunos de los buenos, tanto o mejores que parte de los nombrados, pero, sin duda alguna, no he dejado de citar a los que llegaron a sobresalir con caracteres netos entre los grandes de la época, dignos sucesores de Laforia, Wilson, Rithner y Carlos Isola.
TESORIERE-CROCE-BOSIO
Junto con Octavio Díaz, rosarino, las tres figuras de relieve en los arcos de la tercera época, son: Américo Tesoriere, de Boca Juniors; Marcos Croce, de Estudiantes, Racing y Sportivo Palermo, y Angel Bosio de Argentinos del Sud, Talleres y finalmente de River Píate.
El primero de ellos surgió después de la división del fútbol cuando con Octavio Díaz compartió la custodia de la valla argentina en los matches internacionales con los uruguayos en los campeonatos sudamericanos, en la jira de Boca por Europa y en los encuentros con los teams extranjeros que nos visitaron. Ni por su figura ni brillante estilo podía Tesoriere llamar la atención; era de aquellos guardavallas que había que verlos jugar muchas veces, verlo realizar notables atajadas y convencerse de su positivo rendimiento para adjudicarle su valor extraordinario que lo llevó a merecer el calificativo de crack absoluto en una época rica en figuras de relieve.
Jugador de colocación perfecta, no precisó de espectaculares saltos ni estiradas impresionantes de palo a palo para realizar atajadas en alardes de agilidad que no dejó de tener. Estaba siempre en su puesto, en el espacio preciso del goal en que debía estar cuando venía el shot con que el forward rival intentaba vencerlo. Segurísimo de manos; golpe de vista extraordinario, intuición completa de las jugadas, unía a estas cualidades una sangre fría absoluta y un arrojo calculado libre de temeridades y precipitaciones. Yo lo vi jugar muchas veces desde una actuación común hasta las que lo consagraron históricamente y jamás lo vi fracasar; la palabra deficiente o la frase "estuvo en un mal día", eran desconocidas en su diccionario y cuando pasaba inadvertido, la culpa era de sus compañeros, que no lo dejaban lucirse, haciendo ralear las tentativas adversarias.
LA HAZAÑA ESTUPENDA DE TESORIERE
Pues bien, llegó a tal punto la dramaticidad de ese match memorable, que la sugestión de la multitud que lo presenció borró de su mente todas las figuras de la cancha para concentrar su atención al duelo implacable que entablaron Petrone y Tesoriere. En vano fue toda la metralla que prodigó con inusitada violencia el terror de los guardavallas; cuando más frecuentes y poderosos eran sus shots más se agrandaba la figura de Tesoriere, que terminó sugestionando al propio artillero al resultar invencible. Ese match inenarrable finalizó O a O y la propia multitud uruguaya, entusiasmada con el arquero contrarío, invadió el field y llevó en andas al. que había realizado la inigualable proeza.
MARCOS CROCE
Marcos Croce, de gran contextura física, era un arquero nervioso, pero con todas las condiciones que son necesarias para consagrarse como grande. Actuó por el viejo team de Estudiantes en las postrimerías de la segunda época y luego pasó en busca de mejores horizontes a ocupar la valla de Racing. Era de esos arqueros que desde su sitio dirigen a los demás compañeros de defensa y cuya labor eficiente en este sentido, pasa inadvertida para el público, que no alcanza a sentir las indicaciones. Guardavalla de parecidas condiciones a las de Rither, aunque algo más ágil y movedizo, realizó una larga y brillante campaña; vistió la casaca internacional e integró los teams seleccionados de la Amateurs muchas veces. No fue siempre parejo, pero cuando desarrollaba sus habituales recursos resultaba tan imbatible como Tesoriere. Al comentar muchas veces las cualidades de los arqueros en los infaltables comentarios futbolísticos con gente del ambiente, en más de una oportunidad he oído a personas muy versadas en la materia sostener que Marcos Croce fue, sin duda, el arquero más completo de nuestros fields.
BOSIO, LA MARAVILLA ELÁSTICA
En efecto, brillante en sus saltos magistrales, más de una vez vimos "volar” de palo a palo a Bosio para impedir un goal que ya parecía seguro. Más de una vez se hizo acreedor al mote de "Maravilla elástica" con que se lo bautizó, al hacerse un ovillo en un salto para embolsar la ball de un violentísimo shot ejecutado al ángulo superior o hacer una perfecta "paloma" para desviar al corner un tiro a media altura dirigido al palo opuesto al que se encontraba. Arrojado al extremo, firme y seguro, le hemos visto a Bosio agigantarse ante el asedio tenaz de un rival enardecido por vencerlo, hasta salir invicto y así, él solo en el field de Boca Juniors venció al poderoso team local defendiendo el arco de Talleres al impedir que el adversario lograse el goal del empate que buscó encarnizadamente y hasta con rabia. El notable arquero les demostró ampliamente a los de Boca que el célebre "Mérico", que tanto había agasajado y admirado, tenía en él un digno sucesor.
