A mediados de los 60, más precisamente en 1964, el fútbol argentino no vivía sus horas más felices. Tras una profunda crisis institucional, se efectuó una impensada reestructuración que, básicamente, dispuso abolir lo que se había aprobado tres años antes. Es decir, se eliminaron los descensos y el número de clubes en la Primera División aumentó considerablemente. Eso, sumado al gran nivel de desorganización con que se jugó el torneo y a la baja capacidad que tenían para ofrecer los equipos, hizo de aquella temporada una de las más olvidables de la era profesional.
 

 
Uno de los hechos futbolísticos más relevantes de aquel año había sido el arribo del uruguayo Roberto Matosas a River, a cambio de 33 millones de pesos, traspaso récord para la época. Sin embargo, el día que debutó en River, ante Chacarita, Matosas no la pasaría nada bien. ¿Por qué? Por el lateral que debía controlar, el derecho, se encontró con un pibe de apenas 17 años, un desconocido que había hecho su estreno en Primera División a principios de campeonato, proveniente de las divisiones inferiores del Funebrero. Según cuentas las crónicas, el joven puntero izquierdo, a pura velocidad y habilidad, “bailó” al uruguayo de la transferencia récord y, a partir de ese día, comenzó a afianzarse en el primer equipo de Chacarita. ¿Su nombre? Conrado Manuel Rabbito.
   
Con ese apellido tan particular, Conrado Rabbito fue un número ’11’ ágil y muy veloz, con una zurda para el deleite, que jugó en Chacarita durante cuatro temporadas (del 64 al 67), totalizando 86 partidos y 13 goles. Durante su estadía en el club compartió vestuario con varios nombres históricos del Funebrero, como Luis Félix Leeb, Rambert, Saldivia Méndez, Bertolotti e Iñigo, entre otros.

Luego de recalar en Deportivo Armenio y Talleres de Córdoba, en 1969 tuvo un breve paso por Racing. El equipo de Avellaneda conducido por Juan José Pizzuti había ganado hacía un par de temporadas la Copa Libertadores y la Intercontinental, y fue en busca de Rabbito para reforzar la ofensiva.

Por él, Racing desembolsó una importante suma de dinero más los pases de los jugadores Bargas, Frassoldati y Vilanoba, pero la apuesta no resultó exitosa, ya que el jugador no alcanzó a destacarse como en sus épocas con la camiseta de Chacarita y jugó sólo cinco partidos. No obstante, más de un hincha de los que ahora peinan canas todavía lo recuerda, principalmente, debido a su inolvidable apellido.

Ignacio Arias (2010)