HABLEMOS DE BOTTASO
A tiempo que Bosio triunfaba en la defensa de la valla nacional, se destacaba en la defensa del viejo Quilmes un arquero ñato y rubio, con cara de checoeslovaco, pero de apellido italiano: Bottaso, En cierto match contra Racing, su valla fue sometida a un bombardeo extraordinario; llovieron tiros potentes a todos los ángulos y ese arquero ñato y rubio, agigantándose a la altura de nuestros más grandes arqueros, había dispuesto reservarse para sí todo el espectáculo del match y quitarle los dos puntos a Racing que tanta falta le hacían para sus aspiraciones a la conquista del campeonato. En una performance de excepción Bottaso logró el más rotundo de los éxitos y a raíz de ese desempeño nada común El Gráfico lo bautizó justicieramente con el mote que después se hizo popular: "Cortina metálica". No olvidó Racing aquella hazaña y un tiempo después requirió el concurso del arquero que le había hecho pasar un rato tan amargo y ya en las nuevas filas tuvo ocasión de lucir la gama de sus recursos que eran muchos. De condiciones distintas a Bosio, su fuerte era la colocación, golpe de vista y seguridad de manos y en varias ocasiones en que defendió la valla nacional lo hizo con éxito respondiendo al honor y confianza dispensados. Fue el arquero titular en el Campeonato del Mundo efectuado en 1930 en Montevideo.
DOS ARQUEROS DE TIGRE
Hacia el principio de la tercera época y ya entrado en ella, defendieron la valla de Tigre dos jugadores que llegaron a internacionales por sus positivos valores, ya que perteneciendo a un club modesto no podían ser sospechados de favoritismo.
Fueron ellos, Guillermo Magistretti y Hércules Orio. El primero, antecesor de Tesoriere y que luego actuó por Sportivo Palermo, y el segundo que más tarde defendió las vallas de Platense y San Lorenzo de Almagro. Aquél era un guardavalla de buena colocación, aplomo y seguridad de manos, que valido de esas cualidades se movía poco, y el segundo, del tipo de Isola y Bosio, era ágil y espectacular, tan excelente como cualquiera, pero que tenía el defecto de que, a veces, aflojaba de manos.
CABALLERO DEL DEPORTE
Independiente, después de Laforia y hasta Bello, no contó con arqueros de categoría internacional. A lo más tuvo guardavallas eficaces. Entre éstos, contó con Pedro lsusi, el Vasco, llamado así por su origen paterno, que se distinguió por sus dotes de deportista y una hazaña digna de recordación. La hazaña la cumplió cuando Independiente, campeón amateur de 1922, debió enfrentar al team de profesionales escoceses, primer británico de esa categoría que fue vencido por un team argentino de club. En ese match jugado en el field de River Plate en 1923, Isusi estuvo a la altura de nuestros magistrales arqueros, deteniendo shots a todos los ángulos con que los escoceses buscaron el primer goal que marcaron en un córner y después el del empate que no alcanzaron merced en gran parte a la descollante actuación del Vasco Isusi, que ese día no envidió a Tesoriere.
Para finalizar con los arqueros seré breve en la referencia de los restantes que cité al comienzo, todos ellos de condiciones muy estimables. Felipe Scarponi, de Gimnasia y Esgrima de La Plata, era sobrio, sereno, seguro, de indudable pasta internacional como lo demostró las veces en que actuó por los seleccionados. Igual puede decirse de los otros arqueros platenses, Emilio Fernández y Herrera, que aún sigue actuando y fue internacional en el profesionalismo. Caldano, segurísimo arquero, que actuó por Sportivo Barracas y San Lorenzo, Clelio Caucia, de Vélez Sárfield que repitió la hazaña de Muttoni, de ser un excelente guardavalla a pesar de su diminuta talla. Iríbarren, hermano de Juan Carlos, que tuvo su buen cuarto de hora. Alterio, ágil, seguro y de gran vista, conocido por Lon Chaney.
Ceresetto, de Huracán; Molteni, de San Isidro y Sportivo Palermo, Gualco, en sus comienzos., que ya mostraba su garra; Mapelli, de manos corno tenazas, y el impagable Muschietti, del viejo Estudiantes, el hombre sin nerviosos, llamado así por su imperturbable serenidad, que le permitía rechazar tiros de tres metros con un desparpajo e inmovilidad que fueron notas humorística,. Singularizar méritos y hazañas de todos éstos sería prolongar la nota acerca de tan brillantes arqueros.
CHANTECLER (1938